—¿Qué diablos fue eso?—exclamo Gerard.—Silencio—ordenó Lindsey—llamarás la atención de los demás.
—¿Qué fue eso Lindsey?—volvió a preguntar esta vez más discretamente.
—Mors in vita...
—¿Que rayos se supone que significa eso? —preguntó Mikey con cara de disgusto.
—"La muerte en vida", celebramos el inicio de la primera sacrificando a una joven Virgen que representa la vida y la mortalidad, los múltiples agujeros en su cuerpo representan la caza abundante y...
—Veo que ya les están explicando el significado de nuestra tradición—interrumpió Plutarch—¿disfrutaron el espectáculo?
—Mucho—mintió Gerard forzando una sonrisa.
—Excelente caballeros—exclamó el rubio—no hay nada que me haga más feliz que satisfacer a nuestros invitados.
—Estamos más que satisfechos pero...si no es mucha molestia ¿Qué harán con ella ahora?—desvió el tema señalando con la mirada el cuero inerte de Madeline que reposaba desnudó y lleno de sangre sobre la tarima sin que ahora nadie le prestara atención.
—Oh la dulce Madeline será velada toda la noche como agradecimiento por ser nuestro sacrificio de hoy en una ceremonia privada pero claro, los amigos de mi Bella Dama es mas que bienvenido a asistir.
—Sería todo un placer.
—¡Perfecto!—exclamo—Cuantos matarían por estar en su lugar.
—Supongo que somos afortunados.
—Demasiado afortunados—comentó Lindsey.
—Creo que este es el momento adecuado para realizar el recorrido—opinó Plutarch emocionado—los demás no se darán cuanta si nos desaparecemos unos minutos.
Siguieron a Plutarch y a Lindsey por un largo pasillo adornado igual de elegante que el salón hasta que llegaron a una puerta que de nuevo conducía a una cueva.
—La ciudad está conectada por un sistema de túneles secretos que nos permiten movernos con más libertad para evitar la luz del sol—explicó Plutarch—aunque claro, no todos os sectores están abiertos a todo el público, hay zonas prohibidas a las que solo alguno podemos entrar y su intrusión es severamente castigada.
—¿qué clase de castigo?—preguntó Mikey.
—Ya llegaremos a eso.
Entraron en la cueva y caminaron por varios minutos bajo la tenue iluminación de las lámparas de aceite. Se cruzaron con otros pasillos y puertas que provocarían la curiosidad de los hermanos pero que Plutarch y Lindsey simplemente ignoraron.
—llegamos—anunció al fin el líder de los vampiros.
Frente a ellos se alzaba una gran bóveda redonda de piedra cuyos muros medían unos 10 metros. Las paredes estaban envueltas por unas escaleras de caracol que conducían a diferentes corredores que albergaban distintos misterios y del techo colgaba un gran candelabro de hierro sujeto con una gruesa cadena oxidada.
—Bienvenidos sean caballeros al corazón de este lugar.
El lugar estaba repleto de personas que subían y bajaban las escaleras, entraban y salían de los corredores e iban y venían por el vestíbulo.
—¿Qué es este lugar?—preguntó Mikey asombrado.
—Lo que uno quiera—respondió el vampiro rubio—aquí puede venir alguien a alimentarse, a entretenerse un rato, a comprar, a vender y también a descansar.
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El Vampiro de la Calle 37
Novela Juvenil"-¿Tú crees en el destino?-preguntó Gerard. Frank no supo que responder.-Hace unos cien años yo habría dicho que no, pero tú eres la prueba de que estaba equivocado". Frank es un chico solitario, un día asiste a una fiesta con la intención de hacer...