Capitulo 18 (PARTE 1)

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La iridiscencia es un fenómeno óptico que se refiere a un objeto productor de los siente colores escenciales: violeta, azul, cian, verde, amarillo, naranja y rojo; ésto varía propiamente de la luz y la perspectiva desde dónde se mira. También se refiere a algo que hace –tiene- destellos.

El término Iris tiene su origen etimológico en la palabra griega ἴριϛ que significa arcoiris, y que también es el nombre de la diosa Iris en la mitología griega: personificación del arcoíris y mensajera de los dioses; ella dejaba una estela de colores luminosos tras su paso.

La iridiscencia se refería a los objetos, pero Roger se preguntaba si podía aplicar con las personas. ¿Era posible que las personas fueran iridiscentes? No lo sabía con claridad, pero a su propio parecer, si era posible, pues Vee era una persona iridiscente.

No sabía cuál era la luz que reflejaba a esa señorita, tal vez era su perspectiva al mirarla, no estaba seguro. Pero podía jurar que su alma, su cuerpo, y su vida irradiaban destellos y brillos de colores dejados a su paso. Cómo magia, una magia que te curaba el espíritu con luz y mucha iridiscencia. Podría parecer que pensaba así de ella por que le gustaba, sin embargo lo comprobaba por que tenía a sus tres amigos frente a él, hablando de esa pequeña diosa que les alegraba un poquito de su existencia.

—Emite una vibra muy bonita. —Dijo Freddie haciendo olas con las manos.

—Tal vez necesitábamos un poco de energía juvenil para dejar de ser tan amargados. —Le siguió Brian sin quitar la mirada del periódico.

—Bueno pero no somos tan viejos, ¿sabes? —John saboreaba su carne de res, no había hablado mucho, pero tal vez se había ofendido.

—Pues no, pero acéptalo, John, Vee es siete años menor. Nosotros tenemos que trabajar y ganarnos esta vida, mientras que ella a penas tiene esa vibra bonita por que no sabe ni si quiera a dónde va. —Asintió a Freddie, dándole razón a sus palabras. Roger solo se limitaba a mirarlos y dar pequeñas mordidas al chocolate que tenía en las manos. Estaba muy adormilado, sabía que si hablaba diría algo como "Si, Vee es perfecta, y es mía; ya no piensen en ella".

John lo miraba continuamente, ya tenía rato que se había dado cuenta de eso, pero no le preguntaba las razones. John era raro, muy curioso y hasta despistado, así que no le interesaba. En algún momento se volvería a distraer.

—Kennedy, el ex presidente de Estados Unidos, ¿saben cómo murió? —Freddie subió las cejas, retandolos a responder.

—¿Con un disparo a la cabeza? —Habló Roger por primera vez en toda la mañana.

—¡No! —Golpeó la mesa. —Bueno, técnicamente si, pero lo mandaron a matar los del gobierno por que él había avisado que revelaría información sobre los alienígenas. ¿Se dan cuenta de la magnitud de ese complot? —Abrió los brazos muy desesperado.

—Tienes un serio problema. —Dijo Bri dando un sorbo de café.

—Son unos incultos. —Subió el periódico de nuevo.

Y así era cada sábado por la mañana, Roger y John desayunando cualquier porquería, Brian tomando su café y leyendo la revista de la semana, y luego estaba Freddie peleando por que los reptilianos nos estaban comiendo el cerebro.

Pero a diferencia de los sábados del pasado (hasta hace poco) las mañanas de los sábados empezaban a tener una pizca de intriga, pues sabían que ese teléfono sonaría con la melodiosa voz de Vee, llevándolos a algún simple plan que les alegraría un poquito de la vida. Esta vez, el plan ya estaba bien anticipado, pues tenían que tocar en la fiesta de su infiel amigo.

La puerta sonó con un par de golpes, tenía que abrir aún que no quisiera hacerlo. Se peinó un poco con las manos antes de salir.

—Ah, ¿qué sucede? —Dijo Vee medio decepcionada. ¿Planeaba ver a alguien más?

Outside [Queen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora