Capitulo 19

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Supongo que los hombres nunca paran aún que tengan millones de razones para hacerlo. Ni las voces más oscuras podían convencerlos de detenerse, de pensar las cosas y tomar decisiones correctas. Era más fácil llamar a tus amigos y contarles por qué todo es como es, y por qué será a tu manera. No lo sentían, no lo remediaban, y si había un problema, no les importaba dar pelea.

Así eran los hombres, así era Roger. Así eran todos. Por esa razón, él no se iba a detener hasta que Vee correspondiera todo lo que le estaba dando, pues no parecía estar los suficientemente atraída a él.

Hubo un momento en el que ella parecía empezar a ceder, pero el día que conoció a Tom las cosas habían cambiado un poco. Ella ahora parecía ligeramente más distante, más juguetona, y al mismo tiempo más seria. ¿Cómo había sucedido eso? ¿Acaso Tom seguía en algún lugar de su cabeza? ¡No lo dudaba! Ese chico había sido insistente con sus coqueteos, pudo haberle funcionado. Carajo... No podía concentrarse en el beso que le estaba dando.

No podía.

Solo pensaba en qué tal vez ella estaba viendo a alguien más.

Intentó calmar su pasado y su futuro, calmó su ansiedad por saber la verdad sobre aquella pequeña que se encontraba sentada sobre él. La estaba probando como a una droga, le saboreaba con la lengua y hasta con las manos. ¿Qué estaría pensando? ¿Le quería? Quisiera escuchar una palabra de sus labios, algo que no fuera "Somos amigos", tal vez algo que él necesitara escuchar un millón de veces, pero sin olvidarlo ni un segundo. ¿Qué está pensando él? ¿Qué quiere escuchar un "estoy enamorada de ti? No quería apresurar las cosas, pero tal vez eso quería, principalmente por que nada le había funcionado, ¿o si? A su parecer, era un beso caliente que empezaba a quemarle la sangre, pero al mismo tiempo era frío más allá de la calentura. Seguía estando distante y no estaba disponible para él.

Por un momento creyó que ella estaba jugando.

Cuando Vee sintió como el pantalón de Roger empezaba a pegarse a su entrepierna, supo que tal vez era el momento de dar rienda suelta a su maravilloso plan de tener a un "amigo con derechos", sin que él supiera que era su amigo con muchos derechos. De todas formas, John le había confirmado que era un hombre patético más con complejo de Don Juan. No sentía esa típica culpa católica. Solo sentía como algo intentaba colarse entre sus piernas.

Fueron interrumpidos por el ruidoso sonido del teléfono sonando con insistencia, haciéndolos dar un brinco al mismo tiempo. Roger maldijo en su interior cuando Vee empezó a acomodarse lejos de él. Tenía la esperanza de que se quedara sobre él y dejara el teléfono sonar.

—¿Hola? —Escuchó con interferencia.

—Hey. —Saludó al reconocer la característica voz de Athena. —¿Qué pasa?

—Estoy encerrada en el baño de la habitación, Vee. —Susurraba cerca del teléfono. —Tenía mucha culpa por no haberte hablado de esto antes.

—No me digas que regresaste con Charlie. —Rodó los ojos. Roger no sabía que pasaba, pero al escuchar eso, inmediatamente supo que era Athena quien atendía la llamada del otro lado.

—¿Quién? ¡Ah, si! —Frunció el ceño. —No, para nada.

—¿Entonces?

—No te enojes. —No contestó, esperando a que siguiera hablando. —Hay un hombre en mi cama ahora, Vee.

—¡Dios! No me molesta para nada eso, es normal coger. No sientas culpa por haber... Remplazado a Charlie, se lo merece. —Roger la miró divertida. Ambos rieron en silencio.

—No, amiga. —Alargó con voz caída. —Es que no entiendes. No es cualquier chico.

—Ojalá sea un millonario. —Quería colgar ya la llamada y volver a besar aquellos rojos labios que le sonreían con mucha dulzura. Más de la necesaria. Le sorprendía que siguiera fingiendo.

Outside [Queen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora