CAPITULO 57 UN VERDADERO SUEÑO HECHO REALIDAD.

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Ivanna & Maximiliano Freetman. 

*******Ivanna*********

─ Esta ya es la cuarta prueba del vestido, no puede ser que todavía tenga que venir a otra, ─ refuté molesta.
─ Has bajado de peso y el vestido debe quedarte  perfecto, ─ intervino Valerie, ella tenía razón, el ajetreo por la boda  había afectado mi contextura.
─ Yo te veo hermosa, tía. ─ sonrió Ashley.
─ Tiene que estar listo para la fecha acordada, ─ le dije a la modista ya que solo faltaban tres semanas para la boda y yo estaba cansada de correr de un lado para otro.
─ Todo va estar listo hija, ─ Hailey, intervino tomando mis manos. Mi futura suegra tenía razón, por mi bien debía calmarme o este corre, corre me ha tenido demasiado abrumada, ya ni siquiera hablo, sino que  ladro y hasta me sentía que no era yo misma.
Me dirigí hacia el probador para quitarme mi vestido de novia.
─ Se lo llevaré a la modista para que inicie con los arreglos que faltan, ─ pronunció Valerie, quitándome el vestido de las manos. Observé el espejo cuerpo completo, estaba en ropa interior en el probador,  acaricié la medalla de mi cadena buscando la tranquilidad que necesitaba, sonreí observándome todavía con el velo colocado sobre mi cabello, lo retiré con cuidado  y fue Hailey, la que lo recibió. Me imaginé la noche de boda con una bonita y llamativa lencería, con el velo de novia sobre mi cabello y mi cadena luciéndola para mi esposo, volví a sonreír  llevando mis dedos hacia ella, recordando la pregunta de Maximiliano.
─ "¿Ivanna donde está tú cadena?
─ Preguntó observándome
─ En mi cartera  ─ Respondí voluntariamente ya que siempre la llevaba en la cartera.
─ ¿Y la tuya? ─ Le pregunté
─ En mi cartera también. Sentía que de esa manera siempre te tenía conmigo. ─ Pronunció y solo me quedé mirándolo"

En este momento no puedo negar cuánto me afectaron sus palabras, durante días los recuerdos me agobiaron, sin poderlos detener. El recuerdo de esa promesa que nos hicimos a los quince años en mi cumpleaños  cuando sacó de un estuche dos cadenas con unos dijes de medio corazón que al unirse formaban uno, comenzó atormentarme y a despertar en mi cuerpo otros recuerdos y sensaciones que creí olvidadas. Paso los dedos nuevamente por la medalla recordando esas palabras que en esos momentos me parecieron mágicas.

─ "Ivanna quiero que estas cadenas signifiquen la promesa que cuando cumplamos los dieciocho años nos casaremos,  nos iremos juntos a estudiar en la misma universidad y ambos trabajaremos para ir haciendo nuestro hogar. ─ Expresó y sus palabras me sorprendieron y me alegraron,  con lágrimas en mis ojos le dije que sí, es una promesa. Él, me colocó mi cadena y yo, le coloqué la suya y por primera vez nos fundimos en un beso apasionado,  conociendo cada uno de nosotros nuestras bocas, la profundidad de ella; nuestros sabores y las sensaciones que iban despertando en nuestro cuerpo, jadeando y con el ritmo acelerado de nuestros pechos nos separamos".

─ No cumplimos esa promesa a los dieciocho años, pero lo haremos en este momento, ─ me dije a mí misma y Maximiliano tiene razón, el hecho de haberla conservado reafirma nuestros sentimientos.

Salí de mis recuerdos tomando mi vaquero y me lo coloqué apresurada igual que mi sudadera, me coloqué mis zapatos deportivos y salí del probador. La diseñadora le estaba dando las últimas instrucciones a la modista.

─ Vamos que todavía falta bastante por recorrer, ─ le pedí a Valerie, me asombraba que ella estaba con una gran energía a pesar de su embarazo ya visible. Mi madre se nos unió en la travesía de ese día, el cual pasó en la revisión para ver  si todo está listo y como lo habíamos solicitado.
─ No recuerdo haber pedido estos  centros de mesas, ─ se quejó Valerie, revisando las cajas que habían llegado a su oficina para la decoración del  salón de fiesta que habíamos alquilado.
─ Llama y verifica el pedido, porque no eran esos los que solicitamos, ─ le confirmé, el día continuó entre la revisión de las tarjetas de invitación que ya estaban listas, el salón de fiesta, la selección del buffet, medir el vestido de Ashley, buscar los accesorios y otros asuntos planificados por Valerie.
─ Yo, tengo la lista de  invitados para entregar las tarjetas, ─  sonrió la pequeña, Ashley.
─ Eso será mañana, mi amor. Hoy ya estamos demasiado cansadas, ─ le mencioné a mi sobrina. Maximiliano, sonrió al vernos llegar a la casa, no sé cómo había bajado de peso si prácticamente el nos esperaba con las pizzas. Todas estábamos tan cansadas que nadie era capaz de entrar a la cocina a preparar comida.
─ Tú felicidad desborda y empalaga hermano, ─ mencionó Valerie, besando la mejilla de su hermano y acomodándose en sus piernas.
─ Esta vez si estoy feliz por los acontecimientos, ─ le respondió mi novio acariciando su notorio abdomen.
─ Tía, estás demasiado grande para estar en las piernas de papi, ─ se quejó Ashley, observando a su tía Valerie.
─ ¿Estás celosa pequeña? ¿Qué harás cuando tengas unos hermosos hermanitos? ─ Preguntó Valerie, sacándole la lengua. Ashley, solo arrugó su carita. Maximiliano y yo, nos observamos porque ese gesto no fue del agrado de ninguno de los dos. Así que teníamos que trabajar también en esto antes de concebir.

MEMORIAS DE MI HERMANA Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora