Capítulo 2:

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VICENZO:

Una semana después de nuestra fiesta de aniversario, Arlette vuelve oficial e implícitamente al negocio organizando otro evento en el viejo sótano de lucha de Marcelo. La fiesta de diamantes no se ha vuelto a llevar a cabo desde la muerte de Carlo y la pérdida de la fortuna en joyas, mi esposa no ha sido capaz de localizar las piezas tras su muerte, por lo que durante estos años la pasarela de la moda de Venice ha tomado el papel como la muestra de poder anual de los Cavalli. Usualmente se lleva a cabo unos meses antes, a finales del año anterior para anunciar las novedades del siguiente, pero Arlette decidió hacer esta al momento en el que regresara a la mafia siciliana. Hay una recepción en unas cuantas carpas junto al descenso para acceder al sótano antes de que el desfile de por sí empiece. Arlette está encargándose de que todo marche bien abajo, por lo que por el momento es mi tarea ocuparme de nuestros invitados. También, junto con Kai, me hice cargo de la maldita seguridad. La Cosa Nostra sigue jodiendo en lo que se refiere a aceptarla entre sus filas, pero esta noche no trata exclusivamente sobre la mafia. Es sobre poder. Los italianos no son los únicos presentes. En realidad solo hay un pequeño grupo de nuestra gente aquí, los más influyentes. Hay hombres poderosos de otras ciudades y culturas, los cuales utilizan un traductor para comunicarse cuando me hablan en idiomas que no sean ruso, italiano o inglés.

Esto es diferente.

Nunca tantas personas peligrosas se han concentrado en un mismo punto para entretenerse a la luz pública, pero ella hizo que esto fuera posible. Debido a la exclusividad de sus desfiles, la cual mantuvo desde un principio, a la innovación de su empresa, puesto que no trata solamente de ropa de guerra, y a su técnica de cero publicidades, son los invitados quienes ruegan por una entrada. Son quiénes le hacen favores por estar aquí. Aunque todavía cuenta con las de su padre, Arlette está haciéndose con sus propias influencias. Eso solo me hace respetarla más de lo que ya lo hacía. Si no sonara cursi le diría que incluso estoy orgulloso de ella, pero sospecho que ya lo sabe, puesto que no me quejé cuando Gavin y ella me pusieron un maldito traje negro, el típico smoking de dos piezas con camisa blanca por debajo, de cuero y que deja mis tobillos expuestos. Es sorprendentemente cómodo, pero eso será algo que tampoco le admitiré.

─El príncipe Khalid ─susurra Flavio sosteniendo una copa llena de champagne a mi lado, removiendo su contenido mientras sus ojos viajan el sujeto que acaba de entrar a la carpa, tres mujeres felices y emocionadas, pañuelos cubriendo su cabeza y alianzas de oro macizo brillando en sus dedos, caminando tras él. Mi estómago se retuerce al pensar en lidiar con las responsabilidades de mantener a más de una esposa─. Vigésimo en la línea para heredar el mando de Dubái, pero en lo absoluto interesado en el legado de su familia. Renegó de ellos y se hizo con su propia fortuna en tecnología nuclear. ─Sus labios se curvan hacia arriba─. Su debilidad, sus mujeres. Le dio algo peligroso a mi hermana debido a que gracias a que una de ellas usaba un vestido de Venice, que ni siquiera sabía que era antibalas, no murió en un atentado en su contra. ─Flavio ríe mientras niega─. Y el idiota tuvo que darle algo aún más peligroso para que lo invitáramos esta noche. Cometió el error de insistir demasiado.

Ya que el adolescente junto a mí me ayudó con la disposición de los asientos, puesto que debíamos mantener bajas las posibilidades de una pelea, sabe más sobe la vida personal de los invitados que yo. Sé quiénes son, qué hacen y cómo protegerlos, lo esencial, pero Flavio, tomándose muy en serio la tarea, hizo un psicoanálisis de cada uno, por lo que tiene material para hacer películas de sus vidas dentro de su cabeza. Después de asentir en dirección a Khalid, cuya cosa especial le ayudé a Arlette a traer desde la frontera con Canadá hace unos tres meses, esto era algo que solo confiaba en mí para manejar, deslizo mi mirada hacia el resto de los invitados. El que estén aquí también tiene que ver con el hecho de que por una noche Chicago es la ciudad más segura para ellos en el mundo. Cada invitado cuenta con un grupo de escoltas, proporcionado por el desfile y entrenados por mí y por Luc, que los acompañará mientras estén en la ciudad para garantizar que la reputación de Venice y de sus pasarlas se mantenga. El Fiscal del Distrito se encuentra presente, por lo que también hay un operativo en cubierto dispuesto por los hombres del gobierno en la nómina de los Cavalli. Ben, el nuevo jefe de la policía, también está aquí con sus hijas y sus hombres están patrullando alrededor del hotel que tomamos por una noche para esto. Como si eso no fuera suficiente, puse francotiradores del nivel de Francesco en cada terraza de cada edificio alto de camino a él.

Vólkov © (Mafia Cavalli III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora