Capitulo 18 (PARTE 2)

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—No piensas quedarte de nuevo aquí, ¿verdad? —Escuchó la lejana voz de Freddie. Acababa de aparcar frente al edificio, y dejó las llaves para que alguien más manejara.

—Me quedaré. —Contestó sin mirarlo.

—Roger, ya habíamos hablado de esto. —No quería volver a tener esa conversación, sabía que John no tardaría en unirse y sería peor.

—¿Hablar de qué? —Preguntó Vee dándose la vuelta sobre el sillón.

—Nada, abeja, ¿te ayudo a salir? —John podría querer ahorcar a Roger en ese momento, pero le importaba más cuidar los oídos de su borracha amiga.

—Fred, no quiero comenzar de nuevo. —Lo miró molesto. —Si tu no me crees, no es mi problema. No me interesa.

—Eres mucho peor de lo que pensé, idiota. —Se dejó caer contra el asiento.

—Y no es lo único que puedo llegar a ser. —Se bajó de la camioneta cuando John ya había sacado a Vee. —Te toca. —Le dijo a Brian, quién asintió.

—Claro. Tengan cuidado, hermano. —Chocaron los puños.

—Ustedes también. —Se acercó a John y tomó a Vee del brazo. —No te preocupes...

—No diré nada al respecto. —Suspiró. —Solo recuerda que esta borracha.

—Creo que me quiero sentar aquí. —La muchacha estuvo a punto de sentarse en el suelo, pero Roger se apresuró a tomarla.

—No, Vee, no te vas a sentar ahí. —Se sentía como su papá. —Lo sé, John. Sé que he sido una mierda pero tranquilo, también sé que es su amiga. No soy tan abusivo.

—A parte, no está tan borracha. —Solo parecía adormilada, tenía razón. —Confío más en ella que en ti. —Pasó junto a él, yendo a la camioneta. —Hasta luego.

Después de un rato, ahí se encontraban los dos. Vee con ropa holgada, dentro de la bañera, y Roger de rodillas y con las mangas arriba, mojando con cuidado el cabello oscuro de la chica. Ella estaba relajada y dejándose llevar por el sonido tranquilo del agua cayendo por su cabeza, entrecerraba los ojos de vez en cuando, luego lo miraba, después volvía la cabeza arriba. A veces se perdía en otra dimensión de espacio, y sentía como si flotara.

Su mente estaba llena de vagos pensamientos, y tenía la sensación de querer hablar sin parar, ¿era mala idea?

—Yo pensaba que te caía mal. —Comenzó a decir. —A veces me mirabas mal, o decías estupideces.

—Mmmm... —Susurró sin dejar de acariciarla. —Bueno, supongo que no quería aceptar que me gustabas. Quería convencerme de que no me agradabas. —La escuchó soltar una risita irónica.

—No lo sé, Roger. —Pensó unos segundos. —A veces, uno se impresiona debido a las expectativas que se tienen sobre alguien, pero no es por qué en verdad sea alguien para admirar, son solo eso, tus expectativas. Me sucedió hace poco, creí que empezaba a confiar en alguien, pero me dijeron que él no era quien decía ser. Fueron las expectativas que yo tenía. —Suspiró. —No creo gustarte.

—¿No? —Brian tenía razón, después de todo. Tendría que empezar a esforzarse más.

—No te creo. Tal vez por que me estás mintiendo, o por que te estás mintiendo a ti mismo. —Se sentó de lado, para subir los brazos a la orilla de la tina y recargar su cabeza sobre ellos. No quería darle a entender que sabía la verdad, quería que pensara que no sabía nada. No tenía claro el por qué, pero sonaba más fácil. —Me gusta más que me odies.

—¿Porqué? —No contestó. Vió como lamía sus labios, algo nerviosa y algo ansiosa. Sus ojos estaban rodeados de maquillaje negro –corrido– y la hacía ver hasta depresiva.

Outside [Queen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora