diciassette-

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Voy a llevarte al puto infierno, te lo aseguro

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Voy a llevarte al puto infierno, te lo aseguro.




El era como un ángel.

Puro y precioso. Un ángel que con tan solo una mirada, podía llenarte de calidez y un sentimiento hermoso. El era como un ángel, que con tan solo una palabra, podía darte las fuerzas necesarias para poder con todo, que con solo una frase te hacía sentir bien.

Era como un ángel, y era tan feliz que les molestaba... entonces decidieron arrancar sus alas; decidieron convertir su cálida mirada, en una fría y vacía. Decidieron que el único sentimiento que demostraría y te daría, sería dolor y enojo. Decidieron que sus palabras fueran vacías y llenas de lamento y tristeza.

Decidieron destruirlo, tan solo porque era demasiado bueno y eso no les gustaba.

Stiles era un precioso ángel... y ahora era tan solo nada. 

Porque es la naturaleza del ser humano, destruye lo que es demasiado bueno y después se queja de la maldad.

Porque es la naturaleza del ser humano, destruye lo que es demasiado bueno y después se queja de la maldad

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—¡No hemos visto al nogitsune en días! ¿Cómo demonios sabremos donde está?— Gruñó Kira, exasperada al notar como Scott y los demás tomaban las cosas con tanta (y extraña, a su parecer) calma.

—Solo habrá que seguir su aroma.— Respondió el de rasgo latinos con simpleza.

Isaac bufó —El nogitsune no tiene aroma.

—¡Pues sigan el aroma de Stiles!— Exclamó Lydia, harta de la pelea que tenían Scott, Kira y Isaac. Aunque nunca esperó que Scott y Kira (alias la pareja perfecta que ante no parecía tener problemas... ¿pelearse por quien debería pasar primero contaba como problemas de pareja?) tuvieran peleas.

—Vamos a su casa. — Dictaminó Scott.

***

La casa Stilinski estaba sola, o eso creían ellos.

—Isaac, Kira, hola. — Noah Stilinski, a.k.a Sheriff del condado Beacon y padre de Stiles, les sonrió con dulzura. Bolsas violetas adoraban su rostro, justo debajo de los ojos y las líneas de expresión demostradas por la edad parecían notarse cada vez más. Su dulce sonrisa y mirada cálida desapareció en cuanto posó sus ojos sobre los demás individuos que acompañaba a la kitsune y al beta.— ¿Qué hacen ustedes aquí?

—Señor Stilinski, venimos porque Stiles...

—Ni siquiera te atrevas a pronunciar el nombre de mi hijo.— Escupió el sheriff con rabia.— No tienes el derecho ni de pronunciar su nombre, ni de pisar esta casa... no después de toda la mierda por la que lo hiciste pasar, ni de la que está pagando ahora.— Su voz se quebró, y varias lágrimas rodaron por su rostro. Lágrimas de tristeza, desesperación y enojo.

—Noah, vinimos por Stiles. —Habló la asiática con suavidad.— Vinimos para ayudarlo. A mi tampoco me hace mucha gracia trabajar con ellos, pero son necesarios a pesar de todo. Por favor, déjenos pasar a la habitación de Stiles para llevarnos algunas de sus prendas y poder tener su aroma para poder localizarlo.

Noah suavizó su expresión, pero aún se mantenía tenso. Dudoso, abrió la puerta y les permitió entrar.

—Suban... McCall sabe donde queda.

La manada subió con cuidado y rapidez, temiendo que si se tardaban demás hicieran que el sheriff cambiara de opinión.

 —Kira, Isaac... tráiganme a mi hijo de vuelta, por favor.— Pidió. Su voz quebrada nuevamente otras lágrimas nuevas deslizándose por todo su rostro. Y esta vez eran las lágrimas de un padre que creía que había perdido a su hijo, que pensaba que no podría recuperarlo. Lágrimas que ahogaban un grito no emitido, de desesperación. 

—Le prometo que recuperaremos a Stiles, señor, sano y salvo. — Isaac le sonrió.



Al entrar al cuarto de Stiles, primero les azotó el aroma del chico. Eso no fue lo que les asombró, sino el intenso olor a las emociones negativas del que estaba impregnado.

Tristeza.

Decepción.

Dolor.

Ira.

Sufrimiento.

Arrepentimiento.

Todos esos sentimientos y muchos más. Isaac, sobrecogido por tanto dolor y con lágrimas en los ojos, se limitó a pasar por entre todo el desastre, con dirección a clóset de Stiles. Sacó una camisa de manga corta con el logo de Star Wars y una camisa manga larga a cuadros, que eran las que tenían el olor de Stiles más impregnado a ellas.

—Yo... no tenía ni idea de que el se sentía de esta manera. — Musitó Scott con los ojos fuertemente cerrados. 

Kira frunció el ceño y dejó escapar una risa sarcástica.

—Scott, tu solo te refugiaste en el dolor que causó la perdida de Allison y simplemente lo dejaste de lado, lo culpaste y lo hiciste sufrir, y el no merecía todo eso. Todos ustedes son los culpables de lo que está pasando, son los culpables del como se sentía Stiles, ustedes lo hicieron sentir así.  — Apretó los labios.— Y, tengo que admitir que Isaac y yo también tenemos un poco de culpa, porque, aunque sabíamos que todo estaba mal, nunca hicimos nada para detenerlos.

Isaac asintió y suspiró con rabia contenida. No quería decir nada, porque iba a acabar explotando y no quería soltar todo lo que tenía que decir en la habitación de Stiles, en su casa, con un sheriff abatido y destrozado en el primer piso. 

—Ya tenemos lo que necesitamos, ahora vámonos de aquí.  




Nota de la autora:

Odio a mi profesor de matemáticas.









©Ade

Void, void, void |Sterek| EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora