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Las horas pasaban, tu rostro no mostraba expresión alguna solo transmitía un poco de tranquilidad, tus mejillas rosadas, tus largas pestañas, tus lunares y tu piel pálida ocasionada por el golpe el cual se mezclo con el efecto del veneno por lo que decidieron dejarte en la enfermería, yo me quedé a tu lado jugando un poco de shogi o simplemente durmiendo en la cama de al lado, solo salía cuando llegaba tu sensei o los médicos... me asustaba el echo de que no despertabas y nos ponías nerviosos a todos.
Camine mirando las puertas con pereza, que chica tan problemática se hubiera rendido y así yo no estaría aquí preocupado como una madre, vagaba inmerso en mis pensamientos, bostezando con mis manos en la silla mientras oía la voz chillona de la enfermera, era un fastidio oírlo cada vez que llegaba.

– __, tienes visita –

Me adentre en el cuarto dejando la silla a un lado de tu cadáver sentándome acomodando mi shogi sobre la cama y así poder cuidarte cómodamente,  el silencio era aburrido lo único que podía oír era tu respiración y el movimiento de las piezas.

– Si muevo la torre aquí... – tome la pieza – puedo llegar al rey con más facilidad – pensé

– Eres muy ruidoso – me asusté al verte detrás de mi –

– ¿Que te pasa? – me caí de la silla

– ¿Que te pasa a ti? – te subiste nuevamente a la cama.

– Problemática me hiciste perder el turno – bufé molesto

– ¿Contra quién juegas? –

– Contra mi – dije obvio

Tu risa, al fin podía oírla luego de dos días, junto a tu mirada burlona y tú sonrisa tonta, al fin podía sentirme normal pasando el tiempo con mi amiga, suspiré moviendo el juego dejándolo sobre tus piernas ganándome una mirada incrédula.

– Felicidades – acomode las piezas – Pasaste a la final – moví una.

– Gracias pero no sé por qué me duele tanto el cuello – moviste una pieza.

– Ese fue Kakashi Hatake, ahora que recuerdo dijo que tus habilidades eran bastante raras y que se escondería por si querías vengarte de él por el golpe. – moví otra

Sonreías de una manera boba mientras hacías jugadas tontas solo para no dejarme jugar solo y enloquecer, desde que llegaste te burlabas de mi falta de vida social pero aunque lo negaras eras igual, se notaba en tu rostro cuando te sentabas en los árboles a mirar el atardecer tu sola con el sonido del viento sin ningún otro ruido.
Cuando saliste del hospital nos alejamos por tus entrenamientos, tu ausencia se sentía natural como si nunca hubieras aparecido pero cuando tu voz llegaba a mis oídos ahí aparecía nuevamente ese sentimiento de vacío que me carcomía cuando pensaba en el día que te irías.
Solía caminar por la aldea para encontrar un lugar en donde poder dormir sin que nadie me molestará y lo encontré cuando te vi sentada bajo un cerezo acariciando a  Pakkun con los ojos cerrados dando largos suspiros llenos de cansancio pero muy pacíficos.

– Así que aquí es tu lugar – me senté a tu lado.

– Hola Shikamaru – abriste lentamente tus ojos.

– ¿C-como encontraste este lugar? – mire a otro lado sonrojado.

– Él me guió hasta aquí – apuntaste al perro dormido en tus muslos.

– ¿Cómo es que Kakashi te lo dejo encargado? –

– Me lo debía por el golpe que me dió – reíste – ¿Y tú qué haces aquí?

– Solo pensaba y llegué aquí –

– ¿En qué pensabas? –

– En el futuro – me recosté – ¿Quien seré? – te mire – quiero ser un ninja normal casarme con una chica normal, tener dos hijos normales – pensé – una niña y un niño.

Tu sonrisa llena de ternura me hizo caer en cuenta de las cosas que dije haciéndome sentir calor en mis mejillas de a poco me daba cuenta de la confianza que tenía en ti, de cómo me afectaban tus acciones, de lo bonita que era tu mirada bajo la tenue luz del atardecer y también de lo suaves que se veían tus labios con ese leve brillo, era irritante pensar en esas cosas... Tenía solo 14 años y estaba pensando en tonterías de las cuales no tendría que preocuparme en vez de pensar en qué dentro de una semana sería el examen final y con ello nuestra despedida.

– ¿Sabes algo, Shikamaru? También estuve pensando en eso cuando estuve dormida al borde de la muerte, tambien quiero algo normal, casarme y tener un hijo, tal vez llamarlo Shikamaru en honor a mi gran amigo o...

– O Shikadai –

– Shikadai Qih... me gusta – sonreíste.

Aquel día me la pasé en tus brazos hablando de lo que haríamos en el futuro, en quien nos convertiríamos, lo único que sabíamos era que no sabíamos nada pero queríamos todo yo imaginaba tener una vida normal mientras que tú solo te imaginabas morir salvando tu aldea, eras una chica admirable por donde sea que te miren, me gustaba estar contigo acostados con mi cabeza sobre tus muslos mientras tus manos acariciaban mi cabello escuchando mis tonterías con atención me sentía afortunado de tenerte en mi vida pero tristemente pronto acabaría y no lo podíamos evitar.

– Shikamaru –

– Mmh?

– Creo que Konoha sería un gran lugar para mí yo futura ¿Que dices? –

– Que estoy de acuerdo contigo, fastidiosa. – golpee tu nariz sonriendo. – ___

– ¿Que?

– Me gusta pasar tiempo contigo.

– A mi también me gusta pasar tiempo contigo, Bakamaru – reíste suavemente.

Alone • Shikamaru Nara x tu • Donde viven las historias. Descúbrelo ahora