Capítulo 8: Un café.

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Estaba un tanto entretenida con el móvil que no note lo que pasaba a mí alrededor, Zac se me acerco y me pregunto:

-¿Qué sucede contigo? Deberías estar contenta.

- Supongo que sí. – dije encogiéndome de hombros, con la mirada aun fija en la pantalla.

- Bueno, hoy necesito que hagas algo por mi.- dijo apoyándose sobre el escritorio.

- ¿En qué puedo ayudarte?- dije levantando la mirada.

- Con los chicos vamos a ir al cine y ya había quedado con Lucy.

- No te entiendo Zac- baje el teléfono poniéndolo sobre la mesa y me levante- ¿quieres que sea tu cuartada?

- No, quiero que entretengas a Lucy.

- No.- cruce los brazos delante del pecho.

- ¿Por qué?- exclamó el.

- porque no es justo con ella.- sentí la mirada exasperada de Zac sobre mí.

- Vamos- inicio-  recuerda la última vez que Max planeo una cita a ciegas para ti. – “El chantaje verbal”, pensé mientras abría los ojos. Era verdad las citas a ciegas de Max eran un fiasco por eso siempre trataba de zafarme de la situación y Zac era mi cuartada.

- No puedo creer que uses eso para hacerme ceder- le recrimine.

- lo importante es que funcione- dijo el con picardía.

- Bien, lo hare solo por esta vez.

- Okay, adiós. Te debo una.- se despidió agitando una mano por encima de los muritos de mi cubículo.

-  Disfruta la película- agite mi mano respondiendo al gesto.

La mayoría del día fue un montón de “no hacer nada”, pues ya todos los artículos a mi cargo habían sido publicados y no se me había sido asignado ningún otro reportaje.

Así que a la salida como acordamos Zac y yo, fui a buscar a Lucy, llevaba una chaqueta de cuero con un saco a rayas de capucha con botines de tacón, cuando la encontré estaba cerrando la cremallera de su chaqueta.

-¡Lucy!- llame.

Vi como mi amiga se giraba desubicada buscando a quien la había llamado.

-Por aquí- sacudí la mano.

- Veht ¿Qué sucede?- pregunto acercándose.

- Nada, solo que hace frio y quería ir a tomar un café y ninguno de los chicos quiere acompañarme.

-ya. Pero yo debo irme, Zac pasara por mí a las diez.

- Vamos, eres mi amiga- hice pucheros, mentir sí que no era lo mío.

- Bueno pero solo un rato. –accedió y la lleve casi a rastras hasta el café más cercano.

Entramos y nos pusimos a hablar, le conté sobre lo sucedido con mi artículo, sobre Sam y todo lo demás en el día.

-¡Que raro! – Exclamo- pero lo importante es que con eso saliste bien librada.

- sí, pero yo no me lo tomaría tan a la ligera- dije seria.

- Vamos, relájate- dijo restándole importancia- quizás fue solo un malentendido, como dijo tu hermana.

- No lo sé, no me parece convincente. – dije revolviendo el azúcar con una cuchara.

- Tu tranquila, solo queda esperar- hiso un pausa- bueno, cuéntame ¿Qué paso con el guapo de anoche?- dijo cambiando radicalmente el tema.

- ¿Sam?- al ver que ella asentía sonreí pícaramente, olvidándome del tema anterior- es buen chico. – dije con despreocupación.

Código York . (Capitán américa )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora