Outside [Queen]

Capitulo 32

Habían pasado dos días desde esa mañana con Athena. Era miércoles 4 de Agosto de 1973, el reloj marcaban las 10:45 am y el ginecólogo lo iba anotando todo en su expediente.

—¿Alergias? —Preguntó mirándola sobre sus lentes.

—Al Difenidol y al Bactrim. —Contestó recordando los síntomas que sentía cuando los llegó a consumir.

—¿Edad?

—18 años.

—¿Enfermedades crónicas?

—Sinusitis.

—¿Tomás algún medicamento continúo?

—Loratadina, en primavera. A veces tengo recaídas de Ansiedad, y uso Rivotril.

—Muy bien. —Se quedó en silencio, solo dejando escuchar el sonido de la pluma en su papel. —Entonces, Genevieve, ¿cuál es el problema? —Se acomodó para escucharla.

—Bueno, es que el domingo por la mañana noté un extraño flujo rosa en mis bragas. En el transcurso del día siguió saliendo, hasta hoy. Por eso decidí venir antes de que tuviera otro síntoma. —Se sentía muy nerviosa. Había ido al consultorio público de emergencia, en todo el camino había rogado por qué una doctora fuera quién la atendiera, pero no fue así.

—Okay, ¿sólo es el flujo? —Asintió. —¿Qué me dices de tu vida sexual? —Tragó saliva con pesadez.

—Muy a-activa. —Titubeó con pena.

—¿Has tenido vómitos matutinos o mareos? —Negó a punto de ponerse a llorar. —¿Dolor abdominal? ¿Ardor o comenzón dentro o fuera de tu cavidad?

—No, nada. —Intentó recordar algún síntoma. —Bueno, a veces siento un pequeño dolor aquí. —Tocó el centro de su vientre. —Pero no es relevante, ¿o si?

—De hecho si. —Se puso de pie, invitando a que Vee lo siguiera para que se recostara en la camilla alta de cuero negro. —Tienes vida sexual activa y flujo rosa, eso para mí es un embarazo. —Subió las cejas. —Pero el dolor en el bajo vientre es distinto. —Tocó la zona y a penas presionó, Vee se encorvó de dolor, haciendo un ligero quejido. Sentía una extraña punzada que poco a poco se iba deteniendo. —Necesito hacerte unos estudios, ¿tienes tiempo ahora?

—Si, lo necesario. —No negó nada de lo que necesitaba, quería saber que había de raro con su cuerpo. No quería estar embarazada.

Era obvio, 100% probable que si estaba embarazada, era de Roger. ¡Maldita sea! ¿Cómo pudo pasar eso? A penas comenzaban algo complicado, ni si quiera era una relación estable, y ya estaba embarazada. Se controló para no abrazar al doctor y llorar con él, diciéndole que era una estúpida por embarazarse. Aún que, en realidad, no era decisión de ella. ¿Culpa suya? de los dos.

—Mira, madre, te haremos dos exámenes: uno de sangre, y luego pasamos a la ecografía pélvica. —Señaló una enfermera de avanzada edad. El que le llamara "madre" le dió un escalofrío.

—¿La ecografía es donde te ponen un tubo en la..? —Hizo una seña extraña con la mano, haciendo referencia a que algo entraba a su cuerpo.

—No, no. —Negó la señora con una divertida sonrisa. —Te ponen gel en el vientre, luego pasan un aparato que envía ondas electromagnéticas, así sabremos si hay un bebé ahí adentro. —La señaló. Subió las cejas, aterrada. —Tranquila, niña, Dios sabe porque hace las cosas.

Tal como se lo indicó, primero le sacaron sangre. Simple, una aguja entrando a su bracito delgadito y ¡UH! fue doloroso. Necesitaron a dos enfermeras para que ella dejara de tener nervios.