Se hizo de día y Gerard convenció a Frank de no ir a la escuela.—por favor no me dejes—le había dicho.
—Tengo que ir.
—Moriré si te vas.
—Eso no es cierto, eres inmortal.
—moriré de aburrimiento ¿de acuerdo?
Frank cedió al final. Un día de no asistir a la escuela no le haría daño.
En vez de eso se quedó todo el día en casa con Gerard e hicieron muchas cosas que para el vampiro eran muy inusuales. Vieron una película en la sala de cine que tenía la mansión. Frank realmente nunca la utilizaba pues siempre estaba solo, a excepción de cuando acompañaba a Teodora a ver sus novelas.
—una sala de cine en la comodidad de tu casa—había dicho Gerard asombrado.
—Aún así prefiero ir a cine local, la experiencia es mucho más satisfactoria...aunque ahora que lo pienso, nunca había tenido con quien compartir esto.
—yo quiero compartirlo todo contigo.
Frank sintió mariposas en el estómago. Finalmente tenía a alguien.
Frank se revolvió sobre el asiento del cine para poder depositar un tierno beso sobre la mejilla de Gerard. El más grande no pudo resistirlo y tomó la cara del otro entre sus manos para darle un apasionado beso el cual Frank recibió con mucho gusto. El beso se fue intensificando y Frank dejó su asiento para sentarse sobre las piernas del vampiro.
El más grande pasó sus manos por la espalda del otro y de un solo movimiento lo recostó en el sofá quedando sobre él. Frank atrajo a Gerard con las piernas pegándolo más a él.
La excitación era demasiada. Ambos se deseaban mutuamente y cada caricia, cada roce causaba dentro de ellos una explosión.
Gerard de apartó un poco para quitarle de un tirón la camisa al más joven. Volvió a inclinase sobre él y a besarle el pechó y de ahí fue subiendo hasta llegar a su cuello.
Frank estaba sintiendo demasiado placer, algo que nunca antes había experimentado.
Fue entonces cuando Gerard pasó la lengua por su cuello de Frank. Él olor de su piel y el rápido palpitar de su corazón encendieron sus instintos. Gerard dejó de razonar por un momento y se volvió completamente salvaje.
Apretó fuertemente los brazos de Frank provocando en el más chico un intenso dolor.
—¡...Gerard!—gritó Frank causando que el vampiro despertara de su trance.
Cuando Gerard volvió en si y se dio cuenta de lo que estaba haciendo soltó al chico de inmediato y de un brinco se alejó al otro extremo de la habitación.
Frank seguía recostado en el sofá, mirando a Gerard expectante.
—Fue mi culpa—se excusó de inmediato el más joven.
Gerard negó con la cabeza. Los brazos de Frank tenían unos moretones donde él había ejercido presión y ni hablar de la sangre que le escurría por dónde le había encajado las uñas.
—Yo te hice eso, yo te lastimé—dijo Gerard.
—No es nada, puedo soportarlo–contestó el otro tratando de no darle importancia.
—Te hago daño Frankie.
—No, no lo haces—insistió.
—No trates de minimizar lo que hice. Te hice daño.
—Se que no lo hiciste a propósito—Frank se puso de pie y trató de acercarse a Gerard pero él más grande se apartó.
—Tienes razón, no quise hacerlo pero eso no quita el hecho de que te lastimé. No puedo controlar mis instintos, Frankie. Si continuábamos tal vez te habría matado.
Frank tragó saliva al escuchar eso.
—No lo harías, puedo resistirlo.
—No insistas Frank—exclamó Gerard—Lo que soy, me hace increíble te fuerte y tú en particular activas mis instintos de una manera que me es imposible controlar.
Frank bajó la cabeza decepcionando. Si, Gerard le había hecho daño pero él creía muy en el fondo que lograría controlarse.
—Creo que lo mejor será que me vaya.
—No te vayas...—susurró Frank pero era demasiado tarde. Gerard ya había tomado sus cosas y se encaminaba a la puerta.
Una vez se fue Frank se sintió miserable.
Mientras se llenaba la bañera se quitó los pantalones y miró su cuerpo desnudó en el espejo. Tenía moretones en los muslos y en el abdomen y ni hablar de los brazos que fue donde Gerard había presionado fuertemente. Parecía que lo hubieran asaltado o algo parecido. Lo había destrozado.
Mientras se daba el baño se frotó el cuerpo con cuidado para no hacerse más daño.
No durmió muy bien esa noche, pues seguía inquieto con la escena de hace rato además de que Gerard no le había hablado.
Al día siguiente se despertó con un dolor insoportable en todo el cuerpo. Apenas podía moverse por lo que tuvo que faltar a la escuela nuevamente y mejor se quedó recostado en cama.
Ese día Gerard tampoco llamó.

ESTÁS LEYENDO
El Vampiro de la Calle 37
Ficção Adolescente"-¿Tú crees en el destino?-preguntó Gerard. Frank no supo que responder.-Hace unos cien años yo habría dicho que no, pero tú eres la prueba de que estaba equivocado". Frank es un chico solitario, un día asiste a una fiesta con la intención de hacer...