Eternal Flame

Capítulo # 42

Allí se quedaron dormitando un rato.

— Tengo que volver a casa — susurró Hermione — recuerda que Rose y Hugo están solos.

— Sí, mi amor lo sé — respondió Draco delineando con sus dedos el contorno de sus caderas... ¡Eres tan perfecta! ¡Me encantas!. El rubio se levantó de la cama y haciendo alarde de su fuerza la levantó en brazos y juntos entraron a la ducha para refrescarse.

La esencia de menta que emanaba del jabón de baño del rubio se llevó todo rastro del olor a sexo que tenían sus cuerpos.

Draco enjabono a conciencia a su mujer, acariciando sus pezones y su centro caliente que lo invitaba a repetir una vez más su posesión sobre ese bien contorneado cuerpo femenino que ahora era sólo suyo.

La pegó a la pared del baño, besándola ferozmente, Hermione enlazo sus piernas a las caderas del rubio para darle acceso. Draco introdujo su pene hasta la empeñadura dando estocadas profundas y fuertes, que los hacía jadear de placer, esta vez el órgasmo llegó a ellos al mismo tiempo. Luego de unos minutos Draco la bajó dejándola con las piernas temblorosas.

— Te amo, Hermione — susurró Draco satisfecho repartiendo pequeños besos en su boca y a lo largo de su mandíbula — nunca me cansaré de amarte, eres mi perdición.

La castaña aún jadeando de placer, sonrió ante los besos dados por su hombre, su hombre se escuchaba tan bien... Le había hecho el amor como nunca, sin embargo, solo recibió halagos, en ningún momento se quejó de su frigidez o timidez. Draco hacía que ella fuera otra, y eso le gustaba mucho.

Terminaron de bañarse, se vistieron, Draco la tomó de la cintura para aparecerse en la cocina de la casa de Hermione — listo mi amada, su humilde caballero la ha traído a su casa, sana y salva — aseveró con una sonrisa traviesa.

— Ahora su dama le dará un beso de agradecimiento — dijo Hermione acercándose a él para cumplir lo ofrecido. Draco se dejó hacer, pero luego se apartó con una sonrisa pícara — si seguimos en esa línea, te encerraría en la torre más alta de un castillo para amarte todo el día y no regresaríamos después de un tiempo.

Hermione le golpeó el brazo — ¡estás loco! — le dijo con una sonrisa.

— Loco por ti, mi castaña — rebatio Draco jalandola hacia él, le dio un beso voraz y antes de ceder a la tentación desapareció dejando a Hermione más enamorada que nunca.

La castaña subió a su habitación flotando en una nube rosada de felicidad, se sentía como una adolescente de 16 años que era correspondida por su eterno amor.

Rose dormitaba en su habitación, pero unos ruidos extraños provenientes de la habitación de su madre la despertaron sobresaltada. Tomó su varita y salió al pasillo, avanzó despacio y con cautela, tomó el pomo de la puerta y abrió despacio con varita en mano dispuesta para atacar —¡Rose, me asustaste! — exclamó Hermione con la toalla envuelta en su cuerpo húmedo.

— Mamá por poco y me matas del susto, tú a mi — fue el turno de Rose de reprocharle su actitud — no te parece que es un poco tarde — por lo que veo estuvo muy entretenida "la charla" con el profesor Malfoy — dijo Rose haciendo comillas.

Hermione sonrió nerviosa ante el comentario sugerente de su hija — si muy interesante y educativa — aseveró su madre — Bueno señorita creo que usted debería irse a dormir, mañana regresarán a Hogwarts.

— Gracias mamá — Rose agradeció — extraño mucho a Scorpius,  no creo que esté muy contento él solo en el colegio — mientras su padre y abuela pasan el fin de semana con sus amigos.

Draco regresará mañana temprano al colegio para pasar el día con su hijo. Así que usted señorita no se preocupe por nada.

— ¿Entonces el profesor Malfoy le contará la verdad de su naciente relación a Scorpius? — preguntó Rose confundida — cuando le dirán a Hugo sobre eso... Después — no creo que a mi hermano le guste ser el último en enterarse.

— No lo será, no te preocupes — refutó su madre, ya hablaría con Draco para llegar a un acuerdo sobre la información que le contarían a sus hijos varones, tenían que escoger bien las palabras, más que nada con el pequeño pelirrojo.