La mujer de nadie:capítulo 15

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—Y si no hubiese sido por eso, yo ya tendría un nuevo trabajo y no estaría aquí.

—Así que lamenta la oportunidad de estar en una hermosa playa tomando el sol a gusto —su sonrisa le indicó que no se creía que le molestara aquel giro del destino—. Kati me comentó que usted ya había renunciado a su empleo cuando le pidió que la acompañara a venir aquí... ¿A qué se debió?

—Me aburría mucho —______[tn] decidió no mentir—. Yo había pensado que en una gran empresa como ésa tendría oportunidades de poner en práctica mis conocimientos; por desgracia no fue así. El salario y las condiciones de trabajo era excelentes, pero todo estaba informatizado y no había ningún contacto personal con los compañeros. En mi puesto no había ningún reto, ¡bien podía realizarlo un robot! —levantó la mirada hacia él, quien parecía expresar genuino interés y un atisbo de respeto nuevo—. ¿Me comprende?

—Por supuesto, ¿Y cuáles son con exactitud esos conocimientos a los que alude y que no fueron bien aprovechados?

______[tn] sufrió una desilusión ante la frialdad de esa pregunta.

—Estudié sociología y después administración de empresas —informó con tono gélido—. Quería hacer carrera en los negocios.

—Sí... claro —una pequeña sonrisa jugueteó en los labios de Justin—. Daba clases de sociología cuando conoció a Katina, ¿verdad? Debe ser toda una experta.

—Aquello fue sólo temporal, mientras sustituía a una amiga.

—Los estudiantes fueron muy afortunados por tener una profesora tan atractiva —los ojos miel acariciaron su rostro—. Pero creo que es una materia peligrosa para mentes jóvenes. ¿Practica lo que enseña, jatáki?

—¡Se trata de una ciencia, no de un credo! —se apresuró a replicar, molesta por el uso de aquel apodo y presta a justificar las horas de estudio y enseñanza que había invertido durante los pasados años. Pero Justin no iba a darle la satisfacción de una disertación. Los dedos de ______[tn] se asieron al borde de la mesa, al inclinarse hacia él, determinada a exponer su punto de vista —. Es una ciencia basada en la observación de grupos...

—¡Ah! —la aguda exclamación interrumpió el flujo de palabras de ______[tn]—. Entonces lo que ahora voy a decirle le gustará, pues combina el placer con la investigación —un maligno triunfo resonó en su profunda voz—. Un amigo de negocios ofrece esta noche una fiesta, y yo he aceptado su invitación tanto en nombre propio como de Katina y usted. ¿Ha oído hablar de Chigwell Vayne?

—Sí... no... es decir... —confusa, ______[tn] se detuvo para recuperarse. Por supuesto que la noticia le produjo cierta excitación. Después de todo, Chigwell Vayne era famoso y sería emocionante poder hablar de él en las cartas que ______[tn] le enviaba a su madre. De cualquier manera, le habría gustado que se le pidiera antes su opinión.

Aunque Justin le había dicho que buscaba la absolución, ella no detectó ningún cambio en su actitud. El beso no significaba nada, pues no es necesario que una mujer le guste a un hombre para que la bese de esa forma.

Una burbuja de rebeldía empezó a subir a la superficie. Sentiría una perversa satisfacción en arruinarle sus planes.

—Bien, entonces... ¿sí o no?

—Sí, he oído hablar de él. Y no, no deseo asistir a su fiesta.

—¿Ni siquiera por Katina?

—Kati no me necesitará si va usted. Además, me temo que mi guardarropa no incluye ninguna prenda adecuada para una fiesta estilo Hollywood.

—Pero es que yo necesito que usted vaya —la respuesta fue tan rápida, que sorprendió a ______[tn]—. Y respecto a su vestido, ya que usted será mi acompañante, me encargaré de que no me haga quedar mal —la sonrisa en su arrogante semblante no hizo nada por el orgullo de ______[tn] cuando él continuó con suavidad—. Seleccionaré y pagaré algo para que se ponga. No hay problema.

______[tn] apretó los dientes.

—Lo siento —declaró con voz de hielo—. Prefiero quedarme en la villa.

En los ojos de Justin surgió una chispa de humor.

—Y yo quiero que conozca a unos amigos míos a los que también han invitado; así que en esta ocasión, sus deseos están en segundo termino con respecto a los míos.

¿Qué podía hacer? No se arriesgaría a que Justin dejara también en casa a Katina, pues la joven sufriría una gran desilusión.

—¿Es que alguna vez se me ha dado la preferencia? —inquirió hacia el implacable hombre sentado frente a ella. La lenta y sugestiva sonrisa de Justin y el brillo en sus atractivos ojos, le provocaron a ______[tn] un estremecimiento que le recorrió la rígida espina dorsal.

—Eso es algo a lo que usted debe responder por sí misma, ______[tn] —le dijo con suavidad.

La mujer de nadie(terminada) Justin y tn_.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora