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La noche había cubierto Konoha por completo, el silencio era perturbador para aquellos que no deseaban dormir para no adentrarse en un mundo en el que estaban totalmente vulnerables por qué casa vez que las luces se apagan y quedas en completa oscuridad, no puedes ver qué está ahí en una esquina, mirándote atravez de la ventana o moviéndose esperando a que cierres tus ojos para arrastrarte junto a él para que lo acompañes a ver y recordar cada miedo que acecha la vida de cada ser humano.

– ___ ¿Por qué no quieres venir conmigo?

– Estás demente. –

¿Eres capaz de amarte a ti y a tus sombras? Aquellas sombras que te recuerdan la herida del pasado, las que te abrazan en las noches y susurran en tus oídos, sintiendo cada inmundo movimiento rozando tus orejas, implorando tu atención.

– Quiereme, ____. Quiérete ___. –

Aquellas sombras que te paralizan del miedo, que provoca que tu cabello se erice lentamente mientras acaricia tu cuerpo con sus frías manos.

– ¿Tu puedes amarme? –

– No lo sé... –

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El sol apareció en el azul cielo y con el los bostezos de Shinobis quienes se iban de misiones o llegaban de estás, mientras que los Gennin se encaminaban para entrenar para el examen final que sería en pocos días, lo único que se oía eran las voces de los niños llegando al límite cayendo agotados a los pies de sus senseis, excepto Shikamaru, él solo dormía mientras Choji e Ino luchaban bajo la atenta mirada de Asuma sensei.

– Ahora lo que practicamos, Ino. – dijo mientas soltaba el humo de su cigarrillo.

– ¡Si, Sensei! – se preparó – Kyaa -salto a Choji pero este expandió su brazo golpeándola y mandandola a volar.

– Tanto entrenamiento me dió hambre – comenzó a caminar – Adiós, Asuma Sensei.

– ¿Y los demás? – despertó él.

– Choji se fue a comer y yo debo buscar el cuerpo inconsciente de Ino por allá – suspiro.

– Quisiera poder dormir tranquilo.

– Debes entrenar, Shikamaru o esa niña con la que siempre estas te vencerá en un parpadeo. – advirtió.

– Que aburrido, además ¿Por qué solo me enfrento con niñas? –

– No lo sé, tu solo entrena. – ordenó y este asintió suspirando.

– Que problemático es esto, ya quiero que acabe – se paró en la rama.

– Shikamaru cuida... – no pudo terminar de advertirle por qué ya lo habían tirado de la rama.

– Mi espalda – gruño tirado en el suelo.

– Lou hoy te mueres – dijo una voz que Shikamaru reconocería a kilómetros –

– ¿Antes de asesinar a alguien, puedes bajarte de mi alumno? – comenzó a reír Asuma.

– ¿Era una persona? – se movió lentamente por el dolor. – ¡Shikamaru! – sonrió al verlo.

– Hola ___ – dijo mientras sobaba su espalda

El castaño presento a su amiga haciendo sonreír a Asuma quien luego de unos minutos de formalidades comenzó a contar anécdotas de Shikamaru para avergonzarlo frente a su amiga quien sonreía gustosa de oírlo hablar mientras que el Nara solo quería huir de ahí... Para la fortuna del chico apareció la Sensei de ___ para llevársela y regañarla por el hecho de haber huido del entrenamiento sabiendo que aún le falta para llegar a ser la Kunoichi que quisiera ser.
La noche llegó junto a un agotado Shikamaru de tanto entrenar, caminaba solo por las calles de Konoha mirando con desinterés el camino sabiendo que cuando llegara a casa su madre lo regañaria por estar tan desarreglado y volver tan tarde pero para su fortuna ___ lo acompaño a casa haciendo el camino más llevadero por las tontas anécdotas de la castaña.

– Gracias por acompañarme – dijo él abriendo la puerta.

– Tranquilo, las mamás me aman – sonrió con superioridad.

– ¡Shikamaru! ¿Por qué llegas a esta hora? – comenzó a gritar la mujer tomando la oreja de su hijo – y mírate todo sucio ¡Ve a ducharte! – ordenó

– Mamá, mi amiga está aquí – dijo con un poco de dolor por el tirón de oreja.

– ¿Amiga? – volteo rápido – Tu también mira lo desarreglada que estás – camino a la niña haciéndola temblar.

– Lo siento, señora Nara – dijo temblando la pequeña. – creo que me deje llevar por el entrenamiento. – sonrió nerviosa.

– Si no fueras tan adorable te golpearía también – apretó las mejillas de la niña – ve a ducharte también, te daré alguna blusa mía hasta que se seque tu ropa.

– Mamá por favor – cubrió su rostro Shikamaru.

– Pero yo ya me dirigía hacía las aguas termales.

Luego de unos minutos hablando con la pared ___ accedió a ducharse y cenar en el hogar Nara, según ella para no ser grosera pero la realidad era que la señora la había asustado demasiado y temía decirle que no una vez más o la golpearía de verdad, la cena fue interesante por qué pudo ver a Shikamaru en otro ambiente uno más íntimo, vio a un Shikamaru asustado y también lo relajado que era cuando no corría por la casa para huir de los golpes de su madre mientras su padre dormía en el sofá.

– Tu mamá es adorable – sonrió la castaña moviendo una pieza de shogi.

– ¿Adorable? – alzo una ceja analizando la jugada – Yo diría temible y desquiciada. – movió su pieza.

– Tal vez lo veas así pero a mí me gusta este ambiente hogareño, además, mi madre era igual según mi padre.

– ¿Era? – la miro moviendo su pieza.

– Ella murió cuando nací – dijo la castaña bebiendo su agua.

¿Cuando exactamente se volvieron tan íntimos? ¿Cuando comenzaron a contarse todo? Era un misterio que le había perturbado a Shikamaru pero de algún modo lo hacía sentir un poco especial por ganar a alguien tan buena y poder llamarla amiga.

Alone • Shikamaru Nara x tu • Donde viven las historias. Descúbrelo ahora