{38} EL FINAL

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Este NO es el último capítulo.

La semana pasada les dije que sí, pero en la edición, me di cuenta de que había cosas que no terminaban de gustarme, por lo que se alargó más de la cuenta y no me quedó más remedio que dividirlo en dos.

En cuanto pueda terminar y editar el siguiente capítulo, lo traeré (pero antes quiero asegurarme de que está perfecto y no traer algo que no me convence).

***

Los noticieros seguían repitiendo una y otra vez la muerte de Eric y Tom. El exterior de la residencia Medina estaba lleno de periodistas esperando a que alguno de los miembros de su familia diera alguna declaración.

Nadie sabía con certeza el paradero de Victoria, sin embargo, no se rendían y pasaban todo el día al lado de la reja de la entrada.

—He preparado té—explicó Julián—. Está asqueroso, seguramente. Porque jamás he tenido que hacerlo yo mismo.

Victoria asintió, y aceptó la taza que su padre le ofrecía. Estaba sentada en el sofá, cubierta con una manta. Ya ni siquiera recordaba cuánto llevaba en esa posición.

Notaba los ojos irritados y por más que trataba de frotarlos con el dorso de la mano, seguían escociendo cuando el dolor que sentía en el alma, provocaba que se cristalizaran de nuevo.

»¿Qué hago? ¿Qué hago para que estés mejor?—preguntó su padre, sentándose a su lado y  sintiendo una cruel impotencia al verla en ese estado.

Siempre había tratado de llevar a su hija por un camino seguro en el que nadie jamás, lograra hacerle daño. Tal vez fuera considerado por muchos, como el villano en la historia de Victoria, pero no le importaba con tal de impedir que la vida le asestara un golpe del que ella no pudiera huir.

—¿Puedes... abrazarme?—preguntó la rubia.

Durante esos días, todos en casa habían estado pendientes de ella. Era consciente de que Julián no había acudido a muchas reuniones de la empresa, que su madre había cancelado todos sus planes para quedarse a su lado y que la abuela, había dejado su habitación para dormir en el sillón que tenía al lado de la cama; pero por algún motivo, nada de eso importaba.

No había querido recibir visitas, porque jamás antes se había sentido tan vacía. De repente, la vida se volcaba encima de ella y la asfixiaba con su energía abrumadora. Era como si todo su alrededor fuera demasiado para soportarlo.

La imagen del cuerpo inerte del coronel no abandonaba su mente durante el día y era la fuente de sus pesadillas durante la noche.

¿Era necesaria la verdad? Había vivido arropada en una hermosa mentira durante meses, y ahora había chocado con la cruda y temible verdad. Una verdad brutal que no la acogía, que no la cuidaba, sino que la lanzaba al foso de los leones.

Dulce Mentira (+18) [Borrador] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora