38. Hunter: Aire fresco

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Salgo al frescor de la noche dejando atrás a una Alana terriblemente tentadora. Podría haberme quedado, podría haber seguido, pero entonces tendría que haber hecho algo que todavía no puedo hacer. No puedo eliminar a un miembro del grupo cuando tengo que hacerlos ir en la dirección que Zeus quiere.

O al menos eso es lo que me digo que estoy haciendo. Porque yo no soy precisamente famoso por hacer caso a los altos mandos.

Levanto la vista para ver el mensaje que Hermes, ayudado por Astreo, escribe para mí en las estrellas. Apenas dos segundos después de haber terminado de leer, el mensaje desaparece.

Me apoyo en la pared, cansado, el corazón de Alana palpitando como único sonido en mi mente.

Tienes que estar siempre con ellos.

Siempre con ellos. Con ella. Seguro que encuentro la manera de hacerlo. Si las musas pueden hacerlo, obvio que yo también.


Herederos de los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora