Capítulo 10

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Roma igual a amor

Pov Bruno

Bueno Mina, mientras Pol esta viendo el futbol, me voy a poner a escribir un rato, ya sabes que yo no soy mucho de esos deportes.

Además, prefiero escribir que ver como Pol se cabrea pirqué su equipo va perdiendo, pero esto que quede entre nosotros, eh.

Estábamos a mediados del mes de julio y yo la verdad es que llevaba un par de días mal, no por estar , con el bicho este, sino porque por culpa de esta pandemia mundial, no podía ir a visitar a mi madre a Roma, como ya es costumbre que vaya, bueno ahora vayamos que Pol también viene, a Roma en agosto y en navidades, para visitar a mi madre y su pareja allí, ellos en cambio viene para Semana Santa, como ya sabes.

Pero claro, ella no pudo venir en Semana Santa y yo no podía ir en verano, si aun no estábamos en esa fase en la que Pol, dio otro paso en nuestra relación y venia conmigo, pero que quieres, llevábamos muy pocos meses junto, para ser exacto no hacia ni dos meses y claro está que no era el mejor momento para viajar.

El caso es que aunque yo sabía que lo correcto era quedarme en Barcelona y no visitar a mi madre, el sentimiento estaba ahí, si vivir con la yaya era una gran suerte, sobre todo después de que muriera papa y ella a pesar de que antes de que esto pasaba nos pedía o mejor dicho nos insinuara que nos fuéramos a vivir a otro piso, nunca me pidió que me fuera.

Yo estaba triste por no ver a ,mi madre, si no es que nos lleváramos tan bien como antes, pero era ,mi madre y tenía ganas de verla, de saber de su vida y quien sabe que si de tener alguna que otra charla y es que desde que papa le hablo de homosexualidad y tras lo de Nicola, ella intentaba hablar de chicos conmigo, supongo que para que me sintiera cómodo, aunque la verdad me moría de vergüenza, prefería hablarlo de eso con Tania o con la yaya, que con ella.

Bueno lo que paso es que aunque yo intentara no preocupar a Pol y fingir que todo estaba bien, aunque estaba claro que no, el se debió dar cuenta ya que una noche tras volver de la playa, donde había pasado la tarde con Ángel y Sara, el hizo que mi mayor deseo se cumpliera, al menos en la medida de lo que era posible.

Llegue a casa y estaban todas las luces apagadas, eso sí, todo decorado e iluminado con velas que desprendían un aroma a lavanda y es que si Pol se volvía loco por las de vainilla , yo lo hacía con las de aroma a lavanda, si hasta en el aroma de las velas somos diferentes, pero bueno para gusto colores.

"¿Yaya?"

Y si, recuerda que por aquel entonces yo seguía viviendo con la yaya, pero claro esta que nop obtuve respuesta alguna, así que empecé a caminar hasta el salón, pero antes de empezar a caminar pude distinguir que se escuchaba alguna melodía, más concretamente 'Las cuatro estaciones' de Vivaldi.

No estaba muy fuerte la verdad, es que si no fuese porque la había escuchado miles de veces, tanto en casa como en más clases de danza, no hubiera sabido reconocerla.

Entre al salón y vi que la mesa estaba puesta, con un mantel rojo, la "bajilla buena" como dice la yaya y dos velas en medio, iluminando la mesa, era simplemente lo que siempre había soñado y nunca me imaginaria ver.

Pero la sorpresa me la lleve, cuando alguien me abrazo por detrás y me pego a él, para seguidamente repartir besos por mi cuello, acompañado de algún que orto mordisco. y si, como no era Pol.

Y es que aunque Pol muchas veces se queje de lo según él. "ñoñas" que soy, pedo decir con toda seguridad, que Pol es mucho mas romántico que yo, solo que yo soy más de expresarlo con palabras, mientras él lo expresa con acciones, como la velada tan romántica que había preparado.

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