Han pasado 20 años desde que la vio por última vez, ahora como profesor de Pociones en Hogwarts, requiere la presencia de las representantes de 2 de sus estudiantes, por una falta que a pesar de no
considerarse tan grave para los jóvenes, requiere i...
— ¿Qué es esto? — preguntó el pelirrojo extrañado — al no recibir respuesta, abrió el folder y leyó las cláusulas confundido ya que no recordaba haberlos firmado.
... Clausula # 3: En lo referente a las visitas al colegio de los menores, Rose Jean Weasley Granger y Hugo George Weasley Granger. Su padre, Ron Weasley podrá visitarlos bajo consentimiento de su madre enviado al colegio con anticipación — Ron abría los ojos sorprendido al ver su firma dibujada allí junto al sello de la Notaria.
Hermione fastidiada le dijo — lo que faltaba ahora el sexo desenfrenado causa perdida de memoria.
— ¿Sangras por la herida, verdad Hermione? — se burló Ron — más sin ningún pudor la miró de pie a cabeza para luego replicarlo — estas más buena de cuando te deje, pero no te tocaría no te preocupes — yo soy feliz con Amanda, ella es todo lo que necesito.
— Viniste hablar de tus hijos o de tu amante, Ronald — refutó Hermione mirandolo desafiante — con respecto a la relación que tiene Rose con Scorpius no es asunto tuyo, pronto tendrá 17 años y ya no te podrás meter en su vida — por cierto lo que haga Minerva con el colegio no es mi problema, tuyo menos — no tienes calidad moral para insultar a nadie.
— Ahora defiendes al mortifago y a su hijo — se burló Ron fastidiado — ahora solo falta que te juntes con esas serpientes rastreras como lo hicieron los traidores de Harry, Luna y la tonta de mi hermana.
— No hables así Ronald — gritó Hermione poniendose en guardia y tocando su varita, quería petrificarlo — ellos son buenas personas ahora y son felices, respetan a sus parejas no como tú.
— Ahora yo soy el malo de la historia refutó Ron — solo porque busque mi felicidad en otros brazos, ya que tú nunca quisiste experimentar.
— ¿Experimentar? — cuestionó Hermione confundida — si te refieres a los trios con otras mujeres o al intercambio de parejas, para que tú satisfagas tu morbo mirándome tener sexo con otros hombres, pasó no me interesa — si yo fallé no fue mi culpa sino de mi maestro, que si mal no lo recuerdo eres tú — ahora te pido, no te exigo que te largues de mi casa.
— No te atrevas a bloquearme la chimenea, Herms — refutó Ron — tengo que venir a ver a mis hijos.
— Lo siento Ron — aseveró la castaña petulante — no quiero volverte a ver en mi casa — y no te preocupes por mis hijos los llevaré personalmente a la madriguera.
— A la madriguera no! — grito Ron — estas loca, quieres que mi madre me maté.
— Es lo menos que te mereces — refutó Hermione sería — y ahora largo de mi casa o no respondo de mi.
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Amanda Fletcher modelaba orgullosa por Londres Mágico en su uniforme de las Arrpias. Cuando fue interceptada por un grupo de niños que la acorralaron para pedirle autógrafos.
Esta emocionada aceptó complacida firmaba playeras y libretines de Quiditch. Al terminar levantó su barbilla altiva chocando con unos ojos grises, cuál tormenta que la miraba con autosuficencia
— Draco Malfoy — susurró Amanda esperando que se acercará a ella, pero se equivocó.
El rubio la vio pasar, pero ni se inmutó. A pesar de ser una mujer hermosa, a Draco no le gustaba enredarse con cualquiera. Y su corazón ya tenía dueña.