Outside [Queen]

Capitulo 23

—Vee. —Escuchó la voz de Roger. —Abre, por favor.

Cerró el grifo con rapidez, y se bebió la mitad del vaso tomándose su tiempo y aún escuchando la insistencia de los secos golpes de la puerta.

Suspiró y camino arrastrando lo pies por el pasillo que llevaba a la entrada. Abrió, y vió a ese chico recargado en la pared y tomándose el estómago con las manos.

—Te ves terrible.

—Me siento terrible, ¿puedo pasar? —Señaló con el dedo. Ella asintió y espero a que entrara para poder cerrar la puerta y caminar de nuevo a su hábitat natural. —Tu tampoco te ves muy bien, que digamos. Bueno, siempre te ves hermosa, pero hoy te ves hinchada y roja.

—Si, bueno, es que me acabo de levantar. —Trató de ignorar el "cumplido" que se le atravesó.

—Oh. —Se limitó frunciendo el ceño. Espero a que ella preguntara algo desde la cocina, pero no lo hizo. —No sé qué sucede conmigo, pero en verdad me siento... Atontado. —Comenzó al ver que ella no diría más.

—Mmmm... —Alargó apretando los labios. —¿No estás drogado?

—Quisiera. —Peinó su cabello hacia atrás. —Pero no, no he consumido nada.

—¿Y cómo te sientes?

—Algo mareado, adormilado, también tengo la boca seca. —Se talló la cara.

—Es una pena.

Roger notó la increíble falta de interés que ella le tenía. Más le sorprendió que ni si quiera tenía intención de ocultarlo, pero tampoco le importaba que fuera evidente. Eso le indicó que sencillamente no.le.importaba.

No entendía el porqué, hasta la última vez que la vio todo marchaba de la mejor forma; al menos no era algo parte de su culpa, probablemente solo había tenido un mal día, o era algo personal.

—¿Todo bien? —Preguntó preocupado. Puede no ser su culpa, pero aún así podía ayudarla. Ella no respondió. —¿Vee?

—Ah, ¿qué? —Pareció haber no escuchado.

—¿Qué si está todo bien? —Volvió a decir más alto.

—Si, estoy bien. —Le respondió de mala forma, como si estuviera harta.

—Bueno, al menos yo si me preocupo por ti. —Se levantó para ir a la cocina y poder verla. Estaba cortando verdura. —A mi sí me interesas

—¿A mí sí me interesas? —Detuvo su actividad para verlo a la cara. —Por favor, cierra la boca y ya para con tu basura.

—¿Cuál basura? —Abrió los brazos. —Vee... —La llamó cuando ella volvió al cuchillo y su brócoli.

—No es un buen momento para que molestes. ¿Puedes irte?

—No. Dime qué sucede, no es normal que estés así. —Puso una mano en la mesa. —Has estado llorando y te ves amarilla, tienes los labios partidos así que estás deshidratada, eso significa que no has comido o no has tomado agua.

—Eres dentista, no médico.

—Tienes el cabello grasoso, y nunca te lo amarras, o sea, no te has bañado. —La ignoró por completo. —Tienes ojeras, no has dormido bien, por no decir que no has dormido nada. Y lo más importante, traes la misma playera que llevaste a casa la última vez. —Miró de inmediato su ropa. Había olvidado ese detalle. —¿Qué sucede, Genevieve?

—No me llames así. —Agachó la mirada al brócoli. Volvió a partir las dos mitades, luego tomó una coliflor. —No han sido buenos días, eso es todo.