NARRADOR OMNISCIENTE
Samantha, lloraba abrazada de sus dos adolescentes hijas gemelas. El alma se le estaba cayendo a pedazos, deseaba llevarse consigo a sus pequeñas; pero ninguna de las dos deseaba seguirla y Ethan, era alguien que deseaba complacer a sus hijas sobre todo, porque pensaba que era un capricho de Samantha, solamente para que se mudaran a los Ángeles.
El hombre pensó que su esposa pronto estaría de vuelta. Que su reclamo por la monotonía diaria, era sólo una excusa caprichosa de su esposa, para desear mudarse.
Ethan, nunca entendió que Samantha, deseaba progresar; tenía sueños por cumplir y estancada a su lado los veía muy lejanos. A su vez Samantha, imaginó que imponiéndose ante su esposo y sus hijas, pronto se reunirían todos en los Ángeles.
─ Estaré esperándolas ─ les dijo su madre afligida a las dos gemelas.
─ No deseamos irnos mamá ─ fue la respuesta de Gianna, la mayor de las gemelas, solo por un minuto y la que llevaba las riendas de guiar siempre a su hermana menor que ella por ese minuto. Las dos gemelas se abrazaron con las lágrimas desbordando por sus mejillas.
─ Buscaré las maletas en la habitación ─ comentó su madre con la esperanza de que cambiaran de opinión en el último momento. Decidida se levantó saliendo de la habitación de una de sus hijas, cruzó por el largo pasillo hasta llegar a la habitación que siempre había compartido con su esposo. Observó la espalda del hombre que estaba inclinado mirando el paisaje de la ventana.Samantha, lo conocía muy bien. Ethan, no era un hombre de muchas palabras, pero sí de grandes sentimientos y en ese momento estaba dolido. No sabía como actuar y prefería dar la espalda a la situación, a saber que la contienda podía ser mucho mayor y después no habría solución o costaría mucho más conseguirla.
─ Al llegar te informaré donde estaré… por si las niñas necesitan algo ─ mencionó Samantha, con voz temblorosa limpiándose las lágrimas. Pero Ethan, no movió un ápice de su cuerpo, siguió observando el paisaje perdido en él y en su dolor interno que por nada del mundo deseaba demostrarle a su esposa lo derrumbado que se sentía.
Samantha, tomó la maleta y Ethan, solo escuchó el clic de la puerta al cerrarse. Volvió a la habitación donde estaban sus gemelas, consiguiéndolas todavía arrinconadas llorando. Las abrazó nuevamente besando sus mejillas y con un profundo dolor bajó las escaleras.
Al abrir la puerta principal, su cuerpo se estremeció y por un momento estuvo a punto de arrepentirse, pero ella sabía que si lo hacía sería tiempo perdido, porque tarde o temprano se iría del condado. Lugar donde no había tenido la oportunidad de cumplir sus sueños después de graduarse. Observó el taxi que la esperaba y decidida caminó hasta el vehículo, guardando la maleta en el asiento trasero y haciendo espacio para ingresar en el mismo lugar.
Levantó la vista hacia el ventanal y allí se dio cuenta que Ivanna, tenía la frente pegada en el, llorando desconsolada mientras su hermana la abrazaba desde su espalda. Las lágrimas de Samantha, brotaron y por un segundo se arrepintió de dejar su hogar, pero sería volver a la misma rutina de siempre. Ella, encerrada en su casa cuidando de sus dos hijas mientras Ethan, trabajaba.
Los Ángeles, un lugar soñado por muchos y el cumplimiento de sueños de pocos.
Deprimida pero decidida, Samantha. Ingresó a la pequeña habitación que había alquilado, para pasar unos días mientras se dedicaba a conseguir trabajo y un apartamento.
Los ahorros eran muy pocos ya que prácticamente siempre había dependido de Ethan. La habitación no era amplia ni lujosa, pero si se veía limpia y agradable; estaría bien por unos días. Acomodó su ropa en el pequeño mueble que tenía la alcoba y buscó su teléfono para llamar a las gemelas.
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MEMORIAS DE MI HERMANA Y YO
RomansaIvanna Kridmman, es una especialista en pediatría, que siente que su vida se encuentra realmente realizada al lado del hombre que le ayudó a superar una traición amorosa. Cuando piensa que es la mujer más feliz del mundo al lado de Jordan McCarth...