26º

459 57 19
                                    



Estuvo toda la tarde en el hospital. Tuvieron que sacarle los vidrios con pinzas y aparte cocer varias partes de sus brazo y piernas. Cuando el doctor lo cuestionó dijo que se había caído por las escaleras accidentalmente mientras bebía un vaso de agua. El doctor pareció no creerle del todo pero no había nada que pudiera hacer.

Al llegar a casa evitó a Teodora para que la mujer no se diera cuenta de las heridas y se fue directamente a su habitación.

Volvió a mirar la postal en la que ya casi no se distinguía la imagen del monte Fuji pues estaba toda arrugada y llena de su sangre.

Desearía que vinieras conmigo.

La hizo bolita con sus manos y la lanzó a la basura.

Se recostó un momento. Se sentía agotado, destruido y sobre todo triste. Lo único que quería era estar con Gerard, y sus padres, en Japón.

Su teléfono comenzó a sonar. Era Mikey.

—¿Hola?—contestó apresuradamente.

—Frank, gracias al cielo te encuentras bien.

—si, fui al doctor hace rato ¿cómo está Gerard?

—perdió totalmente la cabeza.

—¿a qué te refieres?

—Está haciendo las maleta ahora mismo, dice que irá a Londres.

Frank se puso de pie de un salto.

—¿de qué estás hablando?

—cuando logre tranquilizarlo dijo que todo esto estaba mal y que se largaba a Londres.

—aguarda un momento, voy para allá.

—apresúrate.

Colgó el teléfono y salió corriendo de casa. No le importo que fuera tarde y estuviera oscuro. Después de varios minutos finalmente llegó a la casa en la calle 37.

Ni siquiera tocó la puerta, simplemente entro y en la sala se encontró con los dos hermanos discutiendo, pero a diferencia de la última vez, en esta ocasión parecía bastante serio.

—Frank, gracias al cielo llegas—dijo Mikey dirigiéndose a él— por favor dile que ir a Londres es una locura.

—Es lo mejor—gritó Gerard.

—¿Gerard, por qué quieres ir a Londres?—exigió Frank una respuesta pues no entendía nada.

—iré a buscar a Lindsey.

—se ha vuelto loco—dijo Mikey llevándose las manos a la cabeza.

—¿te refieres a la mujer que intento matarte múltiples veces en el pasado?—preguntó Frank.

—¿acaso quieres suicidarte?

—Es lo mejor para todos—explicó Gerard.

—¿por qué eso sería lo mejor para todos Gerard?—exclamó Frank.

—escuchen, sé que suena loco pero cuando me convertí en vampiro—hizo una pausa y corrigió—cuando Lindsey me convirtió en esto nunca supe realmente lo que era. Era ella quien tenía todas las respuestas, la que sabía cosas que nunca quiso decirnos porque de esa manera nos mantenía con ella, nos hizo dependientes de ella. Esto que me pasa con la sangre de Frank no es simple casualidad, sé que algo más está pasando y ella puede ser la solución. No quiero pasarme la vida alejando de ti por miedo a lastimarte—dijo esta vez dirigiéndose a Frank—y tampoco quiero estar alejado de ti. Lindsey Siempre dijo que en Londres se encontraban los vampiros más viejos y sabios y ellos deben de saber por qué me pasa esto.

—aunque tuvieras razón y Lindsey supiera que es lo que te pasa ¿que te hace pensar que querrá  ayudarnos?

—debe de hacerlo, nos lo debe.

—no creo que sea una buena idea—dijo el menor de los vampiros.

—Yo creo que tiene razón—dijo Frank.

—¿qué?—exclamó Mikey.

—¿enserio?—dijo Gerard.

—por supuesto, allá debe haber vampiros muy antiguos y sabios que puedan darnos explicaciones, y tal vez también sepan alguna manera de detener los instintos de Gerard hacia mi sangre.

—esto es una locura.

—creo que vale la pena intentarlo, por el bien de todos nosotros.

—¿qué pasará si no hay un remedio?—dijo Mikey— entonces no podrán estar juntos jamás sin que Gerard intente comerte.

—entonces solo hay una solución—dijo Frank con firmeza—deben convertirme.

—eso jamás—exclamó Gerard.

—tú debes hacerlo Mikey—le dijo Frank, prueba ambos sabían que Gerard jamás podría controlarse.

—¿estás loco?—dijo El hermano más joven con desesperación—jamás he hecho algo  así, ni siquiera sé si una vez pruebe tu sangre podré controlarme.

—entonces debemos ir a Londres y tomar el riesgo.

—tú no irás a Londres Frank—interrumpió Gerard—es muy peligroso.

—yo también tengo que ir, se tarta de algo de los dos. Además necesitarán dinero y un humano que pueda salir de día.

—Frank tiene razón—dijo Mikey—el también debe de ir, es algo que les concierne a los dos.

—de acuerdo—Gerard rodó los ojos—pero tú no te acercarás a los vampiros ¿de acuerdo? De eso nos encargaremos Mikey y yo.

—entonces está decidido.

—iremos a Londres—dijeron los hermanos al mismo tiempo, pero mientras Gerard lo decía con emoción, Mikey lo decía como si fuera un plan suicida.

****

Holaaaa

Perdón por la tardanza :c

Ya publicaré más seguido

El Vampiro de la Calle 37 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora