Capítulo 9

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Presentaciones

Pov Bruno

Bueno Mina ahora que tengo un ratito y que Pol ha quedado con Marc, para tomar unas cañas, bueno quien dice una dice varias, ¿no?.

Pues te voy a contar uno de los días más importantes de nuestra vida y el día que conociste Pol.

Mi relación con Pol iba viento en popa, ¿si se puede decir así?, la verdad es que estamos en una fase que no sabíamos qué hacer, a ver no me mal interpretes, estábamos bien eso no cabe duda, pero no sé, una parte de mi se sentía rara.

Quizá era el hecho de que nadie sabía de nuestra relación, bueno sin contar a mi abuela, Alfonso y Gloria, y puede que Ángel, pero el caso era que no lo habíamos confirmado y se que solo hacia una semana que Pol se me había declarado, pero claro las dudas de que pasaría ahora, estaban ahí.

La gente que lo sabía, que solo era la familia más cercana, lo sabía por uno de nosotros, pero aun no había llegado el día de hacerlo público.

Tampoco quería presionar a Pol con el tema, bastante habíamos pasado, para que todo se fuera a la mierda, por las prisas de contarlo a nuestros seres más queridos.

Una tarde, tu madre, bueno Gina nos invito a merendar a tu casa, yo había quedado con Pol, con la escusa de ver una peli en casa, conociéndolo sabía que si le decía que íbamos a ir a merendar a tu casa, no hubiera venido.

La yaya se estaba terminando de arreglar, cuando Pol llamo al interfono, así que le dije que subiera, así que en apenas unos minutos lo tenía terminando de subir las escaleras, no era muy amigo de los ascensores, además así decía que hacia el ejercicio que no podía hacer, ya que habían cerrado el gimnasio donde iba y a día de hoy sigue yendo.

Entro con dos bolsas llenas de palomitas y una coca cola, al ver que había ido a comparar para ver la película, como dios manda a falta de cines, me sentí la peor persona del mundo, por haberle mentido.

Pero antes de decir nada apareció mi abuela tan elegante como siempre y al ver las bolsas dijo: "Ay niños, ya que lleváis cosas para la merendola, acordaron de meter una o dos botellas de limoncello, que eso siempre alegra las fiesta".

Odiaba y odio cuando la yaya hace una de las suyas y es que le conté que había mentido a Pol, para conseguir que viniera, pero claro no sé cómo pude fiarme de que la Calduch me guardara el secreto, como si no la conociera ya.

"¿Merendola? ¿Pero no habíamos quedado para ver una peli juntos?", ni siquiera me atreví a mirarle, simplemente me encogí de hombros.

Simplemente salimos los tres de casa en silencio y con las mascarillas puestas, como de costumbre y fuimos a casa de Gina.

Al llegar, te me tiraste a los brazos, como hacías siempre, pero ese día algo te llamo la atención, un chico rubio y de ojos pardos - verdosos que no habías visto nunca, le señalaste y en tu idioma le dijiste: "apo".

Si, llamaste guapo a mi novio y ahora marido, y no me podía sentir más orgulloso de aquello, te lanzaste a tus brazos y ya no lo soltaste.

Entramos y te pusiste a jugar con Pol en la alfombra, nunca hubiera pensado que Pol tendría esa faceta de jugar con los niños, es algo que me sorprendió y me enamoro a partes iguales, una faceta que a día de hoy sigue conservando.

Cuando quisimos darnos cuenta que ya era casi la hora de tu cena, pero antes de irnos, mire a Pol y le bese delante de todos, no hicieron falta palabras par confirmar lo nuestro, aunque Pol seguía algo cohibido consigo mismo, pero necesitaba ese beso.

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