Ivanna Kridmman
Silenciosamente llegamos a la casa, preparé el baño para Ashley, la niña estaba eufórica con la noticia y sólo hacía preguntas de:
─ ¿Cuándo será la boda? ¿Cómo sería la fiesta? ¿Donde sería la fiesta? Y yo, en ese momento no sabía cómo responderle.
─ Debemos planificar todo, pequeña. Todavía no sé cuándo, cómo, ni donde será la boda ─ musité.
─ Pero, tía. Eso hay que planificarlo rápido antes que mi papá se arrepienta, ─ musitó la pequeña haciendo un puchero de preocupación. Sonreí con sus pensamientos hechos palabras.
─ El que menos se arrepentirá será Maximiliano. ─ Pensé observando a la pequeña imaginando todo lo que habrá percibido en el matrimonio de sus padres. quizás ha escuchado a Maximiliano, hablando del arrepentimiento de su matrimonio con Gianna.
─ ¿Qué te hace pensar que tú padre se arrepentirá? ─ Le pregunté a mi pequeña sobrina.
─ Ella frunció el entrecejo y su mirada era cautelosa.
─ ¿Confías en mí? ─ Le pregunté.
─ Sí, tía. ─ respondió observándome.
─ Papi y nadie, podían enterarse que la tía Ivanna y mami, me querían mucho y tampoco que hablaban en los Angeles. Papi, se arrepentiría y nos abandonaría ─ susurró mi sobrina, mirando nerviosa hacia los lados. Casi me infarto con su confidencia y desee tener a Gianna, al frente. ¿Cómo se atrevía a manipular a la niña de esa manera?
─ Escúchame bien, Ashley. ─ Pronuncié arrodillándome para estar a su altura.
─ Papi, nunca te abandonará, él te ama demasiado y nunca se alejará de tú lado ─ mencioné dándole seguridad a mi sobrina. Este era el peor de los daños que Gianna, había causado. Hizo a la niña insegura y temerosa. Con razón teme tanto de quedarse sola, para la niña su único apoyo era Gianna, y ya no está.
─ ¿Tú tampoco me abandonarás Tía? ─ Preguntó mirándome con temor.
─ Yo nunca te abandonaré, siempre podrás contar conmigo ─ le aseguré abrazándola y besando su frente.*******************************
Maximiliano, ingresó a la ducha.
─ ¿Y la niña? ─ Le pregunté ya que él, estaba en su habitación tratando de dormirla, yo misma se lo había pedido después de hablar con él y contarle lo que había conversado con Ashley, para mí sorpresa Maximiliano, lo tomó como si fuese algo normal en el comportamiento de Gianna.
─ Se quedó dormida como un Ángel, ─ mencionó ingresando debajo de la regadera y llevando mi cuerpo al suyo para luego rodearme por la cintura.
─ ¿Qué sucede? ¿No deseas que nos casemos? ─ Preguntó observándome con la tristeza reflejada en sus ojos.
─ No es que no lo deseo, es la circunstancia en la que sucedió, también siento que estoy traicionando a Gianna y no puedo aceptar que mi padre se esté despidiendo. ─ expliqué y no pude evitar hundir mi rostro en su pecho y el llanto que tenía atrapado desde la cena surgió como las cataratas de un muy fluido río.
─ Todo saldrá bien, amor. Tú padre, es un hombre muy fuerte. Ya verás como superará esta enfermedad, ─ susurró levantando mi mentón y besándome. Ambos nos terminamos de duchar, y él me tomó entre sus brazos y se dirigió a la cama acostándonos sobre ella y pegándome a su cuerpo. Observé la mesita de noche y tomé la libreta de Gianna, me acomodé nuevamente al lado de Maximiliano, para comenzar a leerla.“Han pasado tres años del nacimiento de nuestra hija, mi estadía en los Ángeles se estaba alargando. Maximiliano, solo habla de separarnos, nuestra pequeña Ashley, es la única que lo puede mantener a mi lado. Hoy lo llamé por teléfono y lo comuniqué con mi pequeña.
─ Toma ─ le dije a Ashley, entregándole el teléfono.
─ Dile que lo extrañas mucho y que no nos abandone, ─ le susurré y la niña repitió lo que le dije.
Sentí el sonido de unas llaves tratando de abrir la puerta principal. Ivanna, ingresó a la casa de mi madre con Jordan, los dos se veían muy afligidos.
Corté la comunicación telefónica. Ambos tenían los ojos enrojecidos por el llanto y estaban vestidos de blanco. Venían del cementerio, la novia de Jordan, había muerto en un accidente de tránsito.
La pequeña Ashley, al ver a su tía se lanzó a sus brazos, mi hermana soltó a su amigo para cargar a mi hija y llenarla de besos.
─ Buenas tardes, ─ saludó Jordan, observándome.
─ Buenas tardes, Jordan. ─ Le respondí.
─ Hola, Gianna. ─ Saludó Ivanna, tomando a Jordan, de un brazo y dirigiéndose a su habitación.
─ Hola, Ivanna. ─ Respondí cuando ella había dado unos pasos para retirarse. La pequeña Ashley, no quiso desprenderse de sus brazos y se fue con ambos a esa habitación.
Dos horas más tarde llegó mi madre, me preguntó por mi hija y le dije que estaba en la habitación con Ivanna y Jordan. Ella se dirigió a la cocina y calentó comida, para mi sorpresa sirvió y colocó en una bandeja y se dirigió a la habitación de Ivanna. Abrí la puerta para que mi madre pudiese acceder a la habitación.
─ Aquí les traje para que coman algo, ─ les dijo mi madre a mi hermana y a su amigo. En ambos, se notaba que no habían dejado de llorar y estaban abrazados con mi hija en medio de ellos dos.
Ivanna, se levantó y tomó la bandeja.
─ Jordan, ven para que comas algo, ─ musitó.
─ No tengo hambre, pequeña. ─ Le respondió su amigo.
─ Debes comer ─ insistió ella.
─ No puedes hacerle ese desprecio a mi madre, ─ mencionó Ivanna, halándolo por un brazo y prácticamente lo obligó a comer. Observé a mi hermana, ella siempre tenía el poder de que la amaran, llegara donde llegara. En los Angeles, también era así, allí tenía a sus amigos y en el condado tenía a Maximiliano, sus amigos y todos los enamorados que estaban detrás de ella. Ahora había cambiado físicamente, su cabello estaba lacio, su forma de vestir era muy diferente, lucía demasiado arreglada y hasta sexy, no en el sentido extravagante, pero si llamaba bastante la atención.
─ ¿Le gustará este cambio a Maximiliano? ─ Me pregunté
─ Habría que comprobarlo, ─ pensé observando detalladamente a mi hermana mientras ella misma le daba de comer a Jordan.
─ Quizás un cambio con el nuevo aspecto de mi hermana es lo que necesito para que Maximiliano, vuelva hacerme el amor. ─ Pensé un poco preocupada por mi situación matrimonial, un año y medio de abstinencia ya es demasiado y por su bien, si no quiere perder a nuestra hija espero que mis sospechas no sean ciertas.
Esta tarde llegamos de los Ángeles. Maximiliano, está encerrado en su decisión del divorcio, mi único medio para convencerlo es nuestra hija. Ivanna, cuando se lo conté por teléfono hace seis meses atrás antes de llegar a los Ángeles, no quizo ayudarme y después de pensarlo bien era mejor así.
─ ¿Qué sucedería si vuelven después de ese contacto? ─ Pensé con un poco de miedo. Maximiliano, estaba decidido a interponerlo. Tenía seis meses con la misma insistencia, pero ahora estaba decidido y hasta un abogado me había llamado por teléfono, pero no llegamos a ningún acuerdo.
