Capitulo # 11

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Draco se quedó solo en su habitación al fin, se desvistió para tomar una ducha y mientras el agua caia cerró los ojos, a su mente llegó la imagen de una reina divina que, a pesar de los 17 años vividos se mantenía hermosa, con sus pecas salpicando su nariz repingada, sus rizos ahora domados sujetos esta vez en una coleta, suspiró imaginandola sin tanta ropa y su cabello suelto... ¡Definitivamente una diosa!!!

Salió del baño con apenas una corta toalla tapando sus partes nobles, su cabello rubio oscuro desordenado, con parsimonia secó su cuerpo y se vistió tan sólo con sus pantalones de pijama, estaba tan entretenido en sus pensamientos, que no notó la presencia de Stuart en su oficina, que estaba contigua a su habitación.

El elfo regresaba cada noche para limpiar la oficina, y ordenar el almacén de pociones tal y como le gustaba al padrino de su amo.

Mientras terminaba su cometido, una lechuza tocaba el vidrio de la oficina con el pico. Stuart le abrió y recibió la misiva que llevaba entre las patas, para luego salir por ahí mismo sin esperar respuesta.

El elfo tomó la misiva y se dirigió hacia la recámara de su amo, Draco no lo escuchó aparecerse, al girar para tomar sus almohadas brinco del susto... ¡Stuart, que susto! — exclamó.

— Lo siento, señor — aseveró el elfo no quise incomodarlo, pero le llegó este pergamino.

— Dejalo por favor sobre el velador — pidió el rubio — estoy cansado, lo leeré mañana. 

Stuart salió y Draco se acostó a dormir.

Blaise trataba de dormir, pero le era imposible, se volteaba de un lado al otro aún con los ojos cerrados, tanteaba con su mano, pero no hayaba a su pelirroja en ningún lado de la cama, frustrado abrió los ojos y susurró —  ¡lumus!

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Blaise trataba de dormir, pero le era imposible, se volteaba de un lado al otro aún con los ojos cerrados, tanteaba con su mano, pero no hayaba a su pelirroja en ningún lado de la cama, frustrado abrió los ojos y susurró —  ¡lumus!

Pudo comprobar que estaba solo, se levantó buscando a su mujer preocupado, al salir de la habitación vio que a lo lejos había una luz encendida en la cocina, se acercó tratando de no hacer ruido, para no asustarla.

— ¿Por qué no estas durmiendo? — preguntó Ginny sería a su marido — mañana tienes Junta de Accionistas en la empresa o pretendes que Theo se encargue de todo — recuerda que él se encarga de las acciones de Draco también, no seas inconsecuente.

Blaise la miró entre enojado y decepcionado — ¡perdón, señora Zabini, por preocuparme por usted! — refutó sentándose a su lado con los brazos cruzados.

Ginny notando la postura de su marido y su cara de pocos amigos suspiró cansada volteandose para mirarlo le dijo — ayer me llamó Draco porque Alexander esta atrasado en sus tareas y llega tarde a clases — así que lo castigue, sin salidas a Honesdale ni compras en Sortilegios Weasley — y antes de que preguntes amenace a George para que no lo dejara entrar en su local o se las vería conmigo.

— Bien — respondió Blaise seco, pero si ya resolviste todo ¿por qué no puedes dormir?

Ginny bajó la cabeza, se mordió el labio de abajo, para evitar llorar, respiró profundamente y dijo — Alex dice que todo lo hizo porque me extraña, que prefiero a las Arpias que a él — que Kassy no me reclama, porque mi madre le da toda su atención — Soy una pésima madre, Blaise y me siento terrible.

Su marido la cobijo en sus brazos y le besó la coronilla... No, no eres mala madre — dijo — solo que eres una mujer con ambiciones y deseos reprimidos — que trabajas mucho para que ellos no sufran de las falencias que tu tuviste en tu niñez. — Aunque ya te he dicho que no es necesario, con mi fortuna no necesitas trabajar.

— ¿Crees que es tiempo que me retiré? — cuestionó la pelirroja tímida — ya he jugado por 12 años y le he dado muchas victorias a las Arpias.

— Si, creo que si — aseveró Blaise seguro — creo que ya es tiempo que sumes victorias con nuestros hijos, y disfrutes de tus deberes como la señora Zabini

— ¡Bomboncito! — exclamó Ginebra haciendo un tierno puchero — tu mamá hace muy bien ese papel asistiendo a todas las reuniones con los sangre pura — además no me gusta lo pomposo y estrambotico, yo prefiero visitar a mis nuevas amigas, como Pansy y Daphne.

— Entonces haz eso — respondió su Bomboncito — crea un nuevo grupo con las esposas de nuestro círculo... Y puedes incorporar a Hermione, tu cuñada — Kassy me contó que esta muy deprimida desde su separación.

Ginny levantó su cabeza para mirar a su esposo, dibujando una tierna sonrisa en su rostro para luego besarlo, tanto ímpetu utilizó en el beso que ambos cayeron al piso.

Y en vez de quejarse se rieron a carcajadas ante la mirada asombrada de los elfos que, asustados por el fuerte ruido que ocasionó su caída, salieron de sus aposentos para ver que pasaba.








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