—Es un uso curioso de las musas —susurro a Tyler desde nuestro escondite detrás de la puerta del salón.
—Oliver siempre ha tenido demasiada imaginación —niega con la cabeza—. Y demasiado ego.
—Creo que le confundes con Colin —corrijo.
—Ya... al que tengo delante es a Oliver. No es a Colin al que están haciendo la manicura, cortando el pelo, masajeando...
—Eso es porque Colin se lo está pasando todavía mejor —le guiño un ojo y le doy una palmada en el trasero que le hace saltar—. Estos Irwin... deberías de aprender un poco, Callaghan.
Sonríe misteriosamente y se da la vuelta para ir a la cocina. Yo le sigo y me siento tras mi ordenador para ver si ya se habla de Alana. Efectivamente: la chica es trending topic en Twitter, ha conseguido ser protagonista de fotos artísticas que han puesto en Instagram y hay varias discusiones sobre si todo ha sido un montaje en Facebook. Y dejo mis redes sociales ahí para ver una noticia en la que un grupo de buzos peinan la zona sin éxito.
Curiosa y con ganas de saber (porque uno nunca sabe demasiado), abro una nueva pestaña en el navegador y tecleo los nombre de los dioses que guardan la llave y contra los que nos vamos a enfrentar. O los chicos. Pero yo me incluyo como apoyo moral. Si en el fútbol pueden hacerlo, yo también.
—La diosa de la luna —leo en voz alta— es considerada por muchos Artemisa, quien lo es también de la caza y mil cosas más. La pobre Selene, en cambio, también considerada diosa de la luna, solo tiene a la luna. Estos griegos eran de raros...
—Podría darte una clase de mitología griega si es lo que quieres —se ofrece Tyler que se ha sentado enfrente de mí con una cerveza en la mano.
—Ya sabes lo que quiero de ti, Tyler.
—¿Amor eterno? ¿Meterme mano? —sigue sin tomarme en serio.
Antes de que pueda decir nada suena el timbre de la puerta.
—Vete a abrir —ordeno como señora de la casa.
—A veces eres muy mandona. Y quita mejor lo de a veces —me dice él, pero hace lo mandado y sale de la cocina en dirección a la puerta de entrada.
Espero pacientemente a que Alana, porque no falta nadie más, aparezca por la puerta de la cocina y me sonría antes de empezar a contarme con lujo de detalles lo que es saltar de un puente al Támesis. Pero no es Alana la que entra, sino tres hombres seguidos de un chico un poco mayor que Tyler. Todos parecen un poco magullados, pero nada de gran importancia. De los hombres conozco a dos de ellos: al padre de Alana y a mi futuro suegro, aunque no es que este último sepa ese detalle...
—Venimos a ayudar con el problemita de la llave —sonríe el padre de los Irwin—. ¿Mis hijos?
Bien. Pregunta complicada. La respuesta fiel sería la siguiente: "Colin está preñando a una musa, Alana en el fondo del río y Oliver en una sesión de spa en mi salón". Puede que no sea lo que un padre quiere oír. Pero claro, yo no soy experta en padres y no estoy por completo segura. Decido callar y dejar que Tyler se ocupe. Sí, mejor que él reciba las miradas iracundas.
—Pues... —Tyler no parece nada cómodo en su papel de informante y noto que para coger fuerzas hace revivir a uno de los tantos cactus que hay por la casa para contrarrestar las ondas malignas de mis aparatos. En fin, para una vez que mi madre viene a casa y me convierte el lugar en un desierto.
—Soy Patrick —me saluda el chico joven del grupo mientras Tyler habla.
—El chico de la llave desaparecida —asiento y levanto la mano para colocarla en mi pecho como hago siempre que me presento porque eso ayuda a la gente—. Amy. Y sí, soy consciente de que mi nombre no te aporta ninguna información.
—Déjame resumir, tu prima ha ido en busca de los gemelos, sola, Colin ha hecho una alianza con una musa y Oliver está con complejo de rey y en general, ninguno está haciendo nada para buscar la llave. ¿Me equivoco? —papá Irwin no parece nada contento.
—Estamos esperando el amanecer para atacar —le informo llamando la atención de todos.
—¿Y ella quién es? —pregunta el padre de Tyler.
—Amy, su futura nue...—le tiendo la mano con una sonrisa para presentarme como si no le conociera ya por los ronquidos terroríficos que he escuchado en mis incursiones nocturnas.
—Una amiga —me interrumpe el aguafiestas de Tyler antes de que termine—. Es amiga de Alana.
Los tres hombres se ponen a discutir. Escucho bastantes veces la palabra mortal, locura, inconcebible y locura de nuevo.
Patrick está a mi lado sin decir nada, bastante entretenido con la situación. Tyler mira al suelo en silencio, sus manos acariciando al cactus. Aburrida vuelvo a mi ordenador para buscar información sobre el dios sol.
—¿Sabías que Apolo es considerado dios del sol, pero que también tienen a...?— me giro hacia Tyler que me hace un gesto para que me calle y que me molesta—. Pero, ¡es interesante! Quiero decir, no sabemos exactamente con cuál de los cuatro nos vamos a encontrar.
—Nada de vamos —suelta gruñón—. Tú no vienes.
—Sí, bueno, ya. Pero es igual que cuando ves un partido de fútbol. Cuando tu equipo juega te incluyes, dices que jugamos, que ganamos y por supuesto, que pierden —le explico mi filosofía de vida.
Patrick se echa a reír ganándose una mirada de desaprobación del que supongo, será su padre. Tyler gira la cabeza para probablemente esconder una sonrisa. Se piensa que me creo esa pose de duro que pone. ¡Ay, que inocente es a veces!
—Esto no es cosa de broma, señorita —el padre de Alana me mira con el ceño fruncido—. Hay mucho en juego y tenemos que llegar a la Ciudad Ancestral.
—¿Qué sería lo peor que puede pasar? —porque sí, nadie me lo ha dicho—. ¿Acabarán con el mundo? En las películas los malos siempre quieren acabar con el mundo.
—No quieren acabar con el mundo. Lo peor sería que acabaras hablando griego antiguo —Tyler se encoge de hombros mientras pienso que eso no parece tan malo, aunque quizás deba investigar un poco sobre el griego antiguo antes de comprometerme a hablarlo durante el resto de mi vida—. Puede que incluso que Atenea te matara por creerte más inteligente que ella.
Abro la boca para informarle de que por supuesto yo soy más inteligente que una diosa griega de pacotilla que seguro que no sabe que es el 3G, pero Tyler coloca su mano en mi boca para impedírmelo.
—Nosotros —señala el padre de Tyler a los tres hombres— iremos en busca de la llave junto con una de las musas como ayuda. Vosotros os quedareis aquí. Y encontrad a Alana.
—Pero yo quería ir —se queja Tyler.
Nadie le responde y él se marcha de mala leche. Escucho como da grandes pisadas en las escaleras y abre una puerta. Por el grito de Colin, la puerta equivocada.
Le señalo a Patrick el camino hacia el salón para que se una a Oliver y tras agarrar mi portátil me dirijo a las escaleras siguiendo a Tyler.
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Herederos de los dioses
Viễn tưởngAlgunos les llaman los Caídos. Hace años, para evitar la gran guerra y con el fin de instaurar la paz, un grupo de dioses cuya procedencia es incierta, robó la estatua Dea, que había creado aquella confusión y pelea entre los seres celestiales...