─ Llama a papi, ─ dile que venga a cenar, le haremos una cena romántica, ─ le pedí a mi hija buscando el teléfono, antes de hacerlo preparé bien a Ashley, para la llamada, en varias oportunidades la había preparado bien y ya hasta se sabía de memoria lo de la cena romántica y el pedirle a su padre que se quedase a dormir con nosotras.
Horas más tarde ya estaba lista para la cena, mi cabello lo había arreglado dejándolo como lo lucía mi hermana ahora. Estaba completamente lacio, me maquillé y vestí igual a ella, un pantalón ceñido al cuerpo, una blusa que demostraba mi pequeña cintura y realzaba mis pechos, la seguridad que ella sentía si me era difícil imitarla ya que en estos años yo había perdido completamente la mía.
Me observé al espejo y otra vez volví a ser idéntica a mi gemela, sonreí, mi pequeña me abrazó.
─ Tía, ─ me dijo sonriendo entre bostezos.
─ Sí, mi amor. Soy igualita a tú tía Ivanna, pero no le digamos nada a papi, ─ le pedí besando su frente. Este era el momento ideal, la niña apenas alcanzaría a cenar ya que estaba que se caía del sueño.
Maximiliano, llegó y desde que había interpuesto la demanda de divorcio se había mudado para la casa de sus padres. Coloqué música movible, mi esposo me observó de pies a cabeza frunciendo el entrecejo, para después levantar a la niña entre sus brazos llenarla de besos y mimos. Ella era todo para él, su vida giraba a su entorno y su amor le pertenecía al cien por ciento, no había ni siquiera un uno por ciento para mí y eso era frustrante. Tenía más de un año sin tocarme, por más que lo hubiese intentado de todas las formas.
Mientras servía la mesa bailaba moviendo mis caderas y mis hombros contagiando a mi pequeña con la música, quizás se sentía como en los Ángeles, con Ivanna y sus amigos bailando, porque hasta eso hacía mi hermana ahora. Maximiliano, solo nos observó a ambas y sonrió con los intentos de mi princesa bailando. La pequeña, se me acercó.
─ Tía, Ivanna. ─ Sonrió. Maximiliano, agrandó los ojos observándome fijamente. La cena se hizo silenciosa, después de su observación mi esposo, me dio la ignorada del milenio. Ashley, se estaba durmiendo y mi esposo no tenía intenciones de quedarse, ni siquiera a dormir con mi pequeña como siempre lo hacía.
Esperé que saliera de la habitación, lo invité a la sala para que habláramos.
─ Sí es del divorcio si hablaremos, ─ respondió sentándose en uno de los muebles. Me senté en sus piernas a horcajadas y esto no lo sorprendió. Mi cuerpo se movía al son de la música sobre su regazo, intenté besarlo, pero él me rechazó.
─ No sé si Ivanna, se vistió de esta forma para salir con sus amigos y ahora tú deseas imitarla. Pero, empezando primero, que Ivanna, no baila y segundo, ya esta forma de atraerme no funciona, ─ murmuró
─ ¿Estás enamorado de alguien más? ─ Le pregunté.
─ Quizás, ─ fue su respuesta y en ese mismo momento rabié de celos. Quizás ya había olvidado a mi hermana y ahora necesitaba el divorcio para estar con su nuevo amor. Mis sospechas resultaron ser ciertas y estaba que reventaba el mundo.
Doce días habían pasado y Maximiliano, estaba desaparecido. Quizás estaba con esa nueva mujer que había encontrado y debía actuar rápido.
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MEMORIAS DE MI HERMANA Y YO
RomanceIvanna Kridmman, es una especialista en pediatría, que siente que su vida se encuentra realmente realizada al lado del hombre que le ayudó a superar una traición amorosa. Cuando piensa que es la mujer más feliz del mundo al lado de Jordan McCarth...