Capítulo 56: Acertijos

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Los minutos de soledad no duraron mucho, me aleje dos cuadras de casa y termine perdida en medio del tráfico matutino, la jaqueca era cada vez más frecuente y el ruido de las calles de Manhattan incrementaban el retumbar de mi cabeza, seguí con mi destino hasta que el dolor se hizo tan fuerte que tuve que regresar a casa.

-Buenos días- dijo Steve poniéndose el jersey.

-Hola- dije quitándome el abrigo- creí que hoy harías tú el desayuno.

-Cuando desperté no estabas así que supuse que lo traerías tú.

-Que gracioso- rodé los ojos- no estoy de humor- dije llevándome la mano a la cien.

-¿Estas bien?- preguntó dándose la vuelta y fijándose en mi aspecto, se acercó a mí- estas pálida.

-Es una simple jaqueca- me tumbe en el sillón y cerré los ojos.- ¿Podrías pasarme una píldora?

Él sólo asintió y se dedicó a buscar las píldoras entre los cajones de la mesilla de noche. Cuando las encontró se volvió hacia mí, me tome un par de cápsulas y me quede allí tumbada. Sonreí al ver que Steve se resignaba y se dirigía hacia la cocina, después de todo, estar enferma tenía una ventaja.

Después del desayuno, resolvimos que lo mejor sería que fuera a S.H.I.E.L.D pues Steve insistía en que mi jaqueca no era normal, trate de disuadirlo de la idea y que nos quedáramos en casa pero no me hizo caso así que a medio día me llevo al laboratorio de Tony y Banner.

Cuando llegamos no había nadie por allí, por lo que resolvimos esperar a Tony.

-Deberías dejar de ser paranoico- dije abrazándole por la espalda.

-¿Paranoico?- preguntó alzando una ceja.

-No hagas eso- dije con una sonrisa boba.

-¿Qué? ¿Esto?- imitó el gesto anterior.

-Sí, ese- me acerque y le di un beso. Nos quedamos abrazados hasta que escuche una voz a nuestras espaldas.

- Par de tortolitos- se burló Stark entrando en la sala con una manzana en la mano.

Me separe de Steve y miré a Tony resentida por lo del día anterior, simplemente guarde silencio y Steve inicio a contarle todo sobre mí, la jaqueca y por alguna extraña razón lo del espejo del baño.

Tony observaba a Rogers y de vez en cuando me dirigía una mirada rigurosa y estudiosa, como si meditara qué podría ser la causa de mi enfermedad, sin embargo, cuando Steve hubo terminado su historia hasta los hechos más recientes, Tony frunció el ceño, se acercó a mí y posó una mano sobre mi frente.

-No, no tienes fiebre- resoplé.

-No he venido a verte por que tenga o no fiebre- repliqué con un tono de angustia en la voz, la mirada examinadora de ambos hombres sobre mí no lograba más que incomodarme.

-¿No sabes ser paciente?- preguntó Tony, irónico, sin duda para alivianar el ambiente.

-Al parecer no- respondió Steve con una sonrisilla, rodé los ojos, sin evitar sonreír.

-Cómo sea, parece que tenemos algo pendiente Mcgouth- sin saber el porqué, la voz de Tony me sobresalto.

-¿A qué te refieres?- dije mirándolo fijamente.

-Steve- Stark tenía la mirada clavada en él- ¿te importaría?- con un gesto amable señalo la puerta.

-Te espero afuera- la voz de Steve era suave, casi que melódica, respire con dificultad. La situación hizo que me pusiera tensa, a partir de todo lo que había sucedido, cualquier cosa era posible.

Código York . (Capitán américa )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora