—Siempre has sido mi primo favorito.
Sonrío a Patrick que se deja dar un masaje por mis musas. Porque son mías y no de los griegos.
—Y tú eres un pelota.
—¿Sabes? Nadie nos ha contado nunca qué pasó con nuestros seres mitológicos —comenta Patrick—. Si es que los teníamos.
—Yo siempre he creído que se convirtieron en animales comunes del planeta —le cuento mi teoría—. Quién sabe si las mariposas o los leones eran en su día monstruos mitológicos.
—James piensa que se quedaron en la Ciudad Ancestral y que cuando volvamos estarán gobernándola y que nos convertirán en sus esclavos. Pero claro, me lo confesó cuando estaba borracho, así que...
—¡Ese primo vuestro es un idiota! —Amy aparece en el salón gritando y con los brazos en el aire para terminar dejándose caer en un sofá.
—¿Qué ha hecho esta vez Tyler? ¿No besarte? ¿Decirte que tienes un grano en la frente? —no puedo evitar sonreír cuando levanta la mano con un grito.
—Se enfada porque no puede participar en la misión y lo paga conmigo cuando intento ayudar —me saca la lengua mostrando su madurez—. Solo porque sepa que le quiero no quiere decir que vaya a aguantar sus berrinches de niño.
—¡No son berrinches de niño! —llega gritando también Tyler—. Y déjame decirte que una manera de ayudar no es meterme la lengua hasta la garganta.
—Se llama dar amor —alza los brazos una Amy exasperada.
—Puedes meter la lengua en mi garganta, pequeña —Amy alza la ceja tanto por el apelativo en referencia a su escasa altura como por la proposición—. Estoy siempre abierto a los besos.
Amy mira de reojo a Tyler antes de levantarse del sofá en dirección a Patrick. Sin embargo, Tyler mueve su mano y vuelve a sentarla a su lado. Esto es bastante entretenido. Incluso las musas siguen el intercambio.
—Ni se te ocurra —gruñe.
—Ni come, ni deja comer —se burla Patrick echando leña al fuego—. El Tyler de siempre.
Tyler mueve las manos, cabreado. Un susurro nos hace girarnos para ver que dos plantas medio muertas que hay frente a la ventana empiezan a crecer. Patrick salta sobre sus pies para huir de los tentáculos llenos de hojas que vuelan en su dirección.
Pero no es realmente una huida porque en unos segundos se forman unas nubes negras de tormenta en el techo del salón. Me muevo hacia atrás cuando pequeños rayos caen sobre las plantas que dejan de crecer y Euterpe tiene que pisar una para apagar un pequeño incendio. Tyler vuelve al ataque con los cactus que tiene Amy al lado de los ordenadores, haciéndoles lanzar sus pinchos que después de un salto de Patrick, se estrellan contra la pared.
Al final, la batalla termina cuando una muy enfadada Amy empieza a golpear a Tyler y a Patrick.
—¡Peleas de dioses en mi salón, no!
—¡Ey, peque! Eso es mi oreja.
Amy tira de la oreja de Patrick hasta que sus caras quedan a la misma altura. Tyler, que conoce a Amy mejor que ninguno de los presente, sigue en silencio.
—Vuelve a llamarme pequeña y lo lamentarás. Y ahora, ¡a limpiar los dos!
—Chicos, nos vamos —aparecen papá, el tío Flynn y el tío Oscar en la puerta de la casa—. Estad listos para partir en cualquier momento.
—Hijo —el padre de Tyler se detiene unos segundos y la cara de este se ilumina—. No olvides las hojas que han caído bajo la mesa.
Las musas se ríen. Yo me río. Amy se ríe. Colin que aparece entonces, también se ríe. Patrick y Tyler se agachan obedientes para limpiar el desastre que han causado.
—Esto de dejar de ser los protagonistas de la historia no me gusta nada —me quejo molesto cuando oímos que la puerta principal se cierra, pero rápidamente sonrío y me giro—. En fin, Talía, ¿sabes hacer tartas?
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Herederos de los dioses
FantasiAlgunos les llaman los Caídos. Hace años, para evitar la gran guerra y con el fin de instaurar la paz, un grupo de dioses cuya procedencia es incierta, robó la estatua Dea, que había creado aquella confusión y pelea entre los seres celestiales...