CAPITULO 40 LA CHARLA. Parte II.

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Ivanna Kridmman

─ "Ellos tienen más problemas que tú y yo juntos y ningún hombre infiel vale la pena para que tú te desborones de esa manera. Observa a todos estos niños, ellos son unos guerreros, porque luchan día a día por sobrevivir y nosotros también lo somos, porque luchamos con ellos para mantenerlos con vida. Somos guerreros, Ivanna. No se te olvide nunca, guerreros hasta el final. ─ Aseguró Lissie"
─ Y desde ese día los niños y ese lema de ella se estancó en mi alma, no solo para no dejarme vencer, sino para tomar mi vida desde otra perspectiva. Pero la insistencia de Maximiliano, las llamadas de mi padre a mi madre, contándole lo mal que iba el matrimonio de mi hermana. Mi madre contándomelo, no me facilitaron la tarea para nada. Ya no me hundía en el alcohol, pero sí en los brazos de Jordan y Lissie. Otras veces me iba para el departamento de Roger y Aleina, pero allá no me sentía igual que en el departamento de Jordan y Lissie. También eran mis amigos, pero no era como el refugio que sentía con Lissie y Jordan. Cuando nació Ashley, y a los seis meses la tuve en mis brazos me decidí a olvidar a su padre. Tenía que hacerlo, no solo, porque ahora era el esposo de mi hermana, sino por el bien de la pequeña que tenía en mis brazos. A partir de ese momento no permití que más nadie me lo mencionara. La niña se pegó tanto conmigo que cuando llegaba me la llevaba para el departamento de Jordan. Ashley, se ganó el corazón de todo el grupo y ellos la adoraban. Lissie, la llenó de mimos y muy rápido la oncóloga, se ganó el corazón de la pequeña. Ambas la lidiábamos y Ashley, dormía conmigo, eso hizo que Gianna y yo, nos comenzáramos a comunicar. Eran muy pequeños diálogos preguntando por la niña. No nos acercó mucho, pero por lo menos podíamos dirigirnos la palabra. El nombre de Maximiliano, lo escuché nuevamente un día que ella me llamó llorando pidiéndome que intercediera ante ella y su esposo, que le había solicitado el divorcio. Ese día le dejé claro mi posición en su relación, no me interesaba para nada comunicarme con Maximiliano, y le aclaré que ella, tenía que resolver sus problemas y que jamás me volviera a involucrar en algo que tuviese que ver con su esposo. ─ Narré parte de esa historia que sabía que principalmente Maximiliano y Valerie, deseaban conocer y que tarde o temprano comenzarían a indagar, haciéndome preguntas sobre esos momentos que viví cuando me separé de Maximiliano.

─ Que descaro el de Gianna, como siempre tan manipuladora, pero me alegro que no cayeras en su juego. ¿Nunca te contó cómo había engañado a Maximiliano? ─ Preguntó Valerie, un poco furiosa, pero con la curiosidad reflejada en su rostro.
─ No, y para mí era como un imposible creer lo que Maximiliano, alegaba. tú y él, nunca nos confundían ─ le respondí a Valerie, mientras todos escuchaban atentos nuestra conversación.
─ Yo, también pensaba eso, hasta cuando Gianna, nos lo contó al otro día. Para mí fue difícil creerles, no podía imaginar cómo rayos la había confundido contigo. Esa noche yo había preparado todo para ustedes dos, no para ella y cuando entramos a esa habitación ella, no se parecía en nada a ti ─ mencionó Valerie, con rabia recordando esa mañana cuando ambas ingresamos a la habitación de Maximiliano.
─ Esa mañana me di cuenta que era Gianna, su lunar ya no estaba, su olor no era el mismo y al cabello se le habían desaparecido los bucles, pero te aseguro que la noche anterior era idéntica a Ivanna y hasta olía igual a ella. ─ Protestó Maximiliano, también con rabia por las palabras de su hermana.
─ Lo sé, comprendí todo cuando comenzó su transformación para llamar su atención. Al principio pensé que se estaba volviendo loca, su transformación era impresionante, hasta a mí me hubiese podido engañar de no saber que tú ya no estabas en el condado ─ mencionó Valerie, pasándole el vaso a su esposo para que lo volviera a llenar de Whisky, la observé impresionada.
─ Pensé que las transformaciones eran solo para intimar con Maximiliano, ─ mencioné observando a los dos hermanos.
─ No, la transformación era permanente, como te dije al principio, pensamos que estaba perdiendo la razón; luego nos dimos cuenta que era una manipuladora de mierda, que mis únicas intensiones era ahorcarla cada vez que la veía. ─ Gruñó Valerie y quizás por eso ambas le huíamos a la conversación, porque Valerie, nunca se calla lo que siente y con tragos es peor.
─ Su amor por Maximiliano, era muy fuerte, me he dado cuenta de eso a través de su diario ─ le dije defendiendo a mi hermana.
─ Ivanna, eso no le daba derecho hacer lo que hizo y mucho menos estar manipulando una situación que nadie deseaba. Ella, sabía bien que Maximiliano, no la amaba. Gianna, estaba forzando una situación enfermiza para conseguir algo que ella, sabía nunca conseguiría. Maximiliano, siempre salía corriendo tras tuyo en los Ángeles, duraba varios días allá y cuando llegaba se hundía en el alcohol y esos eran los momentos que ella, aprovechaba para meterse en su cama. Esos y la niña, por su puesto; manipulándola para que llamara a su padre cuando viajaba. Haciéndole creer que él la abandonaría a ambas cuando llegara de ese viaje. Sino, ¿Por qué crees que la niña nunca nos habló de los Ángeles? Esa degenerada de Gianna, la enfermó. Mi hermano, no podía hacer un maldito viaje, ni siquiera a sus congresos o sus post grados, porque ella de una vez estaba utilizando a la pequeña para atraerlo. Cuando vio que ella, no podía conseguirlo más ni siquiera transformándose en Ivanna, comenzó a manipularlo solo con la niña; hasta hacerle creer que al divorciarse ambas serían desechables para Maximiliano, era todo una arpía manipuladora la muy desgraciada. Que no le importó ni siquiera convertir a su hija en lo que hoy es. ─ Expresó Valerie, con rabia. Jordan y yo, nos observamos con incredulidad, pero parece que para los demás eso no era extraño.
─ Valerie, por favor estás hablando de mi hermana ─ mencioné.
─ Eso no le quita lo que fue Ivanna, y lástima que en este momento esté muerta y se esté perdiendo esta conversación, porque para tú información no solo jodió la vida de Maximiliano, la tuya y la de su hija, sino también la de Noah, ¿Sabías que era su amante? ─ Soltó Valerie, delante de todos y pensaba que el único que no sabía ese detalle era Jordan.
─ Mejor hablemos de otro tema ─ propuse
─ Eso quiere decir que ya sabías lo de Noah, si hay algo que ambas sabemos es que tú y yo, nos conocemos muy bien a pesar de todos estos años, por eso es que ambas estábamos huyéndole a esta conversación, ─ pronunció Valerie, observándome fijamente.
─ Ya lo sabe, él la confundió con Gianna, e intentó besarla, ─ masculló con rabia Maximiliano. ─ ¿Queeee? ─ Preguntó Jordan, observándome.
─ ¿Te hizo algo? ─ Preguntó Jordan, apretando la mandíbula.
─ Claro que no, solo me confundió, ese mismo día se enteró que Gianna, había perecido y sufrió un ataque, tuvieron que sedarlo, ─ le aclaré a Jordan, este solo asintió observándome. Sabía que se estaba preguntando, porque no se lo había contado, pero aceptar que mi hermana tenía un amante no era de mi agrado y en realidad con tantos problemas se me había olvidado contarle eso.
─ Ya veo que no solo yo había ocultado algo ─ susurró Jordan, dolido.
─ Solo lo olvidé, oso. Tenía problemas muchos más grandes que un amante de mi hermana, ─ le expresé. Jordan, suspiró y sé que se sintió como yo, cuando él me había ocultado lo de la investigación.
─ No sé cómo pudo confundirte, mírate ahora, eres muy diferente y hasta podría decir que casi no te pareces a Gianna, no eres nada comparado con la chiquilla que se fue del condado hace un poco más de ocho años, ahora eres una mujer segura de ti misma, tú cabello es diferente, tú maquillaje, hasta tus expresiones han cambiado mucho y eso sin hablar de tú forma de vestir, jamás ni en mi remota imaginación pensé verte vestida como lo haces ahora, principalmente hoy con ese vestido corto de animal print, ceñido a tú cuerpo, las botas de tacón negras más arriba de tú rodilla, tomando unos tragos y bailando, no eres esa chiquilla y eso se nota a leguas, todavía recuerdo cuando había que obligarte a medirte un vestido hermoso o ropa interior o cualquier indumentaria que resaltara tú cuerpo, eso era todo un calvario, ─ expresó y se carcajeó Valerie.
─ A mí también me sorprendió mucho su cambio, cuando la observé el primer día que llegó y cada día me sorprende más, ─ Sonrió, Maximiliano.

Jordan, los observó a todos con extrañeza.

─ Desde que yo la conozco es hermosa y viste muy bien, ─ expresó Jordan, observando mi vestido.
─ Lissie, era peor que tú con la moda y Aleina, no se queda atrás. Ambas ayudaron mucho a mi nueva imagen y en realidad todo surgió sin mucho interés, el cambio se dio poco a poco a medida que salíamos a bailar, luego me acostumbre arreglarme a mi gusto y comprar lo que me agradara y me quedara bien cuando me lo medía, ─ susurré sin darle importancia.
─ Bueno, puedo decir que en estos últimos años yo colaboré mucho midiéndote la ropa y dándote el visto bueno ─ se carcajeó Jordan, pero en realidad a Maximiliano, el chiste no le agradó y enrojeció en cuestión de segundos, chiste que por supuesto no era falso. Samuel, levantó una de sus cejas atragantándose con el whisky y Valerie, soltó una carcajada.
─ Con razón la llenaste de ropa interior cuando te llevé al desfile de moda, ─ musitó Abigail, observando a Jordan.
─ La ropa interior es lo que más me gusta comprarle, medirle y romperles a mis mujeres, ─ mencionó Jordan, pero esta vez observando provocativamente a la modelo.
─ ¿Cómo inició el noviazgo entre Jordan y tú? ─ Preguntó Abigail, huyéndole a la mirada provocativa de Jordan.
─ Disculpa, pero en realidad me llena de curiosidad después de escuchar la amistad que hubo entre ustedes tres, ─ continuó la modelo y Jordan, la observó escudriñándola.
─ Tres años después que Ivanna, llegó a los Ángeles Lissie, falleció en un accidente con su madre, puedo decir que el dolor que sentí con la muerte de Lissie, fue mucho más intenso que lo que sentí con la muerte de mi madre adoptiva. Llegué a hundirme en ese dolor, asumí un estado en que nada me importaba, me dejé hundir en la depresión. Ivanna, Aleina y Roger, estaban allí apoyándome, pero era Ivanna, la que más se dedicó a sacarme de ese hueco. Ella llegaba al departamento y allí se instalaba por semanas, de verdad se convirtió en una verdadera patada en el culo, dándome órdenes para todo. ─ Pronunció y sonrió observándome.
─ Me obligaba asistir a la especialización que estaba haciendo en ese momento, también asistir al hospital y atender a mis pacientes que los había abandonado y hasta varias veces se quedó allí para que no saliera huyendo. Fué mi amiga en copas y muchas veces llamaba a los chicos para que saliéramos a bailar. ─ Continuó Jordan, narrando.
─ ¿Allí fue que surgió el amor? ─ Preguntó, Abigail.
─ No, en realidad Lissie, no fue solo mi amiga, fue como mi hermana mayor. Su muerte no solo afectó a Jordan, claro él más que a todos, pero a los demás nos afectó demasiado. Ella, era como el ángel guardián de todos. Jordan y yo, nos unimos mucho, pero como amigos, podíamos hasta dormir y amanecer juntos y nunca había nada más allá de una amistad; normalmente limpiaba sus lágrimas y le brindaba apoyo, así como él lo había hecho conmigo. Durante un año nos dedicamos todos los fines de semana a salir a bailar con los chicos. Aleina y Roger, siempre me buscaban pretendientes para conseguirnos en los club, pero Jordan, los zapateaba en un abrir y cerrar de ojos y a mí no me importaba, porque en realidad no me interesaba conseguir a nadie que me amargara la vida y me causara otra desilusión. A veces el grupo salíamos de viaje, a bailar, a comer, a una playa, a una piscina, entre todos tratamos de sacarlo de esa depresión e ir minimizando su dolor. Había pasado un año del fallecimiento de Lissie, cuando Aleina y Roger, se casaron y se mudaron a New York. A Roger, le habían ofrecido un trabajo en el hospital de allá, y eso nos unió más a Jordan y a mí. Teníamos dos años saliendo como amigos desde la muerte de Lissie, tenía cuatro días que no iba para el departamento arreglando todo lo de mi post - grado, pero ese día hubiese sido el aniversario de Jordan y Lissie, sabía que ese día el oso, se estaría ahogando en licor; lo llamé por teléfono y estaba en el departamento ahogándose en su depresión, así que me arreglé para sacarlo de ese lugar y llevármelo a un club a bailar, eso era lo que más le gustaba a Jordan. Me costó casi la vida sacarlo esa noche hasta que lo conseguí, pero de pronto esa noche todo cambió cuando estábamos en esa discoteca, ─ narré y Jordan y yo, nos observamos fijamente y en su rostro se dibujó una sonrisa antes de continuar narrando lo sucedido esa noche.

MEMORIAS DE MI HERMANA Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora