Outside [Queen]

Cap. 40 [Parte 1]

—Te ves hermosa. —Susurró frente al espejo.

Ella brillaba.
Brillaba como una hermosa mariposa recién salida de su capullo. Era algo así, en realidad, como una nueva vida.

—¿Están seguras? Creo que...
—Cierra la boda, estúpida. Toda la mañana has puesto peros.
—Hermosa, dije.

El sol cálido se colaba entre las cortinas de tul, llegaba hasta su vestido lleno de diamantina, y la hacía lucir aún más radiante. Su cabello dejó de ser lacio, ahora había caireles delicados que fueron coronados con un aro de flores; esa corona fue tejida por Athena, ella misma había plantado un par de flores distintas para esa fecha especial. También llevaba un delicado velo blanco muy fino que caía con cuidado. El vestido, ni se diga, la hacía ver cómo una preciosa muñeca.

—Definitivamente fue mi maquillaje lo que la hizo verse así. —Meli cruzó los brazos, intentando ocultar una sonrisa traviesa.
—¿Segura? Yo la peiné. —Contradijo Sussie.
—La corona es mía, perras. —Athena se dejó caer contra el sillón.
—¿Ah, sí? —Vee las miró con odio. —Yo decoré el jardín, sin mi no habría nada.
—Y yo pagué todo lo que usaron para todo eso, así que cierren la boca. —Refutó Coraline, la madre de Eva. Ella llevaba un suave vestido color menta, se veía muy acorde a su edad, igual que las chicas, quienes vestían de color lila.
—Humilladas. —Susurró Eva, con un tono muy burlesco. —Bien, me voy a casar. —Dijo más para sí misma, que para alguien más.
—Maldita sea, perdiste el juego. —Se burló Sussie. —Más vale que no apaguen el fuego, porque si no, todo se irá a la mierda.
—Tu vocabulario. —Regañó Coraline.
—¿Y si el fuego nunca existe? —Preguntó Meli con los ojos bien abiertos. Eva la miró con preocupación. —¿Y si en realidad es una enfermedad que te causa esos síntomas?
—¡Ay, por favor! —Exclamó Athena, dando un golpe en su pierna. —Solo acepta que tu novio no se quiere casar contigo.
—O que te es infiel. —Vee señaló, tratando de sonar graciosa. Eso no sucedió así. En realidad, la miraron con pena. Mucha pena.

Vee había estado haciendo un esfuerzo para no ser una carga emocional para Athena o par Eva; sabía que Eva necesitaba su protagonismo desde hace días, pues su fecha especial estaba cerca, pero eso no quitaba que Vee llorara hasta quedarse dormida.
No entendía nada, solo sabía que estaba más sola que antes, pero no quedaba nada más que seguir adelante y asimilar lo que sucede.

¿No?

—¡Ah! ¡Ya entendí! Lo dices porque tu novio te fue infiel, ¿no? —Eva, Athena y Sussie se golpearon la frente con la mano mientras soltaban un largo quejido.
—No era mi novio. —Se sentó junto a Athena. —Eso es lo más cagado, pero no importa.
—¡Tu vocabulario!
—¿Estás segura de que no hay problema si lo ves hoy? —Dijo Eva poniéndose en cuclillas frente a ella. —Han pasado dos semanas, no lo has visto y no quiero que te sientas mal.
—No, para nada, eso no va a suceder. —Tomó su rostro. —Me importa mucho más estar contigo, que concentrarme en él. Eso ya pasó y no me interesa más.
—Vee... —Susurró. —Si te interesa, por eso estás bañada en corrector y base. —No pudo negarlo.
—En este momento solo necesito estar contigo, es tu día especial y ya, no hay otro problema que deba interesarnos. —Miró a las demás, buscando su aprobación; todas asintieron. —Además, te apuesto a que él está bien, es Roger Taylor. —Dudó en decir su nombre, a penas y podía pronunciarlo. —Él nunca se va a derrumbar por una mujer.

—¡Es que la amo!
—Tranquilo, amigo, respira.
—¡Ya necesito verla! ¡Quiero besarla!
—Debes pensar en otra cosa, Rogi.
—¡Quiero abrazarla fuerte, fuerte! ¡Necesito decirle cuánto la extraño! —Sollozaba contra la almohada. Ésta ya estaba empapada gracias a las abundantes lágrimas que esos ojos verdes derramaban.

Trágicamente, para los chicos había sido una costumbre y una nueva rutina que había nacido hace dos semanas; Roger lloraba cada ciertos ratos, y las pastillas ya no lo ayudaban en nada. Él necesitaba a Vee, no necesitaba pastillas.