Nosotros huyendo y pegando palizas y mientras, Amy está tranquila en la base creándole un Facebook a Nick además de una cuenta de Instagram, para que el niño, que casi no sabe leer, pero que parece que le ha cogido el truco a la cosa de la informática, suba fotos.
—Internet es el futuro, chicos. Nick tiene que saber usarlo, no puede estar comiendo tierra para siempre — nos dice cuando les miramos con la respiración entrecortada por la carrera—. Y bien, ¿puedo unirme a la siguiente aventura?
—A ti no te gusta salir de casa —le recuerdo, porque a veces parece olvidarlo.
—Puedo hacer una excepción por una buena causa. De hecho, las hago —termina murmurando.
—De momento activa la barrera de la casa —le pido mirando por la ventana para ver si se acerca alguien y veo que ya lo ha hecho, pues multitud de cables salen de la tierra chisporroteando.
—Lo he hecho en cuanto habéis entrado. Todo aquel que se acerque... —y simula ser electrocutada—. Menos más que compré esas baterías extras... Y he abierto por si acaso el sótano del pánico para que nos encerremos en caso de lluvia radiactiva, digo en caso de lluvia de dioses poseídos. No me habéis informado de vuestros descubrimientos.
—De momento no tenemos nada —paso por alto la mención del búnker que se mandó construir hace tres años y que al principio iba a ser solo una habitación del pánico—. Oliver tiene trabajo con su dios interior. ¡Vete a pensar! —le ordeno señalando un rincón.
Oliver asiente y se va a la cocina, después de que Amy anuncie que ha preparado algo para comer. Pronto oigo un grito suyo que me pide que vaya.
En la encimera hay una fuente de cristal llena de comida que Oliver inclina hacia adelante para que vea el interior. Supongo que a su corazón frustrado de cocinero tiene que dolerle la manera de comer de Amy.
—¿Qué es esto?
—Se llama Mixami —interviene Amy—. Su preparación es un secreto de familia que se ha transmitido de generación en...
—Básicamente consiste en tirar todo lo que encuentres en un cuenco y luego revolverlo todo —termino por ella.
Oliver no parece del todo convencido por la mezcla de helado con lechuga y chorizo, entre otras cosas, mientras Amy me mira como si la hubiera traicionado.
—¿No hay comida normal? Pero claro, que pregunta —se pega una palmada en la frente—, si Amy no es normal.
Al oír eso Amy agarra con fuerza una sartén que estaba puesta a secar y la blande en dirección a Oliver. ¿He mencionado ya su obsesión con las películas de Disney? Es que con tantas obsesiones a veces me pierdo. Oliver da un paso hacia atrás, como si no se creyera que ella vaya a pegarle de verdad.
—Yo correría —le recomiendo con conocimiento de causa.
Los dos corren. Vuelven a venir por aquí un par de minutos después seguidos por Nick, que les va grabando con el móvil. Pronto serán la sensación de internet.
—Tyler me ha pedido que le mantenga informado —me grita al pasar a mi lado.
—Tienes una familia... especial —comenta Hunter entrando en la cocina.
—Es una manera de llamarlo —y saco una lechuga llena de helado—. Llegas a acostumbrarte.
Abro la boca para chupar el helado que está cayendo por mis dedos, pero él me agarra la mano suavemente y lo hace por mí. Me mira con los ojos entrecerrados mientras yo me obligo a tragar saliva. Parece que quiera que le salte encima declarándole que no puedo vivir sin él.
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Herederos de los dioses
FantasyAlgunos les llaman los Caídos. Hace años, para evitar la gran guerra y con el fin de instaurar la paz, un grupo de dioses cuya procedencia es incierta, robó la estatua Dea, que había creado aquella confusión y pelea entre los seres celestiales...