Había dejado de dormir. Simplemente no podía soportar el hecho de que Gerard se escabullera por su casa en las noches. Debido a eso había tenido muy pocos sueños pero el viernes, después de la escuela, el cansancio fue demasiado e inevitablemente se quedó dormido.Esta vez Gerard se encontraba parado frente a una tumba en lo que Frank supuso que era Bella Muerte. En sus manos tenía un ramo de rosas blancas el cual depositó sobre la cripta, solo que Frank no alcanzaba a distinguir lo que decía o a quien pertenecía. Lo único que logró ver fue sobre la lápida un pequeño ángel con una de sus alas rotas.
Cuando despertó supo lo que tenía que hacer. Miró su reloj. Apenas eran las 5:30 pm, si se apresuraba todavía tendría tiempo para buscar el lugar.
Se levantó de la cama, se puso un suéter ligero y le avisó a Teodora que saldría un momento. Cuando ella preguntó a dónde iba, Frank no pudo evitar mentir y decir que se encontraría con Brendon.
Caminó, o mejor dicho trotó por el vecindario hasta llegar a Bella Muerte. Entró en el lugar sin pensarlo y cuando se encontró ahí, parado entre los muertos, no supo exactamente lo que estaba haciendo. Simplemente comenzó a caminar dejándose llevar y sus pies, como si ya hubiera ido cientos de veces, lo llevaron directo a la tumba que estaba buscando.
En la Zona 1, la más antigua de todas, encontró la tumba del ángel con una pequeña ala rota.
Lindsey Way, amada esposa 1923-1952
¿Lindsey? ¿Acaso era ese el nombre la mujer que siempre acompañaba a Gerard en sus sueños?
Estaba tan ocupado dándole vueltas al asunto que no se dio cuenta de que una figura se puso detrás de él. Un escalofrío le recorrió el cuerpo al sentir que alguien le tocó el hombro.
Se dio la media vuelta y sus ojos se abrieron de par en par al darse cuenta de que se encontraba ni más ni menos que frente a Gerard. Sus grandes ojos verdes lo estaban mirando bajó una sombrilla que usaba para cubrirse del sol.
—Hola, Frank—Sabía su nombre. Estaba paralizado, no podía creer lo que estaba pasando.
—Eres real...—fue lo único que pudo decir. Tuvo que resistir las ganas de tocarlo para asegurase de que no era una aparición o un producto de su imaginación.
—Por supuesto que lo soy—sonrió.
—Solo te había visto en mis sueños—titubeó.
—Lo se, porque yo también te he visto en los míos—contestó Gerard y Frank se ruborizó—. Estaba buscando la forma de acercarme a ti pero no lograba encontrar la manera adecuada... es por eso que vine aquí, para que pensar, aunque de todos modos parece que no fue necesario, tú me contraste a mi.
—Vi este lugar en uno de mis sueños—respondió—tú estabas aquí y quise venir a investigar, creí...creí que me estaba volviendo loco.
—descuida, yo también lo llegué a pensar.
Frank miró la tumba.
—¿esa mujer era tu esposa?
—Si, durante más de una siglo.
—¿qué fue lo que le pasó?¿cómo murió?
—No lo hizo—contestó Gerard—los...la gente como yo no puede morir, esa tumba está vacía.
—¿tú...?—comenzó Frank sin saber que era exactamente lo que quería preguntar. Tenía tantas dudas—¿qué es lo que está pasando?¿Por qué tengo estos sueños extraños?
—Me encantaría resolver todas tus preguntas pero incluso yo no entiendo lo qué pasa. En toda mi vida, que ha sido bastante larga, jamás me había pasado esto, jamás había tenido esta extraña conexión con alguien.
Frank sintió un escalofrío al escuchar esa palabra. Conexión.
—Al menos podrías explicarme qué...quién eres.
—Te explicaré todo lo que quieras sobre mi pero aquí no, es peligroso.—La noche llegó y Gerard cerró su sombrilla.
Caminaron juntos hasta la casa de la calle 37 en busca de respuestas.
—vamos—dijo Gerard subiendo las escaleras del porche de la casa, de su bolsillo sacó una llave antigua y abrió la puerta. Pero Frank no se movió ni un centímetro. Se quedó quieto pensando si era una buena idea entrar a la casa de un desconocido. Gerard pareció comprender lo que sucedía, así que dio media vuelta y le extendió su mano—por favor, confía en mi.
Frank lo dudó por un momento pero al final tomó su mano y entraron juntos a la casa. Por alguna razón sentía que podía confiar en Gerard, sentía como si lo conociera de toda la vida.
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Holaaaaa
Espero que hayan tenido un lindo día del amor y la amistad <3
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El Vampiro de la Calle 37
Jugendliteratur"-¿Tú crees en el destino?-preguntó Gerard. Frank no supo que responder.-Hace unos cien años yo habría dicho que no, pero tú eres la prueba de que estaba equivocado". Frank es un chico solitario, un día asiste a una fiesta con la intención de hacer...