CAPITULO 32 no es bueno tanta dependencia.

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Ivanna Kridmman.

Llegamos a la casa de Hailey. Ashley, estaba muy ansiosa, cuando nos  vio salió corriendo a buscar a su tía Valerie  y Abigail, de allí en adelante  todos salimos a la tarde de shopping, quien para mí sorpresa hasta Maximiliano, se unió con la excusa de comprar para los niños que visitaríamos mañana en el área de oncología infantil; visita a la cual se unieron Hailey, Valerie y Abigail.

─ Visité  esa área en los Ángeles, la verdad quedé impresionada como los niños aman a Jordan y también le preguntaban mucho por ti. ─ Mencionó Abigail, con una sonrisa y sus ojos iluminados; imagino que recordando a Jordan, que por cierto hoy no habíamos hablado, pero creo que con la pelinegra sí, ya que la veía a cada rato moviendo el teclado de su teléfono y sonreír emocionada.
─ Sí, esa es un área que a pesar que no trabajamos en ella compartimos mucho con los niños. Lissie, era una de las oncólogas de esa área y de ella aprendimos mucho, nos enseñó a luchar y a ser guerreros, de allí nació  el lema de: "Somos Guerreros". ─ Mencioné recordando a Lissie, con tristeza.
─ ¿Lissie fue la novia de Jordan?  ─ Preguntó Valerie, observándonos a ambas.  
─ Sí, Jordan.  Me contó la historia cuando estuvimos en el departamento con Andrew. Me impresionó mucho ese departamento ─ mencionó emocionada, Hailey.
─ ¿Por qué? ─ Pregunté con curiosidad mientras la observaba.
─ Nunca imaginé conseguir allí fotos de Gianna,  tuya y Ashley; celebrando su cumpleaños juntas nuevamente ─ respondió y todos me observaron, principalmente Maximiliano, quien había escuchado toda la conversación silenciosamente mientras caminábamos con Ashley, cada uno con una mano de la niña.
─ Sí, los dos últimos años nos habíamos reconciliado como hermanas y hasta celebramos juntas nuestros cumpleaños, eso es algo que le debo a Jordan, como muchas cosas más ─  musité recordando esos momentos con Gianna, suspiré porque la nostalgia llenó mi cuerpo y observé a Maximiliano y no me agradó  lo que sentí, porque otra vez ese sentimiento de culpa llegó a mi ser.

Ingresamos al centro comercial y la locura emotiva llenó a Ashley y, ¡Por Dios! me hizo recordar a las euforias de Gianna y Valerie, cuando éramos adolescentes e ingresábamos al shopping.

─ Tía, primero vamos a buscar la cama del castillo de princesas, ─ solicitó mi sobrina dando unos brinquitos.
─ Podríamos observar primero a ver si te gusta otro diseño ─ expresó  Maximiliano, observando a la pequeña.
─ Y todo se volvió la locura. Cuando llegamos a la  casa, bolsas y bolsas, salían del auto de Valerie y Maximiliano. La cama de castillo de princesas tenía que esperar que llegaran del centro comercial a traerla y no solamente esto se compró, sino cortinas, cojines y un escritorio con silla para la habitación de Ashley, también de diseño de princesas para realizar sus obligaciones estudiantiles.

Ashley, estaba contenta,  pero a la vez muy desanimada, porque sus compras no habían llegado con nosotros, a pesar de todas las bolsas que llenaban la sala; los muebles que había  comprado también debíamos esperar para su llegada, todo con ayuda de las dos profesionales en el área, había adquirido mucho más de lo planificado, ya que había comprado de una vez para preparar las habitaciones de huéspedes y sus muebles estaban a la espera de su llegada. Maximiliano, a pesar de que no estaba muy a gusto por no permitirle usar sus tarjetas se sentía satisfecho al verme integrada con la decoración de la casa.

Busqué una de mis pijamas, después de darme una larga ducha relajante, estaba muy cansada para arreglar mi cabello, así que lo dejaría secar nuevamente con los bucles; salí de la habitación que ahora compartía con Maximiliano y me dirigí a la habitación de la pequeña, donde ambos me esperaban para ver una película Disney. Ashley, sonrió al verme, uniéndose más hacia su padre para darme más espacio en la cama.

─ Tía, papi.  Preparó  cotufas ─ mencionó mi sobrina señalando el tazón de cotufas sonriente, mientras ambos las comían  y tomaban refrescos. Me acomodé a su lado, rodeándola con uno de mis brazos y besé su mejilla.
─ Huelen rico, mi amor. ─ Mencioné tomando algunas cotufas para acompañarlos a ambos, el estar los tres se había convertido en una agradable rutina. Maximiliano, rodeó mis hombros acercándome hasta su pecho y acomodando a Ashley, sobre nosotros mientras veíamos la película, o más bien, Ashley; observaba emocionada la película y Maximiliano, levantaba mi mentón para besarme ligeramente.

MEMORIAS DE MI HERMANA Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora