CAPÍTULO 30 NO ESTOY DISPUESTO A PERDERTE NUEVAMENTE.

36 6 1
                                    

Ivanna Kridmman

─ Jordan y yo, nos conocemos muy bien, entre nosotros no hay secretos; cuando me besaste la primera vez, algo sucedió y Jordan, se dio cuenta que había una interacción entre nosotros, pero él también sabía que nunca le fallaría. Luego Ashley, nos acercó más y hasta nos llevó a convivir juntos. Jordan, aceptó la situación porque confiaba en mí, así como yo confió en él. Luego me vuelves a besar y otra vez los recuerdos y ese sentimiento de culpa, dos paredes que nos separan; Jordan y Gianna. Cuando conseguí la libreta de Gianna, y le contaba por teléfono, él se dio cuenta que estaba dudando y Jordan, me quiere demasiado, me dio un tiempo para que analizara mis sentimientos y comenzó a exigirme nuevamente ese, te amo. Algo que no puedo darle ni a él, ni a nadie, pero la última vez que vino él pensó que todo se arreglaría entre nosotros. Jordan, sabe bien que Gianna, me separa de ti, me atormenta; hablamos bastante tiempo, yo no puedo darle lo que él me exige y finalizamos nuestra relación de noviazgo, quedando solo nuestra amistad, pero tienes que saber, Maximiliano. Que quiero demasiado a Jordan, como amigo cada vez que me necesite allí estaré con él. Jordan, sigue estando en mi vida y en mi mundo y Gianna, también está allí recordándome todo. ─ expliqué dejando las cosas claras, no solo mi relación con Jordan, sino el hecho que ya no amaba y la gran pared que todavía siento que tropiezo con ella, a pesar de que he logrado abrirla, para darle paso a esa verdad que me negué a escuchar en el pasado. Maximiliano, suspiró y llevó sus dedos a mi rostro para limpiar mis lágrimas.
─ ¿Por qué tú hermana nos hizo esto? Preguntó abrazándome.
─ No lo sé, pero después de lo que pasó, por muchos años creí que tú estabas enamorado de las dos, creí que todas tus furias cuando ella coqueteaba con los chicos eran por celos. ─ expresé
─ No, amor. Me enfurecía que se hiciera pasar por ti, los chicos creían que eras tú la que coqueteabas con ellos. Yo te amaba y aún te amo a ti, nunca sentí nada por ella. Muchas veces maldije esa noche y la odié a ella por lo que nos hizo y lo sigo haciendo, Ivanna. Si no fuese por ese hecho tú ahora no estuvieses en esta contradicción, ni hubiésemos pasado tantos años de sufrimiento. Deseaba que el tiempo retrocediera y que tú te hubieses quedado conmigo esa noche, que no hubieses salido de esa habitación. Deseaba que fueses tú la que me estuviese esperando en ese altar. ─ Expresó mirándome fijamente, tomó una fuerte bocanada de aire antes de continuar con su relato.
─ Mi matrimonio se convirtió en un infierno y mi vida también, la única bendición fue Ashley. Te amo y no sabes cuánto, Ivanna. No estoy dispuesto a perderte nuevamente, no me importan los demás así Jordan, sea mi medio hermano; seré el mayor de los egoístas, pero no me importa con tal de tenerte a mi lado. ─ Pronunció Maximiliano, colocando su dedo en mi barbilla y la levantó.
─ Te amo, ─ repitió besándome, me acerqué más a él, devolviendo cada uno de sus besos; los te amo era otra cosa, quizás estoy bloqueada a ese sentimiento.
─ No sabes cuánto te he deseado, Ivanna. ─ Mencionó mientras sus besos se hicieron más apasionados, su lengua era exigente sobre la mía y el deseo embargó nuestros cuerpos nuevamente. Maximiliano, lentamente descendió sus labios y manos devorando todo mi cuerpo, al igual que yo lo hacía con sus labios, su cuello, mis besos los sentía insuficiente y mi instinto me exigía más, comenzando no sólo a besar sino a morder y lamer cada partícula de piel que lograba poseer.
─ Tú olor es embriagante, mi amor. No sabes cuánto te he deseado, cada segundo, minuto, hora, día, cada mes, cada año uno tras otro, siempre deseando este momento ─ me susurraba en mi oído entre palabras y besos. Sus labios se posaron sobre mi cuello mordiendo, succionando y marcando lo que era suyo, lo besaba, mordía y lamía.
─ Te amo, Ivanna. mi Ivanna, te amo tanto; sus palabras erizaban mi piel, pero su boca me encendía como una hoguera ardiente. Algo que no había sentido ni con Jordan, a pesar del buen sexo que habíamos tenido. Este placer era más de sentimientos, porque mi corazón latía con fuerza, mis pechos se erguían dolorosamente.

MEMORIAS DE MI HERMANA Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora