Capítulo 28: Cumpleaños de un travieso.

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-¿Verónica?- pregunto mi padre al verme llegar.

- Si- conteste sonriente.

- Creímos que no vendrías.- se incorporó mientras mi madre se sentaba a su lado.

- Tendría que estar loca para hacerlo- papa se rio. Me senté junto a él en la cama.

- Es una alegría que estés aquí ¿Cómo va todo por la gran manzana?

- Perfecto papa, el trabajo está bien, la bolsa estable y Obama sigue en el poder- ambos reímos.

- Tu hermana no dijo que vendrías.

- Era una sorpresa. – cuando acabe la frase, observe unos recibos sobre la mesilla de noche y me quede mirándolos hasta descubrir que eran cuentas sin pagar. Papa lo noto.

- no es nada- estiro la mano y los metió debajo de uno de sus libros.

- Papa, vamos ¿Qué sucede?- insistí con urgencia hasta que mi padre cedió y me explico lo que ya sabía.

- Puedo ayudarte con las cuentas papa, cuando regrese le enviare a Jess el dinero.

- Ni tu ni tu hermana tienen que preocuparse por cosas de este viejo.- se quejó.

- no es eso papa, somos tus hijas es nuestro deber.

-Gracias- suspiro cansado y se dejó caer sobre las almohadas.

- te quiero- lo abrace.

- yo igual hija, las amo- me estrecho con fuerza mientras la vista se me hacía vidriosa.

Esa misma noche, salí al porche de la casa y me senté en una mecedora mientras pensaba en todo, la propuesta, el trabajo, mi familia y finalmente termine pensando en Rogers.

Sacudí la cabeza y mire al cielo estrellado y respire hondo. Jess y Cris salían para sentarse a mi lado.

-Mira, te hará sentir mejor- mi hermana me ofrecía una taza con chocolate caliente.

-Gracias- trate de fingir normalidad- ¿estas emocionado pequeño?- me dirigí a Cris.

-¡Si! El abuelo me va a regalar el auto a control remoto que pedí.- mire a Jess quien se limito a asentir como diciendome "siguele el juego".

- Estupendo, así podrás molestar a mama con frecuencia- le di un guiño.

-¡eh! Aún sigo aquí- protesto mi hermana- no la escuches Cris.

- A ti te moleste siempre.- me reí.

- Creo que en eso consiste esto de la hermandad- nos reímos mientras que Cris se acomodaba en medio de ambas.

Así seguimos hasta que mama nos llamó para cenar.

Me fui a la cama, entre a mi cuarto y me acomode, aun seguían allí algunas de mis cosas, seguí pensando hasta que finalmente tome una decisión. Sin embargo, aun tenía tiempo para meditarlo mejor, así que sin problema me quede dormida.

A la mañana siguiente los brincos de Cris me despertaron.

-¡Levántate Tía Veth! ¡Ya es hoy!

Entre bostezos Cris consiguió sacarme de la cama. Aunque la alegría no duro mucho, pues su madre lo llevaría al pueblo, a la peluquería a que le cortaran el cabello, mientras yo me quedaba organizando todo en casa.

Finalmente la decoración y el pastel estuvieron listos para cuando Cris llego junto con los invitados, al ver todo el niño abrió los ojos por el asombro.

Jugo con los demás niños y comió dulces y pastel hasta que le dolió el estómago, a pesar de eso estaba feliz, jugo con sus regalos y así se me fue el día: un ir y venir de platos, bandejas y copas para los invitados.

Allí los días pasaron rápidos y no pude hacer gran cosa, en el momento menos pensado era hora de regresar.

La despedida fue efusiva, papa, mama Jess y yo no decíamos nada mientras daban las noticias de medio día, luego vinieron los abrazos y algunas lágrimas, me despedí de Cris prometiéndole volver pronto y mi hermana me llevo a la central de autobuses, en donde hice el mismo recorrido de mi llegada hasta terminar en el aeropuerto de Manhattan.

Ya tenía todo calculado y planeado, nada podía salir mal, mañana sería un día decisivo, así que me fui directo a casa para terminar de pensarme bien las cosas.

Código York . (Capitán américa )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora