—¡Justin! ¡Oh, Justin, mou ¡A final has podido venir a esperarnos! —exclamó Katina.
¡Cielos! ¡Tenía que haber un error!, pensó ______[tn] sacudiendo la cabeza incrédula. ¡No podía ser cierto! ¿Cómo era posible que ese supremo ejemplar masculino fuera el pomposo y dominante hermano de Katina?
Desde que se había enterado de la existencia de Justin Bieber, hacía meses, tenía una imagen fija en la cabeza. Una versión más adulta de Petros, el regordete primo de Katina que en ocasiones iba a buscarla a la salida de sus clases. A los treinta y dos años, con toda seguridad las ideas de Justin no eran menos conservadoras que las de Petros, quien estaba convencido de la total superioridad del hombre sobre la mujer. ¿No lo había demostrado con la tajante orden de que volviera Katina a Creta, así como con la conspiración que había urdido en su ausencia?
Respecto a ella misma había decidido______[tn], él la trataría con una mezcla de frialdad y respecto, apropiada para el caso de una desconocida extranjera que se introducía en su casa, para prestar un servicio, tras una desgracia familiar.
Un hormigueo nervioso la recorrió de manera alarmante. Aquel era el Justin que ella esperaba, no ese atractivo extraño cuyo estilo para abordar a una mujer sola llevaba a malas interpretaciones.
—Pospuse mi cita, Kati —también él habló en inglés, mientras con los ojos entrecerrados, escudriñaba a la multitud que salía del aeropuerto—. Tu amiga me consideraría un mal anfitrión, si permitiese que dos mujeres solas se enfrentaran a este bullicio.
—Y te lo agradecemos las dos —Katina sonrió—. Pero no tienes que buscar a ______[tn] muy lejos... ¡pues ya la has conocido! —consciente del silencio y de la falta de los acostumbrados murmullos de asentimiento Katina dio un paso para separarse de su hermano. Sin darse cuenta de la tensión existente, hizo que su amiga se acercara—. ______[tn] —declaró con toda formalidad, destruyendo con sus palabras cualquier reto de esperanza que la chica pudiese haber albergado—, éste es Justin... mi hermano.
Con un terrible esfuerzo, ______[tn] logró imprimirle a su rostro una expresión de cortés interés mientras escuchaba a Katina.
—Justin, te presento a ______[tn], ¡mi mejor amiga!
Una mano la cogió por la barbilla y, cuando Justin la contempló con sus penetrantes y fríos ojos miel, la sonrisa de ______[tn] quedó congelada.
—¿Usted es ______[tn] Voegele? —Demandó con desdén Justin Bieber—. ¿.Usted?
No había sido un buen comienzo para su estancia en Creta.
______[tn] dejó la taza vacía en la mesa de centro de la sala de estar del apartamento que Justin Bieber tenía en Heraclión, y se apoyó contra el lujoso tapiz del respaldo del sillón.
Aún semanas más tarde, el recuerdo del corto viaje desde el aeropuerto sería una borrosa imagen de calles atestadas de tráfico.
Katina, sentada al lado de su hermano en el asiento delantero del Mercedes blanco, charlaba muy animada y lanzaba entusiastas exclamaciones ante los cambios que observaba en la ciudad. La chica hacía caso omiso del silencio de ______[tn], y lo atribuía al hecho de que su amiga se encontraba en un país extranjero.
Aparte de acompañar a Katina, la presencia de ______[tn] en Creta tenía como principal objetivo luchar por impedir que se llevase a cabo lo que ella consideraba una inhumana manipulación del futuro de su amiga. La lógica le decía que no tenía muchas posibilidades de hacer cambiar de opinión Justin, pero tenía que intentarlo.
—Me siento mucho mejor después de tomar esa taza de té —anunció con una cortés e impersonal sonrisa dirigida hacia su anfitrión, quien asintió con un breve movimiento.
—Tengo muchos negocios con los ingleses y me he dado cuenta del efecto reconfortante que el té tiene en ellos —Justin hizo una pequeña pausa antes de ponerse de pie—. Quizá ahora que se siente mejor pueda acompañarme a mi estudio. Creo que debemos discutir un par de cosas.
—Sí, por supuesto... —empezó a responder ______[tn] antes de darse cuenta de que se le había dado una orden y de que el hermano de Katina ni siquiera había esperado a que respondiera.
______[tn] pensó que lo más probable era que se sintiese avergonzado por lo que había sucedido en el aeropuerto y que no quería que su hermana se enterara de que su respetable hermano mayor, después de todo, ¡también era humano!
Se las arregló para darle a su semblante una apariencia de virginal inocencia y cruzó la habitación tras Justin hacia la habitación en la cual él ya había entrado.
Una rápida mirada a su alrededor le sirvió para apreciar las gruesas alfombras que cubrían el suelo de madera, los dos mullidos sillones, el elegante y moderno escritorio y los anaqueles llenos de libros.
—Supongo que ya se habrá recobrado del viaje —expuso Justin con tono seco al tomar ella asiento frente a él.
—Sí, gracias —hizo una pausa antes de añadir—. Tal vez sufrí una ligera deshidratación, pues después de aterrizar me sentí un poco mareada.
Era lo más próximo a una tregua. Una mera insinuación de que podía estar dispuesta a no recordar su ultrajante comportamiento.
—Es posible —concedió Justin alzando las cejas con elocuencia—. Aunque es cierto que a veces volar provoca ese efecto, lo normal es que ocurra sólo en viajes muy largos, a menos que la persona abuse del alcohol.
En sus palabras no había la menor señal de humor o de remordimiento, por lo que ______[tn], anonadada por los cínicos comentarios, se apresuró a defenderse.
—Entre Katina y yo nos tomamos media botella de vino blanco a la hora de comer —sus ojos lanzaban verdes destellos—. ¿Cree usted que bebí demasiado?
—Me parece que la bebida ejerce un resultado muy benéfico en usted —fue la imperturbable respuesta—. ¿Aparenta gracias a ella menos de treinta años y ha recobrado su cabello por ella su color original? ¿O... —se puso de pie con un ágil y gracioso movimiento para acercarse a la sorprendida ______[tn] —, se debe su rejuvenecimiento a la cirugía facial y a una botella de peróxido?—______[tn] tragó saliva. Si hubiera podido encontrar la fortaleza suficiente para levantarse y marcharse fuera de la habitación, ¡lo habría hecho! !No había realizado todo ese viaje para que la insultaran! Pero la esbelta figura del griego se encontraba amenazadora cerca y cualquier movimiento que ______[tn] hiciera serviría para acrecentar esa proximidad. Además, tenía que pensar en Katina—. Bien —exigió Justin de manera implacable—. Le pregunto qué ha pasado con la viuda de edad madura y cabello gris a quien contraté como acompañante de mi hermana.
Primero contarles que no habia subido cap. porque pensé que nadie leía mis novelas pero luego me di cuenta que si habian personas,ahora subire dos cap. por día,los comentarios no estan de más y me gustaría conocerlas un beso <3.
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La mujer de nadie(terminada) Justin y tn_.
FanfictionEsta novela no es mía,pero es una de mis favoritas.