Capitulo 24

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Freddie Bulsara.

5 de Septiembre de 1949.

25 años.

Gay. Super gay. Demasiado gay.

Increíble, guapo, entusiasta, positivo, guapo, talentoso, inteligente, guapo.

Freddie sabía lo que tenía y como lo tenía, nada era un accidente, todo estaba planeado. Era un alma libre que no pediría perdón por absolutamente nada, pues el solía decir "La vida es muy corta como para pedir perdón por tus acciones, no te arrepientas".

Si, era libre y decidido, pero no siempre fue así.

Cuando cumplió los 12 años, su padre decidió enviarlo a un reformatorio por qué "Este muchacho necesita ser enderezado, no puede actuar como un hombre necesitado de atención". Claro que cuando Freddie regresó de ese tétrico lugar, no hubo mucho cambio; al principio se notaba calmado y educado, pues solo necesitaba readaptarse a su hogar, luego de eso regresó el muchacho descuidado y con 'necesidad de atención'.

—Si, Farrokh, te aceptaron en la universidad, ¡felicidades! —Fingió alegría su padre. Bajó el periódico y lo miró sobre los lentes. —¿Y? ¿De que sirve que hayas sido aceptado si no fue una carrera con futuro? ¿Diseñador gráfico? ¿Qué es eso? ¡Pura basura!

—No lo necesito, padre. —Subió las cejas con autosuficiencia. —Algún día seré famoso, grande y mucho mejor que tú.

—Ya quisieras, muchachito, ser mejor que yo. —Se inclinó hacia adelante.

—Ya déjalo en paz. —Entró su madre a la cocina con un refractario lleno de lasagna. —Yo si me alegro de que hayas entrado a la universidad, mi niño. Estoy segura de que, con lo que elijas, serás grande.

—Gracias, mamá. —Se puso de pie para besar su frente. —Ya me voy.

—¿No cenarás? —Preguntó la mujer morena ignorando el gruñido molesto de su esposo.

—Muy grande y muy famoso, pero todas las noches estás afuera embriagandote como un vago. —Movió la mano en el aire. —Qué perdida de tiempo.

—Disfruta algo de tu miserable vida. —Tomó una chaqueta café del perchero y le dedicó una última mirada a su padre. —O divórciate de mamá, que ella también está perdiendo tiempo contigo.

—¿Qué hicimos mal? —Preguntó Bomi cuando cerró la puerta.

—¿Hicimos? —Preguntó Jer con asco. —Yo lo hice libre, tú lo quieres atar a lo mismo que tú viviste.

Aún así, su papá tenía razón, todas las noches se la pasaba en algún bar distinto, viendo bandas de garage tocar. Amaba la música, le encantaba con cada cacho de su corazón, pero había algo más que ocupaba su cerebro: Mary, su novia.

—Te ves tan sexy hoy. —Dijo besando a la rubia mientras le apretaba el trasero con una de sus manos.

—Freddie... —Alargó nerviosa. —¿Qué te he dicho de hacer eso?

—Me encanta tocarte. —Ella rió. —Y lo sabes, así que guarda silencio y escucha ese arte. —Cerró los ojos con los índices apuntando al techo, sintiendo las vibraciones entrar a su cuerpo y causarle cosquillas en todas partes.

Mary y él llevaban a penas cinco meses de relación, pero según Austin, Freddie era el amor de su vida. Se querían mucho y siempre estaban juntos, ella se alegraba por sus logros y lo animaba a cumplir sus sueños en la música.

Claro, todo fue de colores y flores hasta que ella lo encontró en un baño junto a David Evans... Bueno, debajo de David.

—Mary, no es lo que crees. —Subió sus pantalones y fue detrás de ella. —No hagas una escena aquí, vamos afuera.

Outside [Queen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora