Capítulo 13: Palabras Frustradas.

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Mire nuevamente a Sam esperando una respuesta, él por su parte al ver la tensión en mi mirada dijo:

-No quería besarte. Fue un error.

Sorprendida por la respuesta inicie un interrogatorio tipo FBI.

-¿Por qué no? ¿Acaso beso tan mal?- pregunte cruzándome de brazos. Sam no sabía hablar con delicadeza ¿a qué mujer le gustaría que le dijeran eso?, me cuestione frunciendo el ceño.

Él negó con la cabeza.

-¿Entonces?

- No quiero un tipo de relación así.- Ahora sí que estaba peor de confundida.

- No te entiendo.

- Veth- inicio- eres una chica hermosa y de veras que hemos congeniado en muy poco tiempo- asentí, después de todo era cierto- pero no quiero una relación seria aún, ni una relación pasajera.

- Te entiendo, ni yo - sonreí- ¿nada de besos? ¿A eso te refieres?- pregunte relajando mi expresión.

El asintió y agacho la cabeza como si estuviera apenado.

-Sam- dije suavemente- ninguno sabe que sucedió hoy, así que lo mejor es ser pacientes y esperar un poco-anuncie con alivio.

- Estoy de acuerdo. - Admitió él- volvamos a empezar.

Así en pocas palabras decidí dar punto final a la conversación, estaba muy incómoda, nunca pensé tener una conversación de este tipo con él, nunca habíamos hablado de un "relación" y me parecía un poco rápido para haberlo hecho, además como él me había dicho hace un rato, yo me preguntaba si realmente quería besarle.

- Vale, ¿quieres té?- pregunte ya bastante incomoda por el tema anterior.

- que sutil eres para cambiar de tema- se río, una risa tosca y seca, carente de emoción.

- Hablo en serio, compre té.- respondí haciendo como si nada.

- una taza estaría bien.- admitió finalmente.

Me dirigí a la cocina donde puse a calentar el agua para el té, desde allí escuche a Sam.

-Cuéntame ¿qué sucedió esta tarde?

- mi padre está enfermo.

- ¿es grave?- esta vez su voz se escuchó más cerca de mí.

- no, hubo pérdidas en casa, perdidas monetarias y necesito dinero- solté de una vez.

- Sabes que puedo ayudarte.-esta vez su voz sonó amable y comprensiva, como sonaba siempre. Me relaje.

- No podría aceptarlo Sam, pero lo agradezco mucho- dije subiéndome en un banco para alcanzar las bolsitas de té en la alacena.- Tú usas tu dinero para invertirlo en otras cosas- le recordé haciendo énfasis en las últimas palabras.

- Pero no dudes avisarme si lo necesitas- insistió él.

-Gracias.- baje y le pase su bolsita de té.

El resto del día estuvimos juntos charlando sobre todo un poco y el tema quedo en el olvido, -"gracias al cielo"- pensé con alivio.

Tres horas más tarde Sam se levantó del sofá y llevo los trastos a la cocina donde inicio a lavar. Le seguí y me senté en una sillita cerca de él.

-Cuidado con mi vajilla- le advertí cruzándome de piernas.

- una vida de practica me ha hecho un profesional- dijo encogiéndose de hombros sin retirar la vista del fregadero.

- Sobre esta tarde...-hice una pausa y me mordí la lengua no sabía si era prudente continuar- Lo siento.

- No te disculpes, fue mi culpa, no sé qué me pasó.- su voz sonó suave entre el gotear del agua.

No dije nada y me encogí en mi silla.

-Como tu dijiste, démosle tiempo al tiempo- dijo cerrando el grifo y sacudiendo las manos mojadas.

-Vale- le seguí con la mirada hasta que salió de la cocina. Me puse de pie.

- ¿Ya te vas?- pregunte al ver que se ponía el abrigo.

- Sí ¿quieres que me quede?- pregunto mirándome con burla.

- ¡oh no doctor Hauman!- dije divertida- puede marcharse.

-Adiós Veth, descansa- se acercó y le abrace con fuerza.

Le vi dirigirse a la puerta, cuando esta se cerró tras él, di un largo suspiro. No entendía que diablos había sucedido esa tarde.

Subí las escaleras y entre a mi habitación, mientras buscaba a tientas el interruptor vi un destello en la oscuridad: Me había llegado un mensaje.

Abandonando la idea de encender la luz corrí a leer el mensaje quizás sería mi jefe dando respuesta a mi petición. Ansiosa abrí el mensaje y efectivamente era del señor Roth, mi corazón latía con fuerza. Leí el mensaje:

"Buenas tardes apreciada señorita Mcgouth,

Lamento informarle que su solicitud fue denegada, un aumento de sueldo en este momento no es posible, si tienes dudas, búsqueme en mi oficina.

Atte.: Theodore Roth y Departamento administrativo del diario El Informante."

Desilusionada apreté los dedos contra la pantalla con tanta fuerza que, creí que podría romperla, entendía las condiciones del señor Roth, pues la decisión no recaía solo en él, pues en el mensaje se leía al final "departamento administrativo" y claramente no podía pedir un aumento por que sí, estaba desesperada ¿Cómo podría ayudar a mi padre?

Respire profundo, prácticamente tome bocanadas de aire, era como si la frustración fuera una carga enorme que estaba a minutos de aplastarme. Sentí ganas de llorar, sin embargo, trate de tranquilizarme buscando otra salida. Cuándo retome la compostura y fui directo al baño para enjuagarme la cara.

En pocas palabras: necesitaba el dinero y rápido.

Me tire en la cama y conecte los audífonos al reproductor, la música actuó como un calmante, llenando mis oídos y despejando mi mente.

"Mañana será un nuevo día"- pensé con optimismo cuando, con el pijama puesto me metí en la cama.

Tuve una noche terrible me despertaba constantemente y cuando lograba dormir, un montón de pesadillas me embargaba, recuerdo una en particular:

Estaba en la granja de mis padres y junto a mí se encontraba Jess, pero esta tenía un aspecto de ser 20 años más joven, estábamos jugando con Cris en el prado y en un pestaño note el aire denso, asfixiante. Cuando alce la vista observe un enorme pedazo de metal sobre un cielo de un rojizo escarlata, simulaba ser una aeronave de una sola hélice, con un pestañeo note como esta iniciaba a desplomarse sobre nosotros, intente gritar para avisarle a Jess que corriera, pero las palabras no me salían y en lugar de eso solo podía escuchar un silbido agudo cercano a mi hermana: la hélice, aun girando, iba a caerle encima, cuando corrí hacia ella, desperté.

Me levante de golpe y empapada en un sudor frio que hacía que la camiseta se pegara a mi espalda al igual que algunos mechones de pelo, respire hondo y mire a mi alrededor, el color escarlata del cielo se había disipado al igual que todo lo demás, me lleve una mano a la cabeza y suspire, odiaba los lunes y la idea de iniciarlos con el pie izquierdo me ponía los nervios de punta.

Código York . (Capitán américa )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora