La mujer de nadie:Capítulo 35

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Durante los largos y lánguidos minutos en que Justin veneró su cuerpo, fue como si ______[tn] viviese en otro planeta; pero cuando consumó la posesión, fue el nombre de Justin el que formó su grito. Con el corazón palpitante y la respiración agitada, quedó al borde de la inconsciencia. Justin la condujo hasta la cumbre de la pasión, y más tarde con sus labios enjugó las saladas lágrimas de alegría que humedecían las mejillas de ______[tn].

Durante varios minutos yacieron sin hablar, mientras ______[tn] escuchaba la pesada respiración de Justin. Por primera vez se sentía vivir de verdad, como si una nueva dimensión se hubiese abierto en su vida. Era maravilloso. Y se había dado cuenta, con devastadora claridad, que todos sus anteriores escrúpulos habían estado justificados, y que había estado bien en esperar hasta encontrar a alguien a quien de verdad amara. Esa era la verdad más importante de todas.

—Katina no cabrá en sí de contenta cuando se entere de lo nuestro.

—¿Katina? —______[tn] volvió de golpe a la realidad—. ¿Vas a decirle a tu hermana que nosotros... que tú y yo?... —ni siquiera había pensado en el futuro, pero si iba permanecer allí, lo natural era que Justin esperara más encuentros amorosos. Debía haber pensado antes en eso. Para ella, lo que acababa de suceder entre ellos era la culminación de su amor por Justin; para él, el principio de una breve aventura. Pero era imposible. ¿O enviaría a Kati al dormitorio sencillo para compartir con ______[tn] el doble? Aun cuando decidiera llevarla a su apartamento en Heraclión, sería una terrible traición a la amistad que ______[tn] compartía con Katina.

—¿Nos vamos a casar? —en la voz de Justin había diversión y seguridad de lograr un propósito—. Por supuesto que se lo diré. Y a ella le encantará saber que vas a ser su cuñada.

—¿Casarnos? —la voz de ______[tn] se elevó—. Justin... ¿has dicho casarnos? —sin ninguna razón aparente, se sentía enferma, presa de dudas y temores—. Pero... es imposible —abrió mucho los ojos al mirar con ansiedad las sombrías líneas de su rostro—. ¿Por qué íbamos a casarnos? ¡Justin tú no me amas!

Era el momento en que él debía aclarar sus dudas y decirle que sí la amaba, que, como ella, no podría haber hecho el amor si el corazón no estaba por medio. Pero no dijo nada de eso. ¿No había admitido que en su temprana juventud le había sido fácil satisfacer sus apetitos sexuales sin relacionarse sentimentalmente? ¿Por qué el solo devenir del tiempo iba a cambiarlo?

—Qué comentario tan poco halagador, mi ______[tn]—le dirigió una mirada interrogante—. Pensaba que te había demostrado mi amor de la manera más satisfactoria, ¿no?

—Esa no es razón suficiente para el matrimonio —con la garganta seca, ______[tn] cogió su camisón, y se lo metió por la cabeza para ocultar su saciado cuerpo de la mirada de Justin, consciente de su entrecejo fruncido—. Mi vida está en Inglaterra. Ni siquiera he empezado a trabajar en la profesión que he escogido. Además, tú debes casarte con alguna chica griega, alguien como Yana... —estaba confusa y no sabía lo que había impulsado a Justin a hacer su bizarra propuesta.

—Sin embargo —le dijo con suavidad—, ¡yo he sido tu primer amante e intento ser el último! —de nuevo hablaba el autocrático griego.

¡Así que era eso! Debía haberle dicho que nunca se había acostado con un hombre en vez de dejar que lo descubriese por sí mismo. Ahora él se sentía obligado a «reparar su falta». Pero ______[tn] nunca accedería a un matrimonio sobre esa base.

—Lo siento, Justin... —hizo un gesto de impotencia con las manos—. Supongo que debía habértelo dicho, pero no debes sentirte obligado hacia mí —Justin frunció el ceño, por lo que ______[tn] se apresuró a continuar antes que él se interrumpiese—. Sabes que mi educación no ha sido tan estricta como la que reciben las chicas griegas. En mi país, muchas jóvenes realizan experimentos...

La mujer de nadie(terminada) Justin y tn_.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora