La mujer de nadie: Capítulo 26

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—Parece un buen chiste —declaró Justin con calma—. ¿Podrían contármelo?

—Bieber —Bob se apoyó en el respaldo de su asiento para contemplar el claro y ceñudo rostro del griego con una falta de interés impregnada de impertinencia.

______[tn] apretó los puños al notar que los ojos de Justin examinaban la piel que no cubría el sostén esmeralda de su traje de baño.

Al darse cuenta que a través de la tela él podía apreciar lo erecto de sus pezones, ______[tn] tragó saliva.

—He venido para invitarla a comer —manifestó Justin con voz controlada—. Pero veo que he llegado un poco tarde.

—En más de un sentido —el doliente y malicioso comentario de Bob era demasiado sugestivo. Furiosa con él, ______[tn] sintió que las mejillas se le teñían de rubor.

—¿De verdad? —muy relajado y con las manos en los bolsillos de sus pantalones, Justin contempló con obvia condescendencia el desnudo torso de Bob—. Le sugiero que vuelva a Heraclión y se ocupe de sus propios asuntos en lugar de entrometerse en los míos.

—¡Entonces, ______[tn] sí es asunto tuyo! —exclamó Bob, al tiempo que retiraba su silla hacia atrás y, muy enojado, se ponía de pie—. Eso es lo que quería oírle decir, Bieber. ¿Y qué es lo que piensa Yana de eso... o es que no se ha enterado?

______[tn] los contemplaba muy asustada.

—Mis asuntos sólo me conciernen a mí... y a nadie más —Justin pronunció la respuesta lenta y profundamente mostrando un engañoso control, pero ______[tn] se dio muy bien cuenta de ello. En cualquier momento podrían llegar a las manos, ¡y parte de la culpa sería suya!

—Supongamos que yo me estoy ocupando de los míos —Bob levantó la barbilla, mientras apretaba los puños. A Justin nada de eso le pasó inadvertido.

—Inténtelo —sugirió con un brillo maligno en la mirada mientras flexionaba los hombros.

¡Era demasiado! Al instante, ______[tn] se puso de pie y dio un puñetazo sobre la mesa para llamar la atención de los dos.

—Me sorprende su forma de actuar —dijo furiosa ante la sorpresa de ellos—. Y dudo, Justin que una riña callejera vaya a enorgullecer mucho a su futuro cuñado o a la hermana cuyo bienestar tanto clama defender. ¡Y por supuesto que no voy a quedarme aquí a verles hacer el tonto!

No era fácil hacer una retirada digna, vestida sólo con el traje de baño, pero ______[tn] trató de salir del restaurante con paso tan orgulloso como pudo. Al llegar a la playa, se dirigió rápidamente a la villa.

¡Dios santo! No sólo se había atrevido a oponerse a Justin en público, sino que había dejado en evidencia los planes de matrimonio que él tenía para Katina. Ver a Justin con un ojo inflamado, le proporcionaría cierta satisfacción, pero esperaba que los dos hombres no se hubieran peleado. Por supuesto le molestaban las insinuaciones de Bob, pero le enfadaba más aún que Justin no se conformase con quitarle la mujer sino que además le hiciera reclamaciones injustas.

—¿Kati? —llamó a su amiga al llegar a la villa, pensando que si Justin había vuelto, también Kati estaría. Cuanto antes le contase lo que acababa de ocurrir, mejor—. ¿Kati?

Pero todas las habitaciones se encontraban vacías. La villa estaba desierta. Quizá hubiera ido a alguno de los supermercados que siempre estaban abiertos. No tenía por qué dar un toque siniestro a su ausencia.

______[tn] se estremeció de manera violenta. Quizá tuviera el traje de baño todavía húmedo. Al llegar a su dormitorio para quitárselo, notó que los dientes le casteñeteaban.

¿Nerviosa? Ella no le tenía miedo al griego de cejas oscuras... ¿o sí? No, se aseguró. Reaccionaba así, porque normalmente observaba las cosas sin participar. Pero con Justin, ______[tn] había entrado en conflicto desde el principio. Lo que le hacía falta para restaurar su equilibrio, era una agradable ducha tibia.

Acababa de secarse, cuando oyó que llamaban a la puerta del dormitorio. Resultaba inútil fingir que no estaba o que se había dormido, pues Justin debió haber oído el ruido de la ducha.

La mujer de nadie(terminada) Justin y tn_.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora