Outside [Queen]

Capitulo 9

2:00 AM.

Una azabache y un rubio en una camioneta, moviendola de lado a lado con canciones de Earth, Wind & Fire.

Roger odiaba la música disco, y Vee odiaba cantar, sin embargo estaban cantando canciones disco.

A pesar de que ya era de madrugada, ambos estaban escurriendo de energía y haciendo bobadas entre los dos. Se sentían extraños, distintos, pero aún así no demostraban algo negativo, simplemente no estaban acostumbrados a pasar tiempo sin sexo, alcohol o drogas, en el caso de Roger.

El viento fresco les pegaba con cariño, y el silencio era interrumpido con sus cantos y risas, en verdad estaban confundidos, pero felices.

—Vaya.. —Dijo Roger en un suspiro. —Fue una buena noche.

—Si. No creí que fueras así de creativo. —Se acomodó un mechón de cabello trás la oreja.

—Bueno, es que no lo era. —Se estacionó frente al edificio y apagó el motor sacando la llave. —Vi la oportunidad. —Despues de guiñarle el ojo, salieron de la camioneta para dirigirse a la entrada. Vee se paró en el escalón más alto, y Roger uno abajo, así estuvieron casi del mismo tamaño.

—¿Qué les dirás a los muchachos? —Preguntó cuando estuvieron de frente.

—Ah, no sé. No importa mucho. —Había una extraña tensión. Dejaron de ser tan ruidosos y ahora hablaban en voz baja. Vee con los brazos cruzados, y Roger con las manos por dentras. Ella protegiéndose, y el liberándose.

Estaban a una distancia severamente preocupante, con miradas intensas y susurros tentadores. Él quería animarse a más, mientras ella solo quería encerrarse y deshacerse de esa escena de una vez; no se sentía incómoda, se sentía segura, pero no quería hacer algo de lo cual podría arrepentirse. Pero más le preocupaba que a pesar de que el ya le dijo sus pensamientos, ella no tenía la mínima intensión de alejarse. ¿Por qué?

—Gracias, creo. —Dijo rascándose un costado de la cabeza. —Me gustó pasarla bien, no eres tan desagradable... No siempre.

—No hay de que, tu tampoco eres tan castrante. —Se quedaron en un silencio relajante, sin apartar sus miradas. Roger empezaba a sentir un consquilleo en la boca del estómago, estaba ansioso por probar aún que sea un pico de esa boca. No podía con las ganas de tomarle el rostro entre las manos, pero no quería ser un fácil, como ella lo veía.

—Creo que debería entrar ya. —Él no le contestó, tal vez con la ilusión de que se arrepienta y decida quedarse un poco más. No le vio ganas de quererse quedar y solo asintió.

—Claro, está bien. —Retrocedió casi cayéndose del escalón, pero retomando el equilibrio.

—Bien, ¿Podrías contarle a los chicos lo del disco? Lo pedí para el sábado. —Roger se mostró confundido por un segundo pero luego recordó a que se refería.

—Si, yo se los diré y le diré a Brian que te llame después, para que se arreglen mejor. —Vió como Vee articulaba otras palabras, pero no la escuchó, solo la miró bastante perdido, perdido en sus pensamientos.

Desapareció detrás de la puerta, moviendo su cadera con un sabor muy curioso. No pudo evitar sonreír al encontrarse con sus puercos pensamientos.

—¡Abre! —Gritó Charlie golpeando la puerta con el puño.

—Largate de aquí, o llamaré a la policía, maldito loco. —Se escuchó del otro lado.

—Señora, necesito hablar con ella. —Pegó la frente a la madera, sabía que no tardaría mucho en llorar.