—Dios, creía que estas fiestas solo existían en las películas—murmuró Gina agarrada del brazo de Victoria—. Me voy a desmayar.
—No te vas a desmayar, estás demasiado guapa para quedarte en el suelo inconsciente toda la noche—rio Rebeca mientras ponía el móvil en su oreja.
Mientras intentaban localizar a los chicos, Victoria se permitió observar todo aquello. Era una absoluta locura.
En el bosquecito que rodeaba el lago, había muchísimas personas hablando y bebiendo en vasos de plástico. Algunas camionetas estaban aparcadas con barriles de cerveza y la música a todo volumen.
Localizaron el bar por la cantidad de luces que lo rodeaban y aunque parecía un local bastante grande, estaba abarrotado de gente alrededor, así que Victoria supuso que dentro sería mucho peor.
La mayoría de las personas que estaban en ese lugar, eran desconocidos y eso que el pueblo no era tan grande, pero había toda una comunidad de gente de la que sus padres les alejaban.
El lago parecía tener aguas limpias y cristalinas, muchos se habían tirado ya al agua y permanecían allí aunque supuso, que estarían pasando frío.
No era una noche especialmente fresca, pero definitivamente, esa agua estaría fría a esas horas.
El nerviosismo la recorrió de arriba abajo.
Sus piernas temblaban y aunque Gina parecía agarrarse a ella como si confiara en que su equilibrio era mejor, en ese momento, no tenía muy claro quién aguantaba a quién.
—Mierda, ¿a quién se le ocurre ponerse tacones en este lugar?—gruñó Rebeca apoyando su mano en un árbol.
—A ti, solo a ti.
—¡Madre mía!—exclamó una voz conocida mientras se acercaba a ellas— Estáis... despampanantes.
Carlos llevaba solo un pantalón corto puesto y su torso desnudo estaba completamente expuesto. No era de extrañar, porque allí, la mayoría de los chicos iban sin camiseta y las chicas, llevaban el bañador y una falda o un pantalón corto.
—Gracias, Carlitos—respondió Beca estrujando sus mejillas—. ¿Dónde está el inútil de Tris? No responde...
—¿A quién llamas inútil, intento de pitufo?—cuestionó Tristán apareciendo a sus espaldas.
—¿Qué me has...?
Tristán sonrió mientras le tiraba de un mechón azul y repasaba a las chicas con la mirada fingiendo una expresión lasciva y lanzando un beso a cada una de ellas de forma cómica.
—Vamos, venid. Tenemos la camioneta justo allí—les dijo señalando un lugar cercando al bar y al lago—. Hemos llegado los primeros y hemos conseguido el mejor sitio. De nada.
Victoria puso los ojos en blanco mientras ayudaba a Beca a bajar por el bosquecillo con los tacones.
—Sube—murmuro Tris instándola a que subiera en su espalda.
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Dulce Mentira (+18) [Borrador] ©
RomansaKade aparece en la vida de Victoria dispuesto a derrumbar el mundo de mentiras en el que se encuentra atrapada. Pero a su alrededor, todos ocultan algo. Secretos terribles y oscuros que protegerán a toda costa. Al caer la primera mentira, todas las...