[Capitulo 21]

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Edmond.

Ni siquiera le he dado tiempo de responderme, tengo miedo de su respuesta y mi lado impulsivo decidió actuar por mi.

Siento una de sus manos subir hasta mi nuca y comenzar a enredarse en mi cabello, mientras que con la otra empuña mi camisa a la altura de mi pecho. Sus labios son tan suaves como lo imaginaba y su cálido aliento me recibe mezclandose con el mío. Al principio el beso es suave, lento e incluso algo inexperto.

Lana se separa un momento de mi y me observa confundida por toda la situación, estamos tan cerca que puedo escuchar su respiración entrecortada. Vuelvo a acercarme a ella sin preguntar y la acorraló contra una de las paredes del baño con decisión. Presiono más su cuerpo contra el mío mientras una de mis manos se detiene en la pared justo a la altura de su cabeza y con la otra clavo mi dedos en su cintura.

Un jadeo inesperado escapa de sus labios por la nueva sensación que he causado en ella, mientras que yo no pierdo tiempo y me abro paso en su boca nuevamente, invadiendola con mi lengua en busca de más contacto y encontrando la suya lista para recibirme, es un encuentro explosivamente arrasador y voraz.

Siento su cuerpo caliente contra el mío y no se esfuerza en ocultar que lo está disfrutando al igual que yo.

La devoro sin contemplación, sintiendo como responde a mi contacto, que no es delicado en lo más mínimo. Gemidos bajos escapan de sus labios cuando dejó un rastro de besos húmedos en su cuello y regreso a sus labios para así morder el inferior y tirar un poco de él arrastrándola a perder la cordura.

No la besé con romanticismo, ni mucho menos con delicadeza, la besé con urgencia, para que entienda cuanto la he extrañado. 

Se separa de mi con su respiración agitada en busca de aire y yo vuelvo  a besar su cuello, inhalando su perfume y dejado un atentado de besos contra su piel caliente.

Besa malditamente bien, ahora lo sé y no me deja la menor duda.

Sus labios son cálidos y dulces a la vez y son mi puta perdición.

La mantengo sujeta por su cintura, mientras que recuesto mi cabeza sobre la suya por la diferencia de altura. En este instante no existe el espacio personal entre nosotros, ya que está absolutamente pegada a mi cuerpo, con su cabeza recostada contra mi pecho y siento su respiración errática y estoy seguro que puede escuchar los latidos desbocados de mi corazón en mi pecho.

Ninguno de los dos dice nada durante unos minutos, lo único que se escucha es la música afuera y nuestras respiraciones que comienzan a regularizarse.

De un momento a otro se separa de mi cuerpo de forma brusca y me mira fijamente con enojo y altivez.

—No debería de estar aquí contigo.— Suelta de repente y la observo confundido frunciendo el ceño.

De todas las reacciones que esperé que tuviera, está no estaba en la lista.

Sus palabras fueron duras, pero sinceras. Ella ha venido con alguien más y es un golpe bajo para mí.

Jordan Wagner es un genuino rompecorazones y un imbécil, puedo asegurar que ni siquiera se ha dado cuenta que su cita no está con él y se encuentra aquí conmigo.

No puedo evitar darle una sonrisa torcida y una risa baja se escapa de mis labios.

—¿No?— Digo con ironía, para luego rozar con mi dedo pulgar de manera fugaz por su labio inferior, extrañando su contacto. Lana no se aparta, pero no deja de verme con desafío, así que concluyo.—No veo que te incomode el hecho de que te tengo pegada a mi cuerpo y éstas a oscuras conmigo.— Le indico y observo la unión de nuestros cuerpos.

Te Reto.[En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora