CAPITULO 35 No entiende este aura que nos envuelve.

33 6 0
                                    

Ivanna Kridmman

Maximiliano, Ashley y yo; estábamos en casa de Ethan, esperando a   Valerie y Hailey, que se habían trasladado hasta el aeropuerto  a buscar a Jordan y Abigail,  que llegaban de los Ángeles.

─ Tío, Jordan. ─ Gritó la niña y salió corriendo al ver a su tío, Jordan. Él al verla correr la levantó en el aire y le dio una vuelta, para después colgarla sobre su cuello, darle una voltereta y llevarla nuevamente al suelo para que la niña corriera hacia su tía Valerie y su abuela Hailey, a saludarlas también.

Junto con ver a  Jordan, me di cuenta del dolor que tenía encerrado. Nos miramos fijamente a los ojos, sabía que él, me necesitaba y me dolía no haberlo podido apoyar.  Ambos nos acercamos y sus brazos rodearon mi cintura con fuerza, guiándome hasta su pecho.

─ Te  extraño, pequeña. ─ Murmuró abrazándome, escondió su rostro en mi cuello, yo también lo abracé para reconfortarlo, lo conocía muy bien y sabía que me había necesitado todo este tiempo. Me solté  de su abrazo, mirándolo fijamente.
─  Ahora hablamos ─ le susurré. Jordan, solo asintió, al girar mi rostro me di cuenta que Maximiliano, estaba enrojecido de la furia. Valerie y Hailey, solo observaron a los dos hermanos y me extrañó no ver a Abigail, junto a Jordan. Me acerqué hasta Maximiliano y me senté a su lado besando ligeramente sus labios, gesto que sorprendió a Maximiliano y aunque no dijo nada, sé que le agradó que lo hiciera delante de Jordan.
─ ¿Por qué te tiene que abrazar de esa forma? ─ susurró Maximiliano, en mi oído.
─ Porque somos amigos y algo le ha sucedido  ─  le indiqué.
─ Y ¿Abigail? ─ Pregunté por la pelinegra. Valerie, observó  a  Jordan.
─ Dijo que iba para la casa, que ahora más tarde pasaría por aquí ─ mencionó Hailey.
─ ¿Dónde está Ethan? ─ Preguntó Jordan, cambiando la conversación.
─ En su habitación, mi madre lo estaba ayudando asearse, iré a ver si ya está listo ─  mencioné levantándome  del sofá.
─ Ivanna, busca de una vez todos los resultados para examinarlo ─ solicitó Jordan, lo observé fijamente.
─ ¿Cuándo te vas Jordan? ─ Le pregunté frunciendo mi entrecejo.
─ Creo que mañana ─ mencionó y eso me causó más intriga, ya que por teléfono me había dicho que pasaría aquí una semana. Sin embargo,  no le pregunté,  pero sabía que necesitaba hablar y allí estaría yo para él.
─ Amor, están en la mesa de noche de la habitación de tú padre. ─  Mencionó Maximiliano, observándome. Sabía que el "amor"  había sido más que todo por la presencia de Jordan,  aunque los exámenes el último que los había tenido en sus manos revisándolos había sido él y ambos nos habíamos dado cuenta que Ethan, no estaba bien, pero preferí no alarmar a mi madre.

Jordan, ingresó a la cocina, pero se consiguió que Samantha, me estaba ayudando y Maximiliano, también.

─ Pensé que la pequeña, te tenía entretenido ─ mencioné observando a Jordan.
─ Me estaba enseñando la decoración de su habitación ─ mencionó acercándose a mí.
─ Sí, últimamente le ha dado por decorar su habitación en las casas de sus abuelos y en la que compró, Maximiliano. ─  Le dije sonriendo.
─ En nuestra casa, amor. ─  Refutó enseguida, Maximiliano. Jordan, me observó y sonrió levantando una ceja, mi madre observó a ambos hombres.
─ Les ayudo a preparar esos tacos ─ Mencionó Jordan, mientras los tomaba y comenzaba a rellenarlos.
─ Jordan ¿Cómo está tú abuela y el señor  McCarthy? ─ Preguntó mi madre tratando de bajar la tensión del ambiente mientras preparaba la bandeja con la cena de mi padre.
─ Mi padre, bien en el hospital con sus consultas y mi abuela, bueno ella es otro caso. Su carácter cada día más imposible ─ musitó Jordan, con tristeza. Mi madre y yo, lo observamos.
─ Debes tenerle mucha paciencia, Oso.  Ella es una persona muy mayor ─ musité.
─ Lo sé, Ivanna. Tú la conoces y sabes lo difícil que es tratar con ella, por cierto;  pregunta mucho por ti ─ mencionó.
─ Debo llamarla,  ¿Ya has hablado con ella sobre nuestra ruptura? ─ Le pregunté observándolo, dándome cuenta que Maximiliano, también dirigió interesado su mirada hacia nosotros mientras iba acomodando los tacos en una bandeja para llevarlos a la mesa.
─ Cielo, podemos cenar aquí en la barra de la cocina, mi madre cenará con mi padre en la habitación ─ le indiqué a Maximiliano, para que no se llevara la bandeja al comedor, él solamente asintió sonriendo.
─ No le he dicho nada, Ivanna. Pero debo hablar con ella ─ murmuró Jordan, observándome. Maximiliano, también lo observó con un rostro muy serio, más bien,  con disgusto.
─ ¿Por qué nos le has contado? ─  Le pregunté  intrigada.
─ En realidad, porque tiene entre ceja y ceja a Abigail, a lo que le cuente confundirá todo y no deseo un altercado entre ellas. Explicó y yo comprendí su preocupación, la abuela de Jordan, era todo un caso.
─ Entonces lo haremos juntos cuando vaya para los Ángeles ─ musité.
─ ¿Cuándo irás? ─ Preguntó Jordan, sonriendo.
─ Hemos pensado hacerlo cuando Ethan, se recupere un poco, pero antes de la próxima quimioembolización ─  Respondió Maximiliano, observándolo.
─ Hay que llamar a Ashley, ─ musité cuando ya todo estaba servido.
─ Debe estar muy entretenida con el regalo que le traje ─  musitó Jordan, sonriendo.
─ ¿Qué le has traído? ─ Pregunté observándolo con curiosidad al igual que Maximiliano, y dándome cuenta que la niña ni siquiera se había asomado buscando a su padre o a mí, algo no muy común en la pequeña, ya que siempre estaba a nuestro lado;  exceptuando su emoción por comprar con su tía Valerie y su abuela Hailey, cosas para decorar sus habitaciones.
─ Una Tablet Teléfono. ─ Respondió Jordan, con una sonrisa.
─ ¿Queeee? ─ casi grité
─ No comiences, Ivanna. Además me dijo que utilizaba la de Maximiliano. ─ Mencionó Jordan.
─ Jordan, debiste consultarnos primero ─ alegué no muy a gusto.
─ ¿Y me hubieses dejado? ─ Preguntó con una sonrisa, como si fuese una broma.
─ No ─ le respondí inmediatamente.
─ ¿Entonces para que te pregunto si conozco tú respuesta? Y lo que te preocupa ya lo solucioné, no puede abrir páginas que no estén acorde con su edad, ya la mandé a programar ─ informó Jordan.
─ No sé, ni para que te digo nada siempre te sales con la tuya, pero recuerda oso, que es Maximiliano, el que debe decidir sobre Ashley. ─ Alegué y Jordan, suspiró  y giró hacia Maximiliano.
─ Tengo entendido que tú le prestas tú Tablet, así que no veo cuál es el problema ─ le indicó Jordan, a Maximiliano. Este pasó su visión de Jordan a mí, se veía incómodo.
─ A veces utiliza la mía, pero estoy de acuerdo con Ivanna, debiste consultarnos primero ─ mencionó Maximiliano.
─ ¿Entonces la próxima vez debo llamar si decido comprarle una muñeca a mi sobrina? ─ Preguntó molesto.
─ Oso, no lo tomes así; sabes bien que es por el tipo de regalo que hiciste y Ashley, es demasiado astuta, conseguirá la forma de desbloquear esa Tablet si no le ingresa en una página que desea ver ─ expresé.
─ Entonces ustedes dos tendrán bastante trabajo y ella también y dejará de estar pensando en esos temores que le atormentan. ─ Sonrió Jordan, complacido al notar que se había salido con la suya.
─ Y tú, vas a tener bastante trabajo en el quirófano cuando interrumpas la cirugía para explicarle a tú sobrina que no debe llamarte cada cinco minutos ─  le refuté  a Jordan, borrando su hermosa sonrisa del rostro.
─ Eso sí va ser un problema también para nosotros ─  refutó Maximiliano, observándonos a ambos.
─ Mejor vayan a buscarla antes que se enfríe la comida, porque por lo visto está muy entretenida y ni hambre le dará, ─ indiqué terminando de servir.

Maximiliano, salió a buscar a Ashley y Jordan, aprovechó para abrazarme y besarme en el cuello.
─ Si se trata de ti, siempre me voy a salir con la mía, porque te quiero demasiado, Ivanna. Y ya no deseo tenerte más lejos y tampoco deseo que estés disgustada conmigo. Eso no me gusta ─ mencionó girando mi cuerpo y besando mi mejilla.
─ Me gusta que todavía me llames, oso.  Me haces falta en los Ángeles, Ivanna. No sabes cuánto deseo que te vayas conmigo ─ murmuró
─ No sabía que tenía que dejarte de llamar, oso. ─ Pronuncié observándolo.
─ Múdate para acá ─ le propuse besando su mejilla y soltándome  de su abrazo, sabía que nos necesitábamos como amigo y prácticamente yo, vivía en su apartamento antes de ser novios y ahora más que nunca él me necesitaba.
─ No tienes que dejar de llamarme, oso. Siempre me ha gustado como suena en tus labios y sabes bien que no puedo dejar a mi abuela allá a Merced de mi padre y ¿Por qué te sueltas de mi abrazo? ─ Mencionó volviendo a rodear mi cuerpo,  cuando éramos amigos en los Ángeles, vivías conmigo, amanecías en mi cama, en mis brazos y en mi pecho, no veo porque no puedo abrazarte ahora. Entiendo lo de dormir juntos porque duermes con él, pero lo de los abrazos no ─ murmuró y me observó  fijamente.
─ Y no puedo negarte, pequeña. Que te deseo otra vez en mi cama, siento que tú y yo, nos entendemos perfectamente. A ti no tengo que darte explicaciones de ningún tipo y tú tenías razón, Ivanna.  Tú y yo, podemos ser muy felices ─ murmuró posando su frente sobre la mía.
─ Oso, creo que te distes cuenta muy tarde de eso. Pienso que tú lo que le tienes es miedo a tus sentimientos por Abigail. ─ Pronuncié consiguiendo que Jordan, arrugara su entrecejo
─ Y lo de dormir juntos eso ya no es posible.  Estoy tratando de iniciar una relación  con tú hermano y no quiero enfrentamientos entre tú y Maximiliano,  él aún siente celos de nuestra relación, no entiende esa unión que tenemos los dos. Maximiliano, no entiende este aura que nos envuelve  ─ traté de explicar
─ Ese aura es solo nuestro y solo nosotros lo entendemos y los que conocieron a Lissie, como Roger y Aleina ─ murmuró y en eso estaba de acuerdo con él.
─ A tú abuela,  te la puedes traer, además tienes una familia aquí, también me tienes a mí y de paso está Abigail, te encantó trabajar en el hospital de Massachusetts, porque lo noté en tú rostro, así que no veo el inconveniente para que te mudes. ─ Mencioné cortando la conversación de Lissie, no deseaba a mi amigo nostálgico. Jordan,  suspiró al escucharme.
─ No sé, lo pensaré recuerda que también está mi padre Alberth, además las cosas con Abigail, no están bien.
─ Me lo imaginé, por eso debemos hablar  y deseo  saber que más te aflige ─ mencioné saliendo de su abrazo para seguir acomodando todo en la isla de la cocina.
─ Son muchas cosas, Ivanna. ─ murmuró y yo, giré observándolo.
─ Bueno, después de la cena hablamos. ─ Mencioné mirándolo fijamente.

Maximiliano, llegó con Ashley, en la cocina. La cual se sentó en una de las sillas de la barra, pero con la Tablet. Maximiliano y  yo, nos observamos en cambio Jordan, se sentó a su lado sonriente.

─ ¿Qué estás viendo pequeña? ─ Le preguntó su tío, observando la Tablet.
─ Decoraciones para mi  habitación de aquí en la casa de mi abuelo Ethan, mira tío, Jordan. Esta cama de carro de Barbie ─  le señaló la pequeña, a Jordan.
─ Esta pequeña, lo que los va es a llevar a la banca rota ─  se carcajeó, Jordan.
─ ¿Qué tiene de malo tú cama? ─ Le pregunté a la pequeña, mientras le servía su cena, a la niña le fascinaban los tacos,  pero por su nuevo entretenimiento ni si quiera le había prestado atención.
─ Pequeña, allí hay bastantes juegos didácticos, mañana hacemos una competencia con esos juegos ─  le señaló Jordan, a Ashley, mientras se servía un taco.
─ Yo, te aviso a qué hora, tío. Después que busque toda la decoración de mi habitación ─  Le respondió Ashley, a Jordan, los tres la observamos levantando una ceja.
─ Creo que he creado un pequeño monstruo ─  murmuró Jordan, observándola y luego a mí
─ Tía, esa cama es horrible y parece que fuese para mí abuelo, no para mí ─ se quejó Ashley, de la cama de su recamara en la casa de mis padres.
─ Cariño, esa es una cama Luis XV, funcionará también cuando seas adolescente, solo tienes que buscar decoraciones para esa cama Ashley, y verás lo hermosa que se ven decoradas. ─ Le aseguré a la niña sin lograr convencerla.
─ Mañana, primero jugaremos con esos juegos didácticos y después sigues navegando buscando esas decoraciones ─ murmuró,  Jordan.
─ Pero tío, Jordan. ─ Se quejó la niña, haciendo un gran puchero.
─ No, Ashley.  Esa es la condición para mantener la Tablet y tampoco se viene a comer con la Tablet ─  le indicó su tío, retirando la Tablet de sus manos, la niña hizo un nuevo puchero.
─ Come primero, Ashley. Después que te laves tus manos es que puedes tomar la Tablet nuevamente y buscarás decoraciones para esa cama, no para otra ─ le indicó Maximiliano, a su hija.

MEMORIAS DE MI HERMANA Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora