Capítulo 4

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Un mes y medio de confinamiento


Pov Bruno

Hoy Mina, mientras Pol esta en el gimnasio, voy a contarte uno de los días más horribles del confinamiento y no exagero diciéndote que ese día todos nos temíamos lo peor.

¿Por qué?

Cuando lo leas lo entenderás y créeme ese día, a pesar de ser unos de los días más horribles, se convirtió en uno de los mejores.

Pol se despertó envuelto en agua o mejor dicho en su propio sudor, si, tenía fiebre y no poca.

Ahora entiendes porque fue uno de los días más horribles, Pol podría tener el coronavirus y eso indicaba que nosotros también, lo podríamos tener.

Por suerte la noche la había pasado con Étienne, así que por eso mucho no me tenía que preocupar, pero claro está que a pesar de eso nos preocupamos todos y no poco.

Sobre todo porque podía estar malo desde hace días y tener fiebre ahora, lo que supondría que nosotros también podíamos estar malos.

Encerramos a Pol, en nuestra habitación, por suerte estábamos en una mansión y no en una casa con un cuarto diminuto y una de las ventajas es que la habitación, tenia baño incluido dentro, que ya es decir.

Raí se encargo de llamar al hospital más cercano, pero resulta que estábamos empezando la primera ola de contagios y eso suponía, que no era fácil que te cogieran el teléfono y aun menos a la primera.

Yo estaba nervioso y no poco, a pesar de todo lo malo y que en ese momento casi no nos hablábamos, Pol era mi amigo, y no podía dejar de pensar en que había una posibilidad de que muriera y eso me mataba por dentro.

A parte, de que no me lo perdonaría en la vida si eso pasaba.

Y escuchar a Pol tosiendo desde nuestra habitación, no ayudaba, sino que me ponía más nervioso aún, si es que se podía estar más nervioso ese día.

Etienne no se separaba de mi lado para nada, se preocupaba por mi e intentaba tranquilizarme, aunque no lo conseguía y a pesar de que me sentía muy a gusto a su lado y con él en general, sentía la necesidad de estar con Pol, no con él.

Así que me levanté del sofá dispuesto a ir a ver a Pol, aunque fuera, apoyar la cabeza en el otro lado de la puerta de la habitación, pero necesitaba estar a su lado.

Pero claro, él se dio cuenta de mis intenciones y me agarro el brazo, haciendo que me parara en seco y le mirara al igual que él, estaba mirándome a mí, así que me dijo: "Bruno, no puedes ir a verle."

Yo simplemente desvié la mirada, sabía que no debía ir, pero claro a veces hay que hacer caso a tu corazón.

Así que mirándole a los ojos respondí: "Lo sé, pero no puedo dejarle solo".

A pesar de mi respuesta, él seguía agarrándome del brazo y que entraran en ese momento al salón, Ángel y Rai, no es que ayudara, de hecho se nos quedaron mirando fijamente a los dos.

Rai sabiendo como es, al vernos de ese modo no se le ocurrió otra cosa decir una burrada: "Que, ¿problemas en el paraíso?", Etienne y yo nos miramos y el les conto mi intención de ir a ver a Pol.

Como no, la bomba estallo y empezaron a decirme lo que yo ya sabía, que era una mala idea y cosas por el estilo, la verdad es que razón nos les faltaba.

Tanta presión en grupo hicieron, que por un momento dude de si ir a ver a Pol a la habitación.

Pero claro, siempre algún recuerdo te viene a la mente en el momento más inoportuno, o puede que en este momento el más oportuno, ya que gracias a ese recuerdo tomé una decisión,

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