Capítulo 10: Fuera de rutina.

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A la mañana siguiente me levante a las ocho para salir a correr por el Central Park, yo no era amante del deporte, pero era saludable hacerlo de vez en cuando.

Me puse una camiseta gris, una licra, tenis purpuras, un buzo, mis audífonos y salí a las calles.

Trote durante diez minutos cuando pare en un pequeño puesto donde vi que había mucha gente comprando agua, a decir verdad, yo también moría de sed hacía mucho calor y no llevaba nada así que me acerque al puesto y compre una botella.

Seguí corriendo cuando sentí que una persona pasó corriendo a mi lado y me rozo el hombro, cuando me rebaso noté que lo conocía, era Steve.

-¿Hola?- dije frenándome- en mis tiempos se saludaba. - dije con sarcasmo.

- Y en los míos- dijo parando y dándose la vuelta.- Hola Verónica- me quite los audífonos, al escuchar como pronunciaba mi nombre me quede muda. - ¿te encuentras bien?

-¿Qué?- dije sorprendida- ah, sí claro. Necesitaba tomar un poco de aire, ya sabes.

- te ves algo cansada- siguió él.

- No acostumbro hacer esto.- dije a la defensiva.

- Ya entiendo, no seas floja- se río.

- No lo soy- replique- es solo que el trabajo me cansa.

- Deberías relajarte un poco y salir de tu rutina, te sienta bien, pues hoy te ves mucho mejor que en el metro, a decir verdad- dijo estudiándome con la mirada.

Respire hondo, no sabía si era un cumplido o una burla y respondí.

-Todos tenemos días difíciles ¿no?

- Si es verdad- dijo apoyando las manos sobre las caderas y mirando el paisaje- Bueno seguiré trotando si no te importa... o a menos que quieras correr conmigo.

- ¿Estas invitándome a correr contigo?

Tal vez, sólo si puedes seguirme el paso, claro- respondió el con burla y salió a la carrera.

Tome impulso y trate de darle alcance, sin embargo, él era demasiado rápido para mí y mis piernas me obligaron a detenerme. Tome un buen trago de agua y descanse al pie de un árbol, exhausta y cuando Steve volvió se sentó junto a mí.

-Lo siento, ¿iba muy rápido?- pregunto estirándose.

- Si, demasiado, diría yo.- dije lanzándole una mirada aguda.

- Perdón, debes de estar agotada, vamos te invito a tomar algo.

- Gracias.- dije con una cálida sonrisa a la cual él respondió.

Al final decidimos ir por un helado, yo pedí uno de vainilla, mi sabor favorito, él por su parte no pidió nada.

-¿Vainilla?- dijo alzando una ceja.

- Sí, me encanta. Oye la otra noche desapareciste.

- sí, tenía prisa.

- al menos me hubieras dado tu número.

- No te ofendas pero eres una completa desconocida- se río y yo me encogí de hombros- además no tengo teléfono.

-¿Qué?- dije completamente sorprendida- ¿Sabes que estamos en el siglo XXI? - dije con ironía.

- Sí. - dijo serio como si analizara el significado de su respuesta.

-¿Entonces?- insistí.

Como única respuesta vi que agacho la cabeza y con una sonrisa se encogió de hombros, se veía bastante tierno y adorable. No pude evitar mirarle conmovida.

-Te voy a regalar un teléfono- ambos reímos- hablo en serio.

Seguimos caminando por el parque y aunque no logramos charlar mucho, me sentía cómoda a su lado, mi teléfono volvió a sonar al igual que en nuestro último encuentro, esta vez rechace la llamada.

-Creo que deberías salir a trotar más a menudo- dijo él.

- Por mi todos los días, si tú vas hacer lo mismo, claro- las palabras salieron por si solas pero la verdad era esa ¿a quién no le gustaría salir a trotar con un tipo así?

La mirada acusadora que me lanzo Steve me hiso lanzar una carcajada.

-A veces pienso en voz alta, en esas situaciones es mejor que no me hagas caso.- me miro a los ojos y sin saber por qué, un escalofrío me recorrió la espalda. Noté que tenía unos ojos bellísimos.

- Okay... Haré de cuenta como si no hubieses hablado.

- ¡eh! - dije dándole un pequeño empujón.

Mi móvil volvió a sonar y mire la pantalla, era Lucy y mire la hora, eran las doce. Se me había pasado el tiempo y no recordaba que habíamos quedado Lucy y yo para almorzar.

-¿Steve?

-¿si?

- Debo irme, tengo una reunión y voy tarde.

- De acuerdo, adiós señorita...

- Mcgouht, creo que ya te lo había dicho.

Él negó con la cabeza.

-Fue un gusto verla otra vez- dijo extendiéndome la mano con galantería.

- Igualmente señorito... ¿mmm?- dije pensando en su apellido.

- Rogers- dijo el cómo adivinando mis pensamientos.

- ¿Nos veremos otro día?- pregunte yo.

- Por supuesto, vendré a correr aquí cada fin de semana.

- No puedo esperar- dije mientras estrechamos nuestras manos a forma de despedida

- Ni yo- sonrió y dio media vuelta y lo vi alejarse mientras yo me iba en dirección contraria.

Llegue a casa y me di una larga ducha, estaba muy cansada.

Cuando salí me arregle con un jean, unas botas de amarar un poco más arriba del tobillo, y una camiseta con un estampado, deje mi pelo en una coleta y salí a mi encuentro con Lucy.

Código York . (Capitán américa )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora