La mujer de nadie(terminada) Justin y tn_.

La mujer de nadie:capítulo 10

Aunque el éxito no excusaba la manera en que Justin Bieber la trataba, en cierta medida explicaba su arbitrariedad. Al nivel en que operaba, debía estar acostumbrado a los juicios instantáneos

-Pero no es motivo suficiente para que te obligue a casarte con...

-¡Se siente responsable de mí! ¿Es que no te das cuenta, ______[tn] ? -Katina, cuyo ruborizado semblante expresaba ansiedad, se apoyó sobre la mesa-. Justin ha sido como un padre para mí, pero tiene su propia vida. Ahora que mamá se ha ido, yo soy una carga tanto física como económica para él. No puede llevarme en sus viajes al extranjero y tampoco quiere dejarme aquí, sola y desprotegida. Además -añadió con dolor-, la casa donde mamá y yo vivíamos, Rethymnon, la vendieron por lo que los únicos lugares que me quedan donde puedo vivir son el apartamento de Justin, en Heraclión, y esta casa; de verdad, ninguno resulta conveniente.

-Sí, ya veo -______[tn] sonrió con ironía. La joven con toda seguridad le estorbaría a su hermano en su estilo de vida-. Pero, Kati, ¿es que no desearías casarte por amor?

La chica la miró a los ojos con solemnidad.

-Tía Irini asegura que el amor viene después del matrimonio, cuando se tiene una vida en común, y Justin...

-¿Sí? -______[tn] alzó una ceja ante la pausa de Katina-. Cuéntame la filosofía de tu hermano sobre los asuntos del corazón.

- Justin dice que no debe confiarse en el amor -declaró.

-Sin duda habla por experiencia propia -dijo ______[tn] con cinismo, pensado que le gustaría saber lo extensa que sería esa experiencia.

-No sé -la jovencita Katina sacudió la cabeza-. Pero el matrimonio entre tía Irini y tío Yorgos fue concertado por sus familias, y ellos son muy felices... -su ecuanimidad se vio alterada por un ligero estremecimiento, y______[tn] se apresuró a extender las manos sobre la mesa para cubrir las de Katina.

-Mira, Katina... Yo no niego que Justin sea un buen hermano, pero lo que debe esperar de ti tiene un límite, y si tú no quieres decírselo, ¡lo haré yo!

-¡No, ______[tn], por favor! ¡No debes hacerlo!

-¡Le tienes miedo! -exclamó ______[tn] al contemplar el pálido y preocupado rostro de su amiga.

-No, no es eso... -titubeó Katina-. Aunque es mi hermano, no le conozco a fondo. Es mucho mayor que yo, y en realidad no hemos convivido mucho, pero... pero es mi único familiar aparte de tía Irini, ¡y no me gustaría perderle! -tragó saliva y dio la impresión de estar en lucha por contener las lágrimas-. Por favor, ______[tn], prométeme que no harás nada que le moleste...

Era un poco tarde para esa petición, pero Katina no lo sabía. Además, molestarle era una cosa, pero enemistarle con su joven hermana era algo muy diferente. ______[tn] sospechaba que para el arrogante griego los lazos familiares eran demasiado fuertes para ser alterados por algún extraño.

-De acuerdo, te lo prometo -expresó; sin embargo, abrigaba la esperanza de que los planes de Justin no se llevaran a cabo. Diez días sin saber nada de él... ¡Quizá, después de todo, fuera factible que Katina no tuviera que sacrificarse!

Decidida a cambiar de tema, ______[tn] se puso de pie.

-Vamos a la playa de la que me hablaste ayer -propuso con alegría-. Una mañana de sol y aislamiento es justo lo que necesito en este momento.

Para sorpresa suya, a Katina no le atrajo la idea.

-¿Te importaría mucho que no fuese contigo? Creo que ayer tomé demasiado sol, y me duele un poco la cabeza. Prefiero quedarme aquí, tomar un par de aspirinas y leer un poco.

-Me quedaré contigo. Otro día iremos -con un sentimiento de irritación, ______[tn] notó en la mirada de la chiquilla había sombras que insinuaban la posibilidad de que no estuviese tan resignada a convertirse en la mujer de un desconocido.

-¡Oh, no, no hay necesidad! -dijo Katina muy sonriente-. Me gustaría estar sola. En Gatwick compré un par de libros y no he tenido tiempo de empezar a leerlos -extrajo dos paquetes del bolso que tenía a sus pies-. Practicar mi inglés me proporciona una hermosa sensación de virtuosismo.

Intrigada, ______[tn] cogió los libros sin que Katina se opusiese.

-¡Oh, Kati! -rió al contemplar las llamativas portadas, con una mezcla de horror y diversión: ¡Las confesiones de Afrodita y Una cuestión de virtud¡

-Bueno, si en la escuela estudiamos a Shakespeare y a Charles Dickens, ahora he cogido algo un poco más moderno.

Cuando dejaron de reír, Katina le indicó dónde estaba la playa.

Dos horas después, ______[tn] se encontraba tumbada en su toalla sobre la arena de la solitaria playa, exponiendo al sol la parte posterior de sus piernas y la larga curva de su espalda.

Si Katina no le hubiese comunicado el secreto, nunca habría podido encontrar sola la pequeña y aislada bahía.

No sabía cuánto tiempo había estado allí, pero ese lapso le sirvió para levantar su ánimo y para sanar el «ego» que Justin había herido con sus injustas acusaciones y su atávica brutalidad.

Al darse la vuelta, ______[tn] se puso un brazo sobre los ojos para reforzar la protección que le daban sus gafas oscuras. Ojalas que lo que mantenía a Justin en Heraclión, fuera lo que fuese, siguiera así hasta que se fuera de nuevo a Inglaterra.

Sin desearlo, el recuerdo de su cuerpo presionándola contra la suavidad del sillón, surgió en su mente. Durante diez días se había negado con obstinación a evocar el incidente, y de pronto volvía a ella de forma inesperada.

¡Oh, Dios! ¡La perversa experiencia de aquel beso! Aquella sensualidad había sido un insulto... no obstante...

Había sido una locura provocarle La experiencia y el sentido común debieron advertirle que Justin Bieber tenía muy poco en común con los convencionales, ansiosos y fastidiosos hombres jóvenes que eran sus compañeros de trabajo en Industrias Consolidadas.

¿Como era posible que le hubiese permitido burlarse así de ella?

-No... no... -gimió en voz alta, perdida en sus pensamientos, al rechazar no sólo la indeseada compresión de que el tiránico griego había despertado su oculta naturaleza sensual, sino también el recuerdo de todo el vergonzoso incidente.

-Ni siquiera se lo he pedido todavía.

______[tn] emitió un agudo grito por la sorpresa que le produjo aquella profunda voz, que reconoció de inmediato, a unos cuantos centímetros de distancia. Se sentó y se abrazó las piernas dobladas. El corazón le latía apresurado tanto por la impresión de ver que había alguien, como porque, entre tanta gente que existía en el mundo, ese alguien fuese él.

-¿Qué hace aquí? -inquirió enojada.

-Parece que ser rechazado -replicó con tono afable, sin que el grosero recibimiento le perturbase.