Capitulo 37

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[20 de Agosto de 1973]

—Bien. Háblame de tu novio.

—¿De Peter?

En la casa abundaba el silencio, solo se interrumpía cuando ambos jóvenes hablaban lineas cortas, obligados para no mantenerse en la incomodidad.

—Si, de él. ¿De verdad terminaron?

—Claro, ¿por qué dudas?

Debbie estaba sentada en el comedor, sobre la mesa tenía una buena pila de papeles importantes, como recibos, cheques, identificaciones, etc. Roger estaba recargado en el marco de la puerta, observándola con atención.

—Porqué hay ropa de hombre colgada en el patio. —Señaló la puerta trasera. Desde ahí se podían ver los alambres, sostenían ropa de mujer y unas cuantas eran, definitivamente, de un varón. Lo cual era curioso.

—Oh, eso. —Miró a dónde le indicó. —Es que solo lavo la ropa que más uso, pero ayer metí toda la ropa que encontré. Fue hasta que la colgué qué me di cuenta de que no toda era mía. —Subió los hombros.

—Entiendo. —Susurró. —¿Qué buscas?

—Un expediente médico que me hice hace tiempo. —No lo miró. —Creo que para el título. ¿Tú aún lo tienes? Puede que te sirva.

—Ni idea. Tal vez.

—Roger. —Llamó, leyendo un documento color anaranjado. —Dijiste que me ayudarías y que estaríamos juntos haciendo esto, ¿puedes poner de tu parte?

—Tu eres la embarazada, no yo. —Rodó los ojos. —Además, esto no será como crees. Si te voy a ayudar, con dinero.

—¿Cómo?

—Si, te daré dinero para el parto, para mantener al niño y eso, pero más no haré. —Negó lento. —No puedo estar con las dos, yo la quiero a ella.

—No, Roger, no estás entendiendo. —Se puso de pie. —Tú estarás con nosotros, como debe ser; a esta criatura le daremos un hogar y una familia, como se lo merece.

—Debbie, no. Eso no será así, yo tengo una novia que...

—¡No, Roger! —Gritó, haciendo sonar su tacón en el suelo. —¡Nosotros hicimos a este bebé! ¿Acaso no te harás cargo?

—¡Te estoy diciendo que lo ayudaré económicamente, pero yo no me casaré contigo! —La encaró. —Estas loca, Debbie, no me gustas. No quiero pasar el resto de mi vida junto a ti, ¿tanto te cuesta creerlo?

Debbie se acercó más, moviendo sus caderas y meneando su cabellera, sigilosa e intimidante, tal como un gato, sin perder un toque de gracia ni de sensualidad. Roger no doblegó su postura agresiva y decidida, solo dejó que avanzara y no rompió el contacto de sus miradas.

Incluso pudo decir que la miraba con asco.

—Cariño... —Habló en voz suave, queriendo tocar su mejilla con delicadeza. Él apartó su rostro de un tirón, eso hizo que las facciones de Debbie cambiaran por completo. Ahora lucía desquiciada. —Maldita sea, Roger.

—Bájale de...

—¡Cállate! —Interrumpió. —¿Tanto te cuesta, a ti, creer que ella no es lo que tú quieres?

—¿Qué demonios?

—Ella no te gusta, no cumple tus expectativas. —Avanzó más. —¡No es lo que quieres!

—¿Tú qué sabes acerca de lo que yo quiero, Debbie?

—¡Lo sé! ¡Me lo transmites, te conozco! —Lo obligó a poner una de sus manos en su pecho. —Te conozco lo suficiente como para asegurar que ella no es quién en verdad te gusta.

Outside [Queen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora