La mujer de nadie: Capítulo 36

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Movió la cabeza con tristeza, mientras los ojos se le llenaban de lágrimas y sentía un nudo en la garganta. Justin se puso de pie, después de ponerse los pantalones, y permaneció frente a ella. De manera impulsiva, ______[tn] le puso una mano sobre el brazo desnudo y sintió que él se sobresaltaba. Durante un breve segúndo, ______[tn] tuvo que cerrar los ojos para asimilar la impresión que aún le producía tocar su cuerpo.

—Yo... —empezó a decir titubeante—. Nunca olvidaré lo que ha pasado esta noche, pero... pero ha ido un error, Justin, y se convertirá en uno mayor si tú te sientes obligado a ofrecerme matrimonio sólo para corregir las consecuencias que quizá nunca se presenten —hizo una pausa, y experimentó más temor ante el sumiso silencio de Justin que ante cualquier amargo comentario—. Dadas las circunstancias, creo que lo mejor será que me vaya a Inglaterra cuanto antes —al pronunciar esas palabras, sintió que le invadía el corazón una oleada de dolor, pero no tenía alternativa. Debía haberse ido hacía dos semanas, antes que Justin pusiera en marcha su plan de seducción —. Le dejaré una nota a Katina para explicarle que recibí una magnífica oferta de trabajo que no podía rechazar.

—Ya veo —cualquier vaga o ilógica esperanza de que Justin prosiguiese su discusión, se desvaneció al ver que él hacía un movimiento afirmativo con la cabeza—. Si esta es tu decisión final, entonces mañana mismo, en cuanto abran la agencia de viajes, te conseguiré un billete —sus ojos, duros y apáticos, miraron el horizonte, donde una mancha coralina anunciaba el nacimiento del nuevo día—. Que duermas bien tus últimas horas en Creta, yatáki mou.

Pasó a su lado y entró en la casa. Transcurrió algún tiempo antes de que ______[tn] se diese cuenta de que las lágrimas rodaban por sus mejillas.

Doce horas después, Justin entregaba el equipaje de ______[tn] en el mostrador de facturación. Durante las largar horas que precedieron ese momento, ella esperaba que Justin hiciese otro intento por disuadirla, pero permaneció en obstinado silencio. De hecho, tan alejado de ella, que podrían haber sido extraños el uno para el otro. Deseó no tener que separarse así. ¿Por qué no se daba cuenta Justin de que le hacía un favor negándose a aceptar su caballeroso ofrecimiento y de que al irse le demostraba sus verdaderos sentimientos?

De modo inconsciente, enderezó los hombros y alzó su pequeña barbilla con orgullo.

—¿Tienes tu pasaporte listo? —le preguntó Justin con voz distante y cortés al entregarle el comprobante del equipaje.

Ella asintió y sintió que el pulso se le aceleraba al llegar el momento de la separación definitiva.

—Le escribiré a Katina —hizo un esfuerzo por fingir un tono alegre. Las despedidas siempre son tristes. Nunca olvidaría la terrible desolación que había sentido cuando le dijo adiós a su madre, cuando se fue a Estados Unidos. Sólo que esto era mil veces peor.

—-Se lo diré —el tono de Justin era tan frío como su rostro y no denotaba nada —. Ah, por cierto, llamé a tío Yorgos por teléfono y le di instrucciones para que te entregue el salario que acordamos y la bonificación que te has merecido.

—¡No! —los ojos se le agrandaron por el horror—. Justin, yo no quiero tu dinero. Al principio accedí porque no tenía idea de lo que iba a pasar. Pero Kati es mi amiga y a mí me ha gustado estar con ella. Lástima que, debido a que Irini malinterpretó lo que le dijiste... —se detuvo, estupefacta, y se cubrió la boca con una mano al darse cuenta de lo que había dicho.

—¡Entonces sí fue Irini! —exclamó Justin con enojo—. Supongo que le diría a Kati que su deber era casarse con quien yo le había escogido. ¡Con razón me considerabas una especie de ogro!

—Pero Kati se puso feliz cuando supo que se trataba de Stephanos. Creo que siempre le ha querido.

—Lo mismo opino yo —la contempló con gravedad—. Pero de todas formas, pasarán un año de novios para estar seguros. Y respecto a tu dinero, ¡insisto en que lo aceptes! ¿No era posible que se separasen por los menos como amigos?

—Justin... por favor... —en sus ojos había un ruego—. Por favor trata de comprender... —sus palabras fueron interrumpidas por Justin con el imprevisto movimiento de darle un beso de pasión irrefrenable. ______[tn] sintió que el placer extendía sus tentáculos de fuego a través de cada uno de sus miembros. Entonces se estrechó contra él y presionó su cuerpo contra el de Justin, aunque ese último encuentro amoroso fuera una tortura para ella.

—Claro que comprendo, yatáki mou —el fiero murmullo surgió al abandonar Justin su boca con súbita crueldad, dejándola jadeante y hambrienta de él—. Planeaste una dulce venganza, y el hecho de que me lo merezco no lo hace menos doloroso.

—¿Venganza? —inquirió ______[tn] sin comprender.

—Haciéndome creer que me amabas —su respiración era agitada, mientras el dolor deformaba su rostro—. En una ocasión me dijiste que entregarías tu cuerpo sólo al hombre que tuviese tu corazón... y yo te creí. ¿Qué querías que pensara cuando descubrí que yo era tu primer amante?

—Justin... — consciente del leve temblor de su boca. Era injusto. Era su amor lo que estaba en duda... ¡no el de ella!

—Disfruta tu triunfo, ______[tn] —dijo cogiéndola por los hombros y dirigiéndola una mirada inflexible—; pero espero que nunca te arrepientas de haberte entregado a mí, pues es posible que cuando conozcas a un hombre al que puedas amar tanto como yo te amaba, y él sienta lo mismo por ti, y ¡lamentas haber perdido tu inocencia con alguien a quien desprecias!

—¡Justin, yo no te desprecio! —pálida por la impresión, ______[tn] se aferró a la última parte de su oración para rebatirla. Pero él había dicho otras cosas. Su enfebrecido cerebro recordó sus palabras. Justin había dicho que la amaba, ¡y parecía haber hablado en serio! ______[tn] se pasó la lengua por los labios resecos, casi temerosa de preguntarle, pero consciente de que no podía irse de su vida sin saberlo—: ¿Has dicho que... que... me amas? —preguntó titubeante.

—Quieres llevarte hasta la última gota de mi sangre, ¿verdad yatáki? —el tono ácido de su voz era inequívoco y había pequeñas líneas de tensión a los lados de su boca—. ¿Te divierte fingir que no sabías lo que siento por ti? ¿Quieres oírlo de mis propios labios antes de irte?

______[tn] se estremeció y desvió la vista para no ver el cruel brillo en los ojos de Justin.

La mujer de nadie(terminada) Justin y tn_.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora