Capitulo 21

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¿No te pasa que todo está bien en tu vida pero tienes una sensación de que algo saldrá mal? Esa buena racha te convence de que todo colapsará en su momento debido. Porque nada debe estar bien, las cosas no funcionan así.

—¿Genevieve? —Escuchaba la voz femenina.

Eso estaba pasando con Vee. Toda la semana había estado perfecta, sin ningún problema. De repente, uno de sus ligues será papá.

Era la 1:00 pm. Acababa de llegar de la universidad, y ya estaba al borde del colapso, pues su mala racha volvió a hacer de las suyas.

—¿Gen, estás ahí? —La voz no le salía. —¿Amor? —Tenía ganas de colgar el teléfono y salir corriendo, pero otra parte de sí no se lo permitía.

—Si, te oigo. —Dijo en voz baja. A penas y pudo escuchar la risa de alegría que musitó aquella.

—Cielo, me alegra mucho escucharte. Santo dios, no creí que esto fuera a pasar. —Su voz sonaba muy feliz pero muy temblorosa también. —No sabes cuánto te extraño, mi pequeña. Te he buscado por mucho tiempo.

—¿De verdad? —Escuchaba su voz y al mismo tiempo un montón de cuchillos se encajaban en su espalda. Escuchar su voz de nuevo le hacía recordar un montón de cosas. Estaba muy confundida.

—¡Si! En serio que no puedo... —Dijo con voz entre cortada. —Estoy muy feliz de escucharte.

—Genial... —Tenía la mirada perdida en algún lugar de la sala. —Genial.

—Quisiera verte, Gen. No me es suficiente con escucharte, quiero verte y abrazarte mucho, amor. —No, no, no, no, eso no podía estar pasando. —Necesito a mi bebé conmigo.

—No sé a qué te refieres. —Contestó de inmediato. —Pero yo no voy a dejar este lugar, no puedo ir detrás de ti. Tengo mi escuela, mis amigos, mi casa.

—¿Y tú familia? —No respondió. —A parte, no es necesario que dejes todo eso.

—¿Ah, no? —Preguntó incrédula y con mucho sarcasmo.

—Yo estoy aquí.

3:00 pm, Diana y Vee estaban sentadas frente a frente en el comedor de sillas verde limón. El ambiente era tenso y pesado, ¿cómo no? Si la principal sospechosa de haber dado su número de teléfono estaba justo frente a ella.

—Dime por favor que no fuiste tú quien le dió mi número. —Puso las manos sobre la mesa con mucho enojo.

—Gen... —Susurró con una mueca. —Tenía que hacerlo.

—Ya sabía. —Se cruzó de brazos. —¡Tía! ¿En verdad crees que eso estuvo bien? No me importa que venga, no me importa si me hubiera buscado, lo que me interesa y me molesta es que ella me encontró, y no fue gracias a ella, fue gracias a ti. —Señaló a Diana con el índice.

—Gen, es tu mamá. —Sonaba tranquila y triste. —Ella quiere pedirte disculpas, creí que tú podrías escucharla.

—¿Disculpas? —Preguntó incrédula. —Si, madre, te voy a perdonar por haberme dejado sola y en luto.

Se encontraba en un estado taquicárdico, al millón por minuto. Sentía que el aire no le llegaba a los pulmones, y un montón de pensamientos le navegaban por la mente como aviones de papel.

11 años habían transcurrido desde que escuchó a su madre decir "Tengo que irme, cielo. Necesito escapar ahora antes de que se den cuenta de que sigo aquí". En ese momento ella tenía 7 años, en ese momento ella no entendía ni mierda de lo que quiso decir. Ahora lo sabía, y pensaba firmemente en que nunca tuvo que haber escapado, o al menos no sin su hija.

Outside [Queen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora