Capítulo 27

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Edmond.

La madre de Lana se encuentra observándome con total atención, tiene su mano estrechada hacia mi, y yo no tarde en estrechar también la mía y demostrar la seguridad que no siento en lo absoluto.

Me tomó por sorpresa encontrarlos aquí y recordé rápidamente mis palabras de unos segundos atrás.

Mierda.

Abrí mi boca y la cerré rápidamente.

¿Como decirle a esta mujer, que lo que acabo de decir de su hija encerrada en un baño conmigo es mentira?

Joder si, es mentira. Pero ojalá fuera verdad.

Alejé todo tipo de pensamientos de mi cabeza y fingí demencia y me presenté.

—Si soy Edmond Jones.

Le sonreí a la mujer que está parada frente a mi, me sonrió de vuelta y noté el parecido que tiene con su hija.

Lana se encuentra observando la escena con timidez y a la vez con diversión, y la odie por no haberme informado de la llegada de Jesse y de su madre.

—Ellos no muerden— susurró en mi oreja, conteniendo una risilla — Relajate Jones.

La observé con una de mis cejas en alto y mi mejor sonrisa para luego decirle también en un susurro.

—Yo si muerdo.

Sus ojos se abrieron como platos y se ruborizó inmediatamente.

Objetivo logrado.

Me invitaron a entrar en la pequeña habitación de Lana, cuya habitación, ya conozco de memoria.

Me senté en el sofá frente a Cristina y comenzaron sus preguntas.

—Y bien Edmond. ¿Cómo conociste a Lana?

Cristina me observa con atención, analizando cada uno de mis gestos, pero su dulzura no pasa por alto, Lana se parece mucho a ella.

—Nos conocimos en la cafetería de la Universidad— Comenté de manera tranquila — El primer día de clases.

Le mostré mi mejor sonrisa y ella igual a mi. Lana se encuentra con Jesse en la cocina preparando unas bebidas y me ha dejado solo con su madre.

—¿Comparten clases juntos?— Preguntó con genuino interés.

—No— Confesé— A decir verdad no, yo estudio comunicación.

La sorpresa se hizo notoria en su rostro y se quedó pensado mi respuesta y soltó de repente.

—¿Desde cuando sales con mi hija?

MIERDA.

Su pregunta me sacó de órbita. Pero no me deje intimidar, ella me está mirando con una de sus perfectas cejas en alto y claramente está esperando una respuesta por mi parte.

—No salimos juntos señora— Hablé con voz firme, engañandome a mi mismo y concluí— Solo somos amigos.

"Amigos"

Me miró asombrada y respondió.

—No vi que Alaina te mirara como si solamente fueras su amigo.

¿A quien demonios quiero engañar?

Me muero por ella y se que yo también le gusto, pero que Alaina este conmigo y yo con ella es un verdadero reto para ambos. Quiero estar con ella, pero no quiero arruinar lo que tenemos ahora con una etiqueta que beneficia a los demás, soy su amigo, su novio y su amante, y por ella seria lo que ella me pidiera que fuera.

Me limité a darle una sonrisa lánguida, que esta muer no notó y solamente responderle.

—Solamente es mi mejor amiga.

En ese preciso instante Lana entró en la habitación con su sonrisa algo apagada y claramente lo pude notar, en dos meses que llevo conociéndola se perfectamente como diferenciar todas y cada una de sus sonrisas, desde la incomoda, hasta la mas genuina.

Me tendió un vaso de jugo de manzana y rápidamente lo tomé y busqué su contacto sin que su madre lo notara, ya que se encontraba hablando con Jesse.

Le pregunte que le ocurría y solamente se limitó a darme una sonrisa forzada.

Hablamos un rato más trivialidades, la madre y el mejor amigo de la pelirroja son totalmente agradables.

Jesse de vez en cuando tiraba su vista al punto medio de mis piernas y se sentía incómodo, pero por más imbécil que suene esto, prefiero que el mejor amigo de Alaina sea un chico gay a un imbécil que solo quiera follarla.

Me comentaron historias con respecto a su escuela en San Diego o la vez que un idiota que gustaba de Alaina casi ahoga a mi chica en una piscina.

No es mi chica, pero no puedo obviar el hecho de que soy posesivo.

Ya comenzaba a hacerse de noche y tenía que irme. Me levanté del sofá y mi mirada se cruzó con la de Lana.

—Tengo que retirarme.— Comenté.

Cristina me envolvió en sus brazos y me recordó a los abrazos que solía darme mi madre. Jesse se despidió con un apretón de manos y Alaina solo me dio un casto beso en la mejilla. Su contacto fue casi fugaz, estaba actuando algo extraña y no entendía el por que.

—Hey— Llamó mi atención— ¿Te puedo pedir un favor?

Lana me habló en un susurro mientras me acompañaba a la salida de su habitación.

—Sabes que tu puedes pedirme lo que sea— Sonreí observándola

Me sonrió y esa si fue su sonrisa genuina.

—¿Jesse puede dormir en tu apartamento?— Preguntó en voz baja, haciéndolo más confidencial— Lo que pasa es que aquí el espacio es reducido y no quiero que pague un hotel.— Suspiró— La verdad me apena pedirte esto.

Noté lo incomoda que se veía pidiéndome este favor y respondí claramente

—No,— Reí por lo bajo— no quiero que tu mejor amigo me viole en medio de la noche.—
Lana me miró sorprendida y la silencie rápidamente con mi dedo para que me dejara continuar.— Pero, aceptaré si eres tú la que va a dormir en mi apartamento.— Me acerqué a ella lentamente y puse las condiciones a su favor— No te estoy pidiendo que duermas conmigo, puedes dormir en el cuarto de visitas y prometo traerte temprano mañana, para que pases el día con ellos.

Me miró sorprendida y pensó por unos instantes mi propuesta y habló.

—A decir verdad, se que Jesse te violara a media noche si está en tu apartamento— Sonrió y una risa baja escapó de sus labios— Y eso no me hace ningún chiste.

Me volvió a sonreir ampliamente y también reí.

—¿Entonces vendrás conmigo?— Pregunté y  esperé su respuesta una vez mas.

—Buscaré mis cosas y me despediré, esperame en tu camioneta.— Declaró firme.

Le sonreí satisfactoriamente y vi como entró nuevamente a su habitación. No dormiré con ella, pero será la primera vez que se queda a dormir en mi apartamento y esto me hace putamente feliz.

Te Reto.[En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